¿Todos podemos ser emprendedores?

¿Todos podemos ser emprendedores? La respuesta es... ¡Sí!

En nuestras oficina somos profesionales, no hablamos ni pensamos en difícil, y obtenemos resultados, y por eso nuestros clientes ganan dinero con nosotros. ¿De dónde viene esa tendencia a hacerlo todo difícil e intrincado, a hacerse el inteligente, contra la que siempre nos toca luchar? No lo se, pero sí se que es una práctica profesional muy dañina y viciosa, fomentada por los que medran de ella. Un caso típico es el “emprendimiento y la innovación” como conceptos. Aparecieron “gurúes”, se armaron organizaciones, se dictaron cursos y conferencias, se otorgan premios, se crean blogs al respecto, hasta se crearon “cunas o semilleros de empresas” dándole un matiz de descubrimiento “nuevo y revolucionario” a algo que ya se describió en 1985 con todas sus implicancias. La innovación no sale del aire, ni del genio; es un proceso sistémico y disciplinado, como reorganizar una fábrica. Es decir, todos podemos ser empresarios y crear empresas. ¡Volvamos a las raíces!

En 1985, en la revista Harvard Business Review, en su número 63, No 3, el verdadero gurú de la administración (Peter F. Drucker) escribió todo lo que se ha escrito en forma válida sobre el emprendimiento y la innovación. Todo lo posterior agregado a sus palabras, es paja, pura paja. Como muchos de Uds. no podrán acceder al original de esa revista, o no encontrarán el artículo reproducido, les regalo un resumen del mismo. Les sugiero que lo lean, analicen, y apliquen en su vida diaria:

“El concepto de emprendimiento no tiene nada que ver ni con la empresa ni su tamaño o su experiencia, tiene que ver con una actividad sistémica llevada a cabo en forma disciplinada y responsable. En el fondo, lo que crea y sustenta al emprendedorismo es el concepto de innovación, definido por Drucker como “el esfuerzo de crear un cambio deliberado, concentrado en el potencial económico o social de una empresa”.

¿Dónde se encuentran las oportunidades de ser emprendedor, es decir, de crear y aplicar innovación? Dentro de la empresa encontramos 4 oportunidades: sucesos inesperados, incongruencias, necesidades del proceso, cambios en la industria y en el mercado. Y fuera de la empresa encontramos otras 3 oportunidades: cambios demográficos, cambios en la percepción, nuevo conocimiento.

Sucesos inesperados. Pueden ser éxitos o fracasos, ambos inesperados. IBM diseñó su primera calculadora para los bancos, pero éstos no la compraron; entonces apareció inesperadamente la Biblioteca Pública de Nueva York, con una demanda parecida, y con un pequeño rediseño IBM se encumbró a lo que llegó a ser. Hay que saber analizar los éxitos y los fracasos y sacar conclusiones innovadoras de ellos.

Las incongruencias. Toda actividad económica tiene aspectos inexplicables, incongruentes. Un mercado en expansión con ganancias declinantes es una incongruencia, que puede llevarnos a diseñar negocios que se adapten a ellas: las miniacerías, por ejemplo.

Las necesidades del proceso. Todo proceso genera procesos conexos que pueden crear o adaptar soluciones a otras necesidades, como los medios de comunicación masivos provenientes de las linotipias, y el consiguiente desarrollo de la publicidad.

Los cambios en la industria y en el mercado. Aquí vale la pena citar al Maestro: “Cuando una industria crece rápidamente la cifra crítica parece estar próxima al 40% de crecimiento en 10 años o menos- cambia su estructura. Las compañías establecidas se concentran en defender lo que ya tienen y suelen evitar el contraataque cuando un recién llegado las desafía”. Es cuestión de analizar a la Coca Cola para detectar los puntos en los que se podría ser innovador y crear un nicho de mercado.

Los cambios demográficos. El análisis cuidadoso

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