Yucatán
Enviado por pacheconalep • 21 de Noviembre de 2012 • Informe • 734 Palabras (3 Páginas) • 382 Visitas
Hay virtudes que sobrepasan con mucho los defectos personales; de la misma forma encontramos cualidades personales que no compensan la falta de dichas virtudes. Esta leyenda maya es un claro ejemplo que ilustra la anterior afirmación.
Se cuenta que, en un pueblo de la península de Yucatán, vivían dos mujeres muy hermosas; una se llamaba Xtabay, una mujer bella, dulce y generosa que ayudaba a los necesitados y a la gente humilde; curaba a los enfermos abandonados y recogía a los animalitos que la gente tiraba cuando ya no los quería. No criticaba a nadie ni se metía en chismes. Pero tenía un defecto: le gustaba tener muchos novios sin poder serle fiel a ninguno de ellos, por lo que la gente del pueblo la trataba con desprecio y la criticaba duramente.
A pesar de esto, Xtabay continuaba su labor soportando en silencio las injurias de la gente; viajaba a poblados muy lejanos donde socorría a los enfermos, despojándose de las joyas que le daban sus enamorados para poderlos ayudar.
La otra mujer se llamaba Utz-Colel, una mujer recta y muy decente, conocida en el pueblo por su honestidad y por no meterse en problemas con nadie, incluso ni siquiera tenía un novio. Pero esta mujer era muy insensible, orgullosa y dura de corazón que nunca socorría a los enfermos y sentía repugnancia por los pobres.
Un día, la gente del pueblo no vio salir de su casa a Xtabay; todos pensaron que andaría en algún pueblo vecino como acostumbraba, pero pasaban los días y no se le veía por ningún lado. De pronto, un agradable aroma a flores comenzó a invadir a todo el pueblo, un rico perfume que nadie se explicaba de dónde venía, hasta que algunos buscaron y se dieron cuenta que el aroma salía de la casa de Xtabay, así que decidieron entrar y vieron que Xtabay se encontraba allí… pero, ¡estaba muerta!
Sin embargo, no estaba sola: junto a su cuerpo estaban varios animales que la cuidaban, y además descubrieron con asombro que el aroma brotaba del cuerpo muerto de Xtabay.
Cuando Utz-Colel se enteró de lo sucedido, dijo que eso era una mentira y que, si del cuerpo de una mujer infiel como Xtabay emanaba un olor a flores en lugar de pestilencia, entonces cuando ella muriera su cuerpo tendría que liberar un aroma más agradable y perfumado.
Un pequeño puñado de personas, casi todos enfermos que habían sido atendidos por Xtabay, se compadecieron de ella y la llevaron a enterrar, y se cuenta que al día siguiente su tumba estaba cubierta de unas hermosas flores aromáticas que la gente no conocía. La tumba de Xtabay permaneció siempre florecida y aromática.
Poco tiempo después murió Utz-Colel, y a su entierro acudió casi todo el pueblo, recordándola por su honestidad y por su rectitud.
Entonces recordaron lo que Utz-Colel había dicho en vida acerca de que, al morir, su cuerpo debería emitir un aroma mucho más agradable que el de Xtabay. Pero, para asombro de todos,
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