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Temor A La Mujer


Enviado por   •  17 de Abril de 2014  •  1.986 Palabras (8 Páginas)  •  200 Visitas

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Miedo a la mujer

Una visión literaria de la antigua Grecia

Diana Marcela Inagán Florez

La antigua Grecia ha sido la cuna de los pensamientos, ciencias y artes que aún hoy son la base de nuestra cultura y desarrollo, tal es el caso de la literatura de occidente que tiene su punto de partida en los poemas y el teatro griegos. En ellas el tema predominante es la relación hombres-dioses, y cómo estos últimos influían en la vida de los seres mortales; junto a este, hay un tema que si bien no es tan claro es lo bastante recurrente para no pasar desapercibido: la mujer vista como a un ser que hay que temer. Puede ser bella o fea el resultado es el mismo, feminidad igual a peligro. Pero, ¿Qué fue lo que el hombre griego vio en la mujer para temerle y como lo muestra la literatura?

En el mundo antiguo el mito y la literatura clásica eran temas indisociables . Siendo así empecemos por el “principio”: La creación de la mujer.

Zeus padre de los dioses, crea a Pandora, la primera mujer, para castigar a los hombres por haber recibido el fuego de manos de Prometeo:

“…te regocijas tras robarme el fuego y engañar mi mente, gran pena habrá para ti mismo y para los hombres venideros. A éstos en lugar del fuego les daré un mal con el que todos se regocijen en su corazón al acariciar su mal”.

Dicho de otra forma Zeus creó a Pandora como una trampa para desatar los males entre los hombres. Además, la moldea con belleza, voluble, intrigante y curiosa:

“…ordenó a Hefesto mezclar la tierra con el agua, infundir voz y fuerza humana y asemejar su rostro a las diosas inmortales (…) luego dio ordenes a Atenea para que le enseñase sus obras, a tejer la tela trabajado con arte y a la dorada Afrodita para que derramase en torno a su cabeza encanto, irresistible sensualidad y caricias devoradoras (…) a Hermes mensajero Argifonte, le ordenó infundir cínica inteligencia y carácter voluble (…) el mensajero tejió en su pecho mentiras, palabras seductoras y voluble carácter por voluntad del resonante Zeus.”

Y por si esto fuera poco, a Pandora se le entregó un jarrón que contenía todos los males, jarro que al ser abierto (por la curiosidad de Pandora) desató penosas preocupaciones a los hombres. Pandora es el primer ser que carga consigo la bendición y maldición de los dioses; su creación, así como los dones que le fueron dados, permite identificar como ha sido imaginada la mujer y como es considerada causante de peligros.

El universo femenino a diferencia del masculino hace a menudo uso del paralenguaje , en la antigüedad las mujeres tenían que recurrir a expresiones distintas al “logos” reservado solo para los hombres, de esta manera, surgen entre otras, dos formas de expresión típicas femeninas: el silencio y el enigma, siendo esta última una de las causas de temor más argumentadas a través de la literatura clásica. Para Aristóteles: “la esencia del enigma consiste en unir diciendo cosas reales, términos irreconciliables”. Por tanto el enigma no pretende comunicar sino sugerir, y, volviendo un poco la narración de la creación de Pandora, la mujer, hablará con mentiras que serán seductoras y por eso, el miedo ante la palabra femenina toma vida en seres como la esfinge y las sirenas, que poseían como arma, el uso de lenguajes enigmáticos.

Existen dos versiones relacionadas con la esfinge, una es de una cruel violadora de jóvenes; y, la que ha permanecido en occidente gracias a Edipo Rey. En esta obra Sófocles la describe como “una alada doncella” . La esfinge formulaba una pregunta a todo caminante y, quienes erraran en responder, eran devorados por ella.

Por otra parte están las sirenas, en uno de los episodios de La Odisea, Circe advierte a Ulises:

"Llegarás primero a las sirenas, que encantan a cuantos hombres salen a su encuentro. Aquel que imprudentemente se acerca a ellas y oye su voz, ya no vuelve a ver a su esposa ni a sus hijos"

Aunque las sirenas, no pronunciaban ningún enigma, su encantamiento residía en su voz, llevando a los hombres a la perdición.

Es evidente que la caracterización de estos seres mitad bestias, mitad mujeres, coinciden en el poder de su palabra seductora e indescifrable, conduciendo a los hombres a su propio fin y, que sin embargo, reflejan la fascinación de las pasiones que ejercen las mujeres.

Una de las tradiciones más conservadas en torno a la mujer es la castidad. En el legado de la antigüedad, se define a las mujeres como respetables o perdidas de acuerdo a las relaciones sexuales que mantuvieran con los hombres, por tanto, mientras no estuvieran casadas debían mantenerse castas, así mismo los hombres han hecho presente su prejuicio por las mujeres que usaban su atractivo sexual . “La mujer que utilizaba su sensualidad para influir sobre los hombres era catalogada como prostituta sin importar su status social

Este temor a la iniciativa femenina y a la sexualidad, referencia el miedo a la mujer devoradora, particularmente durante el acto sexual. Así, hacen su aparición las empusas, monstruos que se alimentaban de carne humana y acosaban a los hombres a quienes se les aparecían en forma de voluptuosas mujeres, “una vez saciaban sus deseos de ellos, les succionaban la sangre hasta dejarlos sin vida” . En la Novia de Corintio uno de los episodios de la vida de Apolonio de Tiana de Filóstrato, la describe como: “un ser que utilizaba la pasión y el amor para devorar la carne de los seres humanos atrayendo a sus presas con sus caricias” al final de la obra, la misma Empusa acepta que su placer y oficio es atrapar a jóvenes ardientes e ingenuos, para después de agotarlos sexualmente, beber su sangre y devorarlos. Ésta idea de mujeres fatales

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