TRANSITANDO LA ESCUELA EN TIEMPOS DE PANDEMIA

TRANSITANDO LA ESCUELA EN TIEMPOS DE PANDEMIA.

Comparto con ustedes mi reflexión acerca de todo lo que hemos construido hasta el momento teniendo en cuenta la bibliografía sugerida, sin detenerme puntualmente en cada interrogante formulado.

Nos ha tocado transitar esta primera etapa de una manera muy particular. Si bien, en el acto pedagógico el aprendizaje siempre es mutuo, esta vez, el desafío fue aún más complejo.

En este proceso, matizado por el caos y la incertidumbre, hemos tenido que afrontar la responsabilidad de poner en marcha nuevas formas de relacionarnos, no solo entre pares, sino también con el conocimiento y aquí es preciso aceptar  que, en un principio, cada uno fue adaptándolo a la medida de sus posibilidades.

La nueva organización escolar, nos exigía afrontar el desafío de pensar y repensar la triada didáctica (relación pedagógica que se establece entre estudiante-docente-contenido) en función de un nuevo y repentino contexto, lo que implicaba establecer y analizar nuevas “reglas” aunque no es la palabra que lo defina.

Estas nuevas “reglas” versaron en un eterno intento por buscar la coherencia entre lo que pensamos, lo que decimos y lo que hacemos, lo cual, estuvo atravesado permanentemente por las vivencias particulares de cada estudiante, y de cada docente, lo quiere decir que, a la vez también, implicó pensarnos como sujetos, como seres humanos, como parte de una sociedad y una cultura que de alguna forma nos determinan.

En este caso, caemos en la cuenta que, la práctica y la construcción del conocimiento es un proceso tanto subjetivo como social y aquí reside la complejidad de analizar la educación en tiempos de pandemia.

Pensar y analizar respuestas a todos los interrogantes que surgen ante la teoría propuesta en la “capacitación”, supone ver a  un “docente superpoderoso”, que todo lo sabe y todo lo puede, un docente que tiene respuestas, pero que dista mucho de la realidad que transita.

Estamos ante un docente que solo tiene preguntas, que vive en la incertidumbre, que, en muchos casos, no cuenta con las herramientas y los materiales necesarios para llevar adelante un sistema virtual de enseñanza, y peor aún, no cuenta con la capacitación suficiente. Un docente cuyo salario no cubre las necesidades básicas y que esta nueva modalidad le exige trabajar el doble (o el triple) de lo que trabajaba antes y ni hablemos si es un reemplazante.

A este mismo docente le proponen reflexionar sobre cómo será la vuelta a clases a partir de una bibliografía muy bonita del aprendizaje y la evaluación, que plantea cuestiones como "la cognición se realiza en actividades desarrolladas en contacto con otras personas", pero debe estudiarse un protocolo que determina que la vuelta a clases será en formato de "burbuja", con un distanciamiento de dos metros y evitar el contacto físico de todo tipo.

Por lo tanto estamos ante un docente desmotivado, al que le han pedido que salga a la cancha y haga lo que pueda con lo que tenga.  Un docente que se siente frustrado por haber agotado todas las alternativas posibles de trabajo y más de una vez no conseguir respuestas por parte de sus estudiantes.

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