Un siglo bajo el signo del petróleo

Un siglo bajo el signo del petróleo

El próximo jueves 31 de julio se cumplirán exactamente 100 años desde que se perforó el primer pozo petrolero, llamado Zumaque-1, que descubrió un campo gigantesco en una parcela de concesión en Mene Grande (Zulia), y que comenzó oficialmente a producir crudo casi a la mitad de la segunda década del siglo pasado.

Se trataba del petróleo como riqueza principal para una Venezuela entonces atrasada, desvanecida y rural, que a través de la explotación petrolera se incorporó al comercio mundial de los hidrocarburos, y de esta manera se incrustó al capitalismo internacional.

El petróleo nos llegó como regalo del Altísimo, casi por azar de la naturaleza y solo tendría que ser extraído del subsuelo, para luego ser vendido a los precios de realización en el mercado mundial del petróleo. Es decir, hace un siglo Venezuela empezó a gravitar bajo la órbita del barril; crudos, yacimientos, renta, “danza de concesiones”, opulencia y dinero, se convirtieron en los signos de la historia cuando, por las grietas del tiempo, se filtraron las primeras luces matinales del siglo XX.

Génesis

Entre riscos y cumbres andinas, y rodeado de laderas, riachuelos y potreros con olor a eucaliptos y cafetos, y arropado por ligeras brisas cordilleranas, pero sin murallones que congelen el aliento, el chorro petrolero surgió por primera vez en suelo venezolano el 18 de mayo de 1875, en las cercanías de Rubio, capital del municipio Junín, del fronterizo estado Táchira, en la finca “La Alquitrana”, de Manuel Antonio Pulido Pulido. Un terremoto que convirtió en ruinas a casi toda la ciudad de Cúcuta, Departamento del Norte de Santander (Col.), hizo sentir sus efectos sísmicos en la frontera Colombo-Venezolana, y los impactos telúricos estremecieron las ciudades de Capacho, Rubio y San Antonio del Táchira.

Era una Venezuela en que parecía que el tiempo se había detenido, y donde reinaban el pesimismo y la autarquía política debido a los caciques o caudillos regionales. Con la aparición del petróleo, Venezuela relegó al sector agrícola y productivo, y se plegó a la capacidad de absorción de capital de un país rentista, y que tomó la vía cómoda del parasitismo y de la vida fácil.

Fue de esta forma como las principales fuentes en la formación y acumulación internas de capital, así como el elemento de vinculación al mercado capitalista mundial, vinieron dadas por la renta del suelo y la condición rentística de la economía y del Estado venezolanos, y ello permitió que se asentaran las bases teóricas y empíricas de la economía política del “Capitalismo Rentístico” (A. Baptista).

El Estado propietario

Esto planteó necesariamente el dilema petróleo vs. desarrollo, y el Estado se inclinó gradualmente por utilizar, en principio, buena parte del ingreso petrolero en función del desarrollo agrícola e industrial del país, a la vez que ampliaba su radio de acción para llenar el espacio que aun no podía ocupar un capitalismo nacional privado incipiente, timorato y nada audaz.

Ya instaladas “Las 7 hermanas”, o las grandes transnacionales del petróleo, en suelo venezolano, la industrialización dio sus primeros pasos y el Estado, ansioso de horizontes para germinar en el hallazgo del desarrollo, se fortaleció para completar la adecuación de éste a la nueva dinámica

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