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Sobre la muerte y los moribundos.


Enviado por   •  18 de Mayo de 2016  •  Ensayo  •  2.210 Palabras (9 Páginas)  •  752 Visitas

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Sobre La Muerte y Los Moribundos

Vergara Meléndez Iván 361-2                                                                              

Hablar de la muerte en estos tiempos continua siendo un tema tabú el cual mucha gente no desea abordar, a través de los tiempos la perspectiva de la muerte a sufrido cambios y se puede decir que, el final de la vida es interpretado de diferentes maneras, en las diferentes culturas y en los diferentes estratos sociales. Para algunos grupos más cultivados en la muerte no se les es difícil abordar el desprendimiento de la vida, principalmente en culturas antiguas como el hinduismo o el budismo donde se considera un error pensar que la vida concluye con la muerte. En los países más desarrollados donde el estilo de vida es más hedonista, donde hay mayor placer, donde hay demasiadas comodidades y donde no se esta tan cerca de la tragedia y la catástrofe, la vida parece ser más bella, acogedora y se vuelve un aspecto tan preciado que se es difícil desprenderse de ella, “porque la vida es bella” y eso no es más que un cliché.  La vida se vuelve demasiado valiosa como para perderla y entonces surgen muchos miedos, terror a dejar de vivir, esto de una forma egocentrista intrínseca “El hombre empezó a aspirar a sobrevivir tanto en este mundo como en el más allá.” (Viqueira, n.d.).

 Hay creencias que proponen la existencia la vida en otro mundo después de la muerte, y esto   no es más que miedo a dejar de existir, si es que se se toma de manera literal, porque desde luego esto es una más profunda analogía ¿no? Es un miedo egoísta, e inconsciente que muchas veces hace de la vida un eterno y patológico pensar en la muerte que no deja afrontar ni la existencia ni el contundente final. Sobre la muerte y los moribundos es un experimento que desarrolla la psicología del moribundo, su importante participación y el dialogo; como una persona desahuciada puede convertirse en el gran maestro y darle al acompañante una experiencia mutuamente compensadora, nos enseña a no apartarnos de “Los muertos sin esperanza” (Kübler-Ross, 1975).

En el pasado existía un mayor índice de mortandad, la esperanza de vida no era alentadora existían diversos factores entre guerras, epidemias, ciencia médica que no estaba muy desarrollada, por lo tanto los decesos en especial del grupo etario infantil eran muy comunes, eran cotidianos. Actualmente los avances en la medicina han logrado aumentar la cantidad de años de vida y la calidad de estos, se ha reducido mucho la enfermedad que causaba tanta muerte, aunque por otro lado van en aumento las patologías geriátricas incapacitantes que causantes de más comorbilidades

Hay que mencionar que en nuestro inconsciente, no podemos distinguir entre un deseo y un hecho y esto por lo general genera un gran grado de angustia para aquel que no puede concebir la idea de que sus días están por terminar. Hoy en día, morir es más horrible porque se ha vuelto un proceso solitario, mecánico y deshumanizado, es también más difícil determinar el tiempo de vida de una persona que tiene destino específico. En general el tratamiento y las conductas al enfermo moribundo o en etapa terminal se han convertido en algoritmos, prácticas médicas estrictas y mecanizadas que hacen del morir un suceso deshumanizado.

Actualmente poco se puede hacer como ser humano para defenderse contra los avances tecnológicos enfocados en asesinar como armas de destrucción masiva o las fuerzas físicas de las invenciones de ser humano, lo cual nos orilla a defendernos de la muerte y el dolor con defensas psicológicas, defendernos con ideas e inventos y a como dé lugar lo que queremos es evadir la realidad de los riesgos que tomamos, no aceptar lo que somos, donde estamos y lo vulnerables que podemos ser. Los medios restan importancia a la guerra y eventos que se supone deberían concientizar acerca de la violencia y el odio, pero por el contrario se maneja eufemismos, estadísticas que solo mandan mensajes al inconsciente es decir uno nunca se da cuenta de lo que en verdad está pasando y tampoco se concibe la idea de la muerte, somos infantilmente seres omnipotentes e inmortales en nuestras fantasías.

Es interesante saber cuáles y como son los factores predisponentes para que una persona opte por resistirse hasta su último aliento a no aceptar la realidad de su condición, parece ser que son pocas personas las que pueden realizar esto, y cabe remarcar que probablemente también pueda ser un tipo de desenlace exitoso dice el libro. El paciente desahuciado y como en la mayoría de situaciones fuertes que cualquiera puede experimentar, pasa por un estado de negación y aislamiento, se niega a aceptar su condición y se aísla verbal, psicológica, comportamental, físicamente y espiritualmente; que en la mayoría de los casos pasa a la aceptación. Quedan algunas interrogantes por ejemplo: ¿En que beneficia al paciente salir de este status quo? ¿Es en realidad es necesario salir de este impase a tales alturas? ¿El benefició es solo para los cuidadores, equipo y familiares?

Cuando no se logra a través de la negación y el aislamiento evadir la realidad de las cosas, entra un darse cuenta de la situación y generalmente la respuesta más común es la ira, ya no se logró sostener el autoengaño entonces se comienza a buscar culpables la inconformidad y el anhelo serán proyectados en todas partes y el cólera del paciente moribundo será distribuido en todas direcciones generalmente de manera irracional y exagerada; es una situación difícil y desgastante para todo los que lo rodean y si esta agresión se llegara a tomar personal agravara más el ambiente donde se está. Las intervenciones ideales de apoyo al paciente son prestarle atención y dedicarle tiempo, pronto este reaccionara cambiando du actitud y se sentirá apreciado y valioso, un ser humano que funciona lo mejor posible.

Es una fase poco conocida utilizada que generalmente todo mundo las utiliza, no únicamente los niños, es desde luego utilizada por el paciente como método de persuasión para adquirir un benefició o alguna cortesía, este pacto es derivado de un deseo del paciente por adquirir un benefició generalmente algo que no se le debería permitir hacer, aliviar su dolor, o algo que le traiga un poco de satisfacción. Junto con el pacto viene una promesa que generalmente es no volver a pedir otro favor y casualmente esto vuelve a suceder, nada malo en eso pero sucede que cuando el paciente no puede saldar su promesa, siente culpa, y la mayoría de veces se la guarda lo que genera la necesidad de más pactos. Es importante la diversidad del equipo de cuidado ya que en el libro dice que por lo general el que se enteraba de la insatisfacción del paciente que puede tener deseos hostiles inconscientes por no cumplir la promesa era el capellán. La mayoría de pactos se hacen con Dios y generalmente se guardan en secreto o se mencionan entre líneas o en el despacho de un sacerdote.

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