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Tendencias Electorales


Enviado por   •  27 de Agosto de 2012  •  1.617 Palabras (7 Páginas)  •  394 Visitas

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1. Tendencias electorales.

2012 se inscribe en la larga trayectoria de transformaciones del proceso electoral en México. Hasta 1982 las elecciones presidenciales transcurrieron con moderados altibajos del voto por el Partido Revolucionario Institucional, cuyo principal contendiente era la tasa de abstención. Las elecciones de 1988 marcan un quiebre en esa pauta; en esa ocasión el candidato presidencial del PRI tuvo que sortear diversos problemas políticos y cargar con los costos políticos de la década perdida, así que con dificultades pudo confrontar la marejada electoral opositora levantada por un contrincante recién separado de sus filas. En las elecciones de 1994, las cosas parecían volver a su antiguo cauce y el candidato presidencial del PRI pudo ganar la elección, gracias a una campaña y a la extraña ausencia del candidato panista en las semanas de cierre de campaña. En la elección presidencial de 2000, el principal eje de la campaña se planteó en términos de un sí o un no a la continuidad del PRI en la Presidencia de la República y las preferencias del electorado básicamente se ordenaron en función de ese eje; el resultado, ampliamente conocido, fue la derrota del candidato presidencial priista, pero dicho partido conservó más de la mitad de las gubernaturas del país y una importante presencia en el poder legislativo federal.

La paulatina recuperación electoral del PRI a lo largo del periodo 2000-2004 abrió entre sus actores internos expectativas de triunfo en las elecciones presidenciales de 2006, pero sin que sus métodos de selección de su candidato presidencial gozarán de la legitimidad interna suficiente como para que sus resultados fuesen aceptados por los dos principales grupos de gobernadores que se disputaban la candidatura presidencial; en consecuencia el conflicto interno del PRI fue tan severo durante 2005 que prácticamente quedó auto-eliminado desde ese año de la pelea por la Presidencia. Así las cosas, en 2006, los dos principales contrincantes fueron los candidatos del PRD y del PAN, elección cuyo diferencial de victoria fue sumamente estrecho y suscitó dudas respecto a su confiabilidad en algunos sectores.

Desde 1988 las preferencias partidarias manifestadas por los electores han presentado un margen de inestabilidad y eso se refleja en cambiantes resultados de una elección a otra; específicamente, en el caso de los comicios presidenciales, las variaciones en los votos obtenidos se explican en parte por las cambiantes alianzas electorales (sea bajo la forma de coalición o la de candidatura común) que se pactan entre los partidos. En el Cuadro 1, se encuentran reunidos los resultados de las elecciones de diputados federales de mayoría relativa de 1997 a 2009.

En la elección federal intermedia de 2009, el PRI logró un importante repunte en su posición electoral. De ser la tercera fuerza nacional en 2006, pasó a ser la primera en 2009 con una ventaja de diez puntos porcentuales por encima del PAN. En contrapartida, el PRD registró un fuerte retroceso de 17 puntos que lo hizo retroceder a un lejano tercer lugar, mientras que los partidos menores en conjunto lograron un importante incremento de nueve puntos. A partir de los datos de la elección de diputados federales de 2009 podemos explorar algunas de las posibles coaliciones que podrían presentarse en 2012. Este ejercicio, más que una intención predictiva lo que busca es mostrar la importancia de las alianzas y del papel que desempeñan los partidos menores.

Estas coaliciones no se forjan sobre una base programática, sino que son sumamente pragmáticas y se inscriben en un cálculo de poder. Por el contrario, en el sistema presidencial mexicano, a pesar de su carácter mixto, el sistema de mayoría relativa tiene más peso que el de representación proporcional, la elección presidencial es directa y el candidato presidencial ganador “se lleva todo”, es decir, forma su gabinete de gobierno sin tener que negociar con los otros partidos; por lo mismo, se aproxima mucho más a un juego de todo o nada y la negociación de incentivos entre los partidos aliados sólo es por posiciones, escaños o prebendas, pero no se trata propiamente de un compromiso en torno a la conformación del gabinete de gobierno y mucho menos programática.

Desde esta perspectiva, la eventual alianza entre el PAN y PRD y su potencial cohorte de partidos menores sería una alianza táctica, de oportunidad coyuntural, oportunista, cuyo único objetivo sería reunir fuerzas para poder eliminar al PRI del reparto de los incentivos, a pesar de las profundas diferencias estratégicas que separan los planteamientos programáticos de ambas organizaciones partidarias; es una alianza por el poder puro y llano, sin un programa de gobierno realmente compartido. Esta característica condujo, durante 2010, al PRD y al PAN a concluir alianzas en la elección de gobernador en Oaxaca, Puebla, Sinaloa, Durango e Hidalgo. Lo que importa es que no se puede descartar que esta modalidad en la que el PAN y el PRD concluyan una alianza para impedir que el PRI triunfe en la elección presidencial sea uno de los posibles escenarios de 2012.

Sobre la base de las

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