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UNA APROXIMACION CRITICA AL PROBLEMA AMBIENTAL EN EL MUNDO, VINCULADO AL SISTEMA ECONOMICO CAPITALISTA-NEOLIBERAL COMO GENERADOR DE LA CRISIS SOCIO AMBIENTAL MUNDIAL ABORDAJE DE LOS INSTRUMENTOS JURIDICOS INTERNACIONALES


Enviado por   •  9 de Noviembre de 2013  •  2.312 Palabras (10 Páginas)  •  2.184 Visitas

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Las ciudades se han transformado en espacios de vida que consumen, transforman y generan residuos en la conversión de procesos de producción. Tiene un impacto sobre el medio natural (acción consumidora-transformadora de recursos), cambios ambientales que generan una forma relacional de asentamiento de los grupos humanos con el medio, cuya primera y más inmediata fase es la modificación de los patrones de producción agrícola. La demanda de mayor cantidad de output alimentarios para una población en crecimiento sirvió de palanca de cambio para un programa de Agricultura científica cuya mayor y última expresión en la revolución biotecnológica. Este impacto de la ciudad sobre el medio natural tuvo una vertiente que comprendió la transformación y puesta al servicio de los intereses agrícolas y de la población urbana, de los cursos de agua para abastecer tanto el uso humano/industrial/urbano como el incrementado uso de este recurso devenido de la nueva forma de agricultura. Es obvio que la civilización industrial capitalista, ha implementado un modelo de producción basado en el uso masivo y extensivo de combustibles fósiles-no renovables que es sustentado desde un modo de vida crecientemente urbanizado. Cabe revertir el pensamiento. La civilización industrial es el resultado, adaptativo, de las sociedades urbanas a un fenómeno histórico de escasez en el abastecimiento de recursos que buscó la optimización energética de nuevas recursos disponibles. Frente al dominio de las economías energéticas de base orgánica, imperantes hasta la llegada de los recursos no renovables, la aparición del ciclo energético del carbón y del petróleo más tarde, fue un imperante vital ante los requerimientos energéticos de una propuesta civilizatoria –la industrial/capitalista- que atendió a una población en expansión cuantitativa y cualitativa que transformó sus pautas de consumo.

En este sentido, el mundo natural ha tenido un papel importante en el proceso de urbanización del mundo contemporáneo. Aunque siempre hayan existido pautas de poblamiento urbano, su espacio de apropiación e influencia estaba circunscrito a un radio de acción limitado-local. En este sentido el impacto de la naturaleza en la historia urbana tenía una dimensión pasiva. La naturaleza era una parte integrante de la forma sustentable de vida de los grupos humanos en ámbitos urbanos. Pero hay otra parte de la historia. La vocación humana por apropiar y transformar sus espacios de vida implica una “construcción antrópica” del medio (legitimada desde los cambios promovidos por el pensamiento ilustrado). Esta acción humana tiene como resultado introducir una pauta de incidencias y una dinámica de “disturbios” que conducen a un incremento de problemas sanitarios, ambientales y de catástrofes que revierten en los estándares de bienestar humano en el mundo urbano.

Vinculado a los dos elementos anteriores, la historia ambiental tuerce necesariamente hacia el estudio de la repuesta social a los cambios ambientales. Esta historia “socio ambiental” es una historia de la percepción, de la ideología, de la ética relacional de las sociedades humanas con su medio. Este enfoque ha tendido a diseñar una agenda en el estudio del sistema de mercado capitalista, las dinámicas institucional-gubernamental, políticas ambientales- tecnológicas e interacción entre medioambiente natural y cultural .

El capitalismo es una relación profundamente desigual y el gran desarrollo productivo y la capacidad de consumo se concentran en los países centrales (Estados Unidos, la Unión Europea y Japón), donde se producen también millones de toneladas de desperdicios. No otra cosa son los automóviles, teléfonos, televisores, neveras, pilas… que, rápidamente inservibles, van a parar a la basura... y a los países pobres considerados receptáculo de las deyecciones que origina el consumo desenfrenado de los opulentos del Norte. Según el ecologista Barry Commoner, el planeta está dividido en dos: El hemisferio norte contiene la mayor parte de la moderna tecnosfera, sus fábricas, plantas de energía eléctrica, vehículos automóviles y plantas petroquímicas y la riqueza que la misma genera.

Una de las consecuencias más trágicas del cambio climático es que algunas naciones y territorios están condenadas a desaparecer por la elevación del nivel del mar.

Todo empezó con la revolución industrial de 1750 que dio inicio al sistema capitalista. En dos siglos y medio, los países llamados “desarrollados” han consumido gran parte de los combustibles fósiles creados en cinco millones de siglos.

La competencia y la sed de ganancia sin límites del sistema capitalista están destrozando el planeta. Para el capitalismo no somos seres humanos sino consumidores. Para el capitalismo no existe la madre tierra sino las materias primas. El capitalismo es la fuente de las asimetrías y desequilibrios en el mundo. Genera lujo, ostentación y derroche para unos pocos mientras millones mueren de hambre en el mundo. En manos del capitalismo todo se convierte en mercancía: el agua, la tierra, el genoma humano, las culturas ancestrales, la justicia, la ética, la muerte… la vida misma. Todo, absolutamente todo, se vende y se compra en el capitalismo. Y hasta el propio “cambio climático” se ha convertido en un negocio.

El “cambio climático” ha colocado a toda la humanidad frente a una gran disyuntiva: continuar por el camino del capitalismo y la muerte, o emprender el camino de la armonía con la naturaleza y el respeto a la vida.

En el Protocolo de Kyoto de 1997, los países desarrollados y de economías en transición se comprometieron a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero por lo menos en un 5% por debajo de los niveles de 1990, con la implementación de diferentes instrumentos entre los cuales predominan los mecanismos de mercado.

Hasta el 2006 los gases de efecto invernadero, lejos de reducirse, se han incrementado en un 9.1% en relación a los niveles de 1990, evidenciándose también de esta manera el incumplimiento de los compromisos de los países desarrollados.

Los mecanismos de mercado aplicados en los países en desarrollo[2] no han logrado una disminución significativa de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Así como el mercado es incapaz de regular el sistema financiero y productivo del mundo, el mercado tampoco es capaz de regular las emisiones de gases de efecto invernadero y sólo generará un gran negocio para los agentes financieros y las grandes corporaciones.

Los recursos para el cambio climático están mal distribuidos. Se destinan más recursos para reducir las emisiones (mitigación) y menos para contrarrestar los efectos del cambio climático que sufrimos todos los países (adaptación)[3]. La gran mayoría de los recursos fluyen a

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