TEORÍA DE LA RECEPCIÓN
Enviado por leylyramoscabeza • 8 de Abril de 2014 • 7.171 Palabras (29 Páginas) • 515 Visitas
Teoría de la recepción.
Fundamentos teóricos y metodológicos
In Hermenéutica, Literatura, Teoría de la recepción, Tesis on 23 agosto 2009 at 6:51 PM
Durante los últimos cuarenta años se han publicados numerosos trabajos sobre la recepción,[1] y a pesar de este manifiesto interés siguen vigentes un conjunto de problemas que es necesario revisar con el objetivo de conocer el estado actual de la investigación y sus avances. En este momento, aún no se aclaran del todo los fundamentos teóricos y metodológicos de la teoría de la recepción;[2] por lo tanto, es pertinente dar cuenta de ellos, e incursionar en los aspectos todavía no resueltos. Algunos intelectuales como Uwe Hohendahl (1987), Peter Bürger (1987) y el propio Hans Robert Jauss (1993a) han teorizado sobre sus principales problemas y tesis, de los cuales nos ocuparemos en el presente trabajo. A partir de esto, se podrán formular futuras investigaciones destinadas a resolver algunos de los problemas fundamentales. Para dar mayor claridad a la exposición, se enumerarán cada uno de éstos y se analizarán de acuerdo con las posturas presentadas por los diferentes teóricos.
1. Un primer problema que salta a la vista consiste en que la estética de la recepción no es actualmente ni una disciplina ni un método, sino un cúmulo de teorías y enfoques distintos que tienen en común el ocuparse de la recepción y el efecto de la literatura. A causa de este problema, algunos de estos estudios se han enfocado a la aplicación de algún concepto,[3]de los muchos que se crearon con fines de llevar a cabo aplicaciones analíticas del fenómeno. Dentro de este tipo de trabajos podemos citar “El lector en Rayuela” de Anthony Percival (1993) que alude al tipo de lector de la obra estudiada.[4] Otros trabajos versan sobre la recepción a manera de inventario, por ejemplo,“Inventario de la recepción de la literatura latinoamericana en los países del habla alemana” de Dieter Reichardt (1993); muchos más se ocupan del debate sobre la importancia de la recepción, o bien sobre el viraje que debe darse a la historia de la literatura.[5]
Observamos al mismo tiempo que los estudios sobre recepción tienen puntos de partida muy divergentes, que van desde la semiótica, como en el caso de la teoría de Umberto Eco sobre la obra abierta,[6] los de comunicación y sociología como los de Hans Ulrich Gumbrecht, [7] los de marxistas como el de Bernhard Zimmermann,[8] entre otros; cada uno de éstos tiene sus propios objetivos y no siempre se han dirigido a la recepción literaria. No obstante, el debate científico sobre la función del lector, aspecto central de la teoría receptiva, se ha desarrollado de manera importante a partir de los años sesenta. Hans Robert Jauss (1993b) nos habla de un cambio de paradigma en la ciencia literaria[9] a causa de la insuficiencia del método formalista de análisis dela obra, y de una renuncia a ocuparse de las condiciones sociales o de la negación de los aspectos extraestéticos.[10]
La actual ciencia literaria rechaza la metodología histórica en el sentido de la recapitulación de datos, los análisis exhaustivos de los textos, las interpretaciones en sentido unilateral, y propone una ciencia hermenéutica que ayude a una comprensión profunda de la obra tomando en cuenta el contexto social y las condiciones particulares de la recepción. La interpretación como nuevo paradigma sobrepasa a la literatura, ya que los mismos o parecidos problemas se observan en la filosofía, en la educación, en la comunicación, en la psicología, y conllevan las ventajas y desventajas de ser teorías recientes: un alto grado de innovación por un lado y falta de métodos y resultados seguros por otro. [11]
2. Otro de los problemas a los que se enfrenta el conjunto de estudios dedicados a la recepción lo constituye el hecho de que el receptor se ha considerado tradicionalmente dentro de la denominada sociología empírica del arte. Así, teóricos como Alphons Silberman han señalado “… la obra de arte es hecho social sólo en la medida en que tiene efecto, restringiendo la noción de efecto a lo que se puede determinar con procedimientos cuantitativos de análisis empírico” (Bürger, 1987: 178). Notemos que esta aseveración tiene como base el pensamiento de marxistas, tales como Theodor Adorno y Max Horkheimer, para quienes el arte es producto de una industria, la industria de la cultura. Desde este punto de vista, el comportamiento del receptor es pensado según el modelo del consumidor, suponiendo que éste elige mercancías, en este caso de arte.En sentido mencionado, cuantificar los efectos a favor de la objetividad científica presenta para la nueva teoría uno de sus problemas fundamentales en cuanto a la exclusión de los juicios valorativos, pues éstos se producen en el ámbito de la recepción y es muy difícil medir los efectos generados en los receptores. Las formas cuantitativas de medir el impacto de mensajes, generalmente han sido de utilidad para la publicidad y la propaganda, con el propósito de incidir de forma eficaz en la dirección de los mensajes de la industria cultural con fines de venta. Para la medición de juicios de valor en obras literarias estos métodos han presentado limitaciones, a causa de la subjetividad inherente a los mismos; no obstante, se han llevado a cabo algunos intentos.En los estudios de la relación recepción y valoración con el fin de investigar los aspectos tanto internos como externos de los juicios estéticos participan algunos autores como Peter Conrady, Norbert Groeben, Hans Leuschner, Bernhard Zimmermann, Eberhard Frey, Egon Schwarz. Este último clasifica al público lector en grupos de gusto, a fin de explicar los valores de acuerdo con sus condiciones sociales de producción; en otras palabras, trata de observar las relaciones entre cambios literarios y sociohistóricos. De acuerdo con el autor, esta relación se observa en el lector [tipo y grupo] como categoría mediadora entre literatura y sociedad.Por otra parte, Hans Leuschner proyecta un modelo de teoría de la comunicación que describe los procesos de valorativos dentro de un sistema de normas estéticas. Eberhard Frey, con la misma pretensión, busca una concepción objetiva de estos juicios literarios a través de la lingüística, a fin de obtener una correlación de estadísticas textuales y estadísticas de recepción, mediante las cuales se aclare los efectos producidos en determinados grupos de lectores, por ejemplo, los elementos de forma que los producen. La recepción así entendida ya no se basa en apreciaciones intuitivas del crítico e intérprete, sino que se propone hacer objetivas las normas estético – literarias según rasgos de grupo, por ejemplo, nivel de formación, profesión, sexo, posición social (Hohendahl, 1987: 34).La postura fenomenológica
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