Toxicidad Del Mercurio

Toxicidad del mercurio

Desde que comenzó a utilizarse el mercurio se ha cuestionado sus posibles efectos adversos; a veces se ha planteado que la toxicidad mercurial por restauraciones dentales es la causa de algunas enfermedades no diagnósticas, y que pudiera existir un peligro real entre el dentista y el asistente. El mercurio penetra desde la restauración hasta el interior de la estructura dentaria. Un estudio de la dentina que se halla debajo de las restauraciones de amalgama revela la presencia de mercurio, lo que puede explicar el cambio de color del diente. El uso de mercurio radiactivo en una amalgama de plata puede llegar a la pulpa.

Durante la masticación se liberan pequeñas cantidades de mercurio. Pero es muy poco probable que ocurran reacciones toxicas en el paciente provocadas por vestigios de mercurio. El contacto del paciente con los vapores del mercurio durante la inserción de la restauración es demasiado breve y el volumen de los vapores demasiado pequeño para que sean dañinos.

Los dentistas y auxiliares están expuestos diariamente al peligro de intoxicación por mercurio. El metal líquido puede absorberse por la piel o por la boca, pero el principal peligro para el personal odontológico proviene de la inhalación. Se considera que el nivel máximo de exposición profesional que no sea peligroso es de 50µg de mercurio/m3 de aire, siendo un valor al promediar exposiciones instantáneas de un día de trabajo estándar. El vapor de mercurio no tiene olor, color, ni sabor, por lo tanto es difícil descubrir su presencia por medios simples a niveles cercanos a los de exposición segura máxima.

Como el mercurio líquido es 14 veces más denso que el agua, en términos de volumen una pequeña salpicadura puede ser importante. Una gota del tamaño de cuentagotas para colorio contiene mercurio suficiente para saturar el aire en una unidad quirúrgica de tamaño normal.

La unidad debe estar bien ventilada. Todo el excedente de mercurio, incluido los desperdicios, capsulas desechables y la amalgama eliminada durante la condensación, debe recogerse y ser almacenado en recipientes perfectamente sellados. Estos no deben incinerarse ni ser sometidos a esterilización con calor. Si el mercurio se derrama debe limpiarse lo antes posible. Si el mercurio llega hacer contacto con la piel, esta debe lavarse con agua y jabón.

El amalgamador mecánico debe tener una tapa que se ajuste exactamente evitando cualquier filtración de mercurio. No se recomienda usar condensador de amalgama ultrasónico ya que durante la condensación se producen salpicaduras con pequeñas gotas de mercurio. Se debe hacer una revisión periódica de los niveles reales de exposición una vez al año. Como el mercurio se amalgama o se une muy rápidamente a los metales preciosos, en especial al oro se recomienda quitar relojes, anillos, brazaletes y otros objetos antes de manejar el mercurio o amalgama dental.

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