Yoga Y Sus Beneficios
Enviado por PaolaPuerta • 4 de Junio de 2014 • 485 Palabras (2 Páginas) • 376 Visitas
El Sukshma Yoga es una antigua forma de Yoga. Consiste en movimientos sutiles de ojos, lengua, mandíbula y cuello, manos, pies, rodillas, tobillos y caderas.
Su beneficio es que podemos sentir de modo sencillo y preciso la articulación de nuestro cuerpo, mente y respiración, y el modo en que cada micromovimiento libera energía.
Vamos a realizar la práctica con la intención de impactar sobre un aspecto de la comunicación con los otros: la expresión de nuestras ideas de modo asertivo y concreto. Por ello, lleva tu atención a uno de los medios más importantes para relacionarnos: la cara.
Practiquemos un poco de Sukshma Yoga
1.Párate en frente de un espejo y mírate a la cara. Repite cada ejercicio 5 veces.
-Mueve los ojos hacia la derecha e izquierda, sin desplazar la cabeza.
-Aprieta los ojos y ábrelos lo más que puedas.
-Abre la boca de par en par y ciérrala.
-Abre la boca y mueve la mandíbula de lado a lado.
-Desliza los dedos índice, mayor y anular desde la mandíbula hasta el mentón, presionando; mantén la boca abierta.
-Eleva las cejas, arrugando la frente; sostén y suelta.
-Agarra tus orejas y hazlas girar de un lado al otro.
-Toca el pecho con tu barbilla; lleva el dedo índice a la frente, entre las cejas, y aprieta; inhala y exhala.
-Mueve el cuello naturalmente; elige alguno de los ejercicios que ya vimos (lee ejercicios de yoga en una silla).
Respira como lo haces habitualmente. No te evalúes. Ten registro de ti misma y el modo en que el aire ingresa en tu cuerpo y sale de él.
¿Sientes calor o cosquillas en la cara? Esa puede ser la forma en que se sienta la energía.
2. Vamos a crear un circuito con esa energía.
Exhala por la boca; en la siguiente inhalación y como si estuvieras dibujando, redirige la energía a tu frente; por allí hazla entrar, llévala hasta la nuca, dando unos giros en el centro, hazla pasar por tu garganta y sácala otra vez por la boca.
Deja que el dibujo fluya.
3. Ahora siente que ese es el flujo que se genera entre nuestras ideas y la experiencia de lo que deseamos, pensamos y sentimos, y su traducción en palabras.
Los modos de relación que habitamos a veces implican reprimir nuestras emociones, retener la comunicación de nuestros pensamientos y sustituir su expresión verbal, dándoles una vía de escape pasiva, agresiva o mágica: esperamos en los otros para sentirnos satisfechas; pagamos con pequeñas acciones negativas si nos sentimos heridas; sobreinterpretamos y pretendemos ser adivinadas en nuestros deseos.
Tomemos a la cara en movimiento como una herramienta para purificar el puente entre pensamiento y expresión; y esta vez -como complemento de las preguntas que nos hicimos cuando practicamos Mouna- preguntémonos: ¿para quién estoy guardando lo que no digo? Luego, situada en el instante presente
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