VICIOS Y VIRTUDES.
Enviado por chiretos • 29 de Mayo de 2016 • Tarea • 1.381 Palabras (6 Páginas) • 256 Visitas
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MATERIA: DESARROLLO PERSONAL INTEGRAL
TEMA: VICIOS Y VIRTUDES
PROFESOR: LIC. BRISIA MONTES
ALUMNO: IVAN RAMOS RAMOS
MATRICULA: 108
ESCUELA: UNIVERSIDAD REGIONAL DEL NORTE
FECHA: 23-JULIO-2013
VICIOS
PEREZA:
Es un gusano, desidia, flojedad, aunque no parezca es una opción de vida.
Los hay perezosos toscos y groseros. Los que se rigen por el mínimo esfuerzo, tristemente llega a ser colectiva y hasta cultural.
Los hay desordenados, de estos lo suyo es el barajuste. El perezoso selectivo, se concentra en ciertas tareas. El inactivo, que pierde la noción del tiempo. Su vida discurre monótona y aburrida. Casi siempre donde vive un perezoso vive un conyugue frustrado.
INTERPERANCIA:
Un poco más complejos o especializados, pero animales al fin. Somos corpóreos, más que instintos, tenemos tendencias; y más que física, nuestra sensibilidad es, en cierto modo, espiritual.
A veces nos sentimos enclenques ante el ímpetu de sus tendencias, que nos arrastran con la fuerza de cinco indomables panteras que son nuestros sentidos. Cuando falta ese control sobre los apetitos sensitivos, hablamos de intemperancia. El intemperante termina siendo víctima y esclavo de sus sentidos.
Una de las manifestaciones más conocidas de la intemperancia es la gula o apetito desordenado en el comer.
LUJURIA:
Reviste muchas formas, desde procurar el placer sensual en solitario, o masturbación, hasta las relaciones sexuales fuera del matrimonio.
Una característica típica del lujurioso es que percibe cada nueva tentación como una oportunidad única que no puede dejar pasar.
Mientras el mundo siga erotizado, seguirá habiendo abusos, violaciones, infidelidades y muchas, muchas lágrimas.
COMODIDAD:
Mucha gente vive en la sociedad del confort, quizá un hito de esta época es la victoria de lo auténtico sobre lo manual, con pocas excepciones. El afán excesivo de comodidad no se confunde con la pereza. De hecho, el comodón suele ser trabajador, con tal de poder darse sus gustos. La pereza tiende a la pasividad; el afán de comodidad, al disfrute.
Prefiere la serena quietud de su casa que conocer el mundo. Sin darse cuenta, el comodón recorta sus propias alas. Jamás experimentara el placer de un record superado.
El comodón olvida un principio básico de superación, muchos comodones jamás vencen sus miedos. Sufre para adaptarse a cualquier circunstancia. Por ultimo hay que decir que el comodón es una persona muy poca solidaria, ve por su comodidad y no mira las necesidades de los demás.
AVARICIA:
Afán desordenad o de poseer riquezas materiales. Es una delectación enfermiza en la tenencia de bienes de todo tipo.
Es una forma de egoísmo. El avaro piensa en sí mismo, en la satisfacción de su sed de poseer más y más.
La avaricia entra por los ojos, para el avaro todo lo que brilla es oro. También daña, le ocurre lo que al hipócrita, su sed es insaciable. Y cuanto más bebe, más le da sed. Nunca está conforme con lo que tiene, nunca se satisface.
Es un esclavo. Más que poseer, es poseído por sus pertenencias, cuanto más se enriquece de posesiones mas se empobrece como persona.
ORGULLOSO:
Es un exceso de estimación propia, es creerse, sentirse o actuar como superior a los demás.
El placer del hombre que piensa demasiado bien acerca de sí mismo.
Esclaviza, atropella, tiraniza cuando ejerce su autoridad. El orgullo es impaciente, intolerante e incomprensivo ante las limitaciones o deficiencias de los demás.
Es poco empático. No comprende los sentimientos, estados de humor o puntos de vistas de los demás.
La regla de oro del orgulloso es exigir no dialogar no motivar. El orgulloso solo ve sus propias metas. Para alcanzarlas, pasa por encima de quien sea.
LA VANIDAD:
Es una ilusión. Nace del deseo excesivo de ser alabado y ensalzado por los demás. El rasgo esencial de la vanidad consiste en cuidar en demasía y barnizar la propia imagen ante los demás.
Vanidad física, vanidad intelectual, el vanidoso siempre tiene algo que decir, algo que opinar, que sentenciar o dogmatizar, colocándose su propio pódium mediante algún gesto o ademan.
El vanidoso sufre entonces una especie de complejo salomónico. No tolera que nadie compita con él en la significancia de sus vestidos, banquetes, casas, etc.
El vanidoso suele ser obsequioso en extremo. Hace lo que sea por quedar bien y recibir una palmada en la espalda. Un elemento más de la vanidad es el perfeccionismo.
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