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Una Lucha Constante Con La Personalidad


Enviado por   •  25 de Junio de 2012  •  1.702 Palabras (7 Páginas)  •  532 Visitas

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Mi historia empieza 2 años atrás: Había terminado mi primera relación afectiva, y una mezcla de impotencia y quizás algo de rabia, se había acumulado dentro de mí. Ella había sido mi primer amor, de alguna forma u otra representaba todo lo que más he admirado en una mujer, y sin embargo aunque para mí fue eterno, en tiempo biológico solo fue por un mientras tanto.

Antes de ella, corría como un medio de relajarme, quizás también como un buen habito deportivo, o a veces solo por diversión.

Pero luego de esa ruptura, creo que algo en mi cambio profundamente, y empecé a correr como un modo de alejarme de ella. Corría con furia, buscando dejar de pensar, intentando desesperadamente alejarme definitivamente de su recuerdo, creía ingenuamente que podía dejarla atrás huyendo, sin saber realmente que estaba dentro de mí, y me acompañaría como mi sombra a donde fuera que me moviese, quizás por eso sentía como a cada paso, su recuerdo se me presentaba más intenso, su cuerpo más urgente, como si se alimentara a cada paso, con cada suspiro de cansancio… Siempre constante como el cuervo que decía una y otra, y otra vez “Nunca Más”.

Ese año, 2009 luego de correr por más de dos meses casi a diario pude hacer mi primer buen tiempo y hasta ahora el mejor que he hecho en una media maratón que fue de 1 Hora y 40 Minutos (Debo decir que era la primera vez que corría en una competencia). Recuerdo haberme sentido tan realizado como preocupado, al aún reconocer con fuerza esa presencia que daba ímpetu a mi vida, y me acompañaba: motivándome en la conquista de logros que en un principio consideraba superiores a mis fuerzas. Pero también estaba esa angustia de pensar que sería de mi cuando el fuego que daba su presencia en mi vida y del cual solo quedaban algunas modestas brasas, se terminara de extinguir por completo…

Siento que no se equivoca Louis Pauwels cuando dice: “…todos los encuentros de un hombre en su existencia, efímeros o importantes, producidos por lo que llamamos casualidad o por la necesidad, dibujan también figuras, expresan ritmos, son quizás un discurso sabiamente elaborado dirigido a un alma para su cumplimiento, y el que el alma, sólo capta, a lo largo de toda una vida, unas cuantas palabras sin ilación”

Eso fue para mí todo el 2010, recuerdo que cambie totalmente mi calzado, prácticamente solo compre tenis ASICS (Alma sana en cuerpo sano) todo el año, los uso desde entonces con ropa de uso diario y también para correr, se volvieron mis aliados en esa nueva carrera que emprendía de ser mejor, pero por dispersión o falta de constancia, más allá de los entrenamientos furtivos que buscaba conquistar como una disciplina personal de ejercicio, la única carrera que empecé en ese año la termine bajando el ritmo por haber comido de más antes de arrancar. Pienso hoy que ese año fue la matriz de una serie de logros que llegaría a conquistar al siguiente año. Uno de mis grandes amigos Mauricio Álvarez, que fue quien me introdujo al mundo de las carreras, con esa primera media maratón en el 2009, fue con quien empecé a entrenar en las noches con recorridos que podrían variar desde los 12 a los 16 Km, también algunos domingos con ascensos a las 3 cruces, al cerro el volador, y uno que otro recorrido por la ciclovía.

A él se unirían Robinson Torres y Henry Aguirre, otros dos caballeros a los cuales admiro profundamente, quienes con su participación en la Media Maratón de Medellín de 2011, empezaron a dar forma a un sueño conjunto del ideal de conquista que nos hemos trazado, y es el de poner a la voluntad a romper las aguas de la pereza y la comodidad.

Allí en esa media maratón la cuál corrimos juntos por más de 16 Km, surgió una hermosa metáfora producto de la sensibilidad artística de Henry, y su sabiduría de vida (ya que ha sido para mí como ese entrenador que ha abierto puertas a otras realidades más profundas en mi vida). Él como parte del sueño de correr juntos, nos dio uno de los 4 elementos a cada uno de nosotros, de modo que cada uno representaba una característica de la personalidad: Henry quien es el mayor de nosotros representaría al cuerpo físico tanto por su edad como por su experiencia, y que es más concretamente el elemento tierra. Mauricio que es un ejemplo vivo de regulación y vitalidad (Aún lo recuerdo con esa hermosa imagen en el 2009 de pasarme a toda velocidad 500 metros antes de la meta, luego de yo haberlo dejado 10 Km atrás, sonriendo, cantando y logrando mostrar las proezas que se logran dosificando la energía en el momento que es) es la vitalidad que representa el elemento agua. Yo con mi emotividad y juventud algo ansiosa y un poco osada, sería la representación de la emocionalidad que encarna ese elemento aire. Y Robinson, con su atención siempre presente, su moderación y profundo orden, era esa mente que nos cohesionaba y coordinaba, de allí

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