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ÉTICA PROFESIONAL


Enviado por   •  24 de Septiembre de 2012  •  1.846 Palabras (8 Páginas)  •  962 Visitas

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A la luz de la lectura del Código de ética del COLPYRO, elabore un análisis crítico que responda al siguiente tema: ¿Están comprometidos los educadores con el Código de ética? Sí, no ¿Por qué? Extensión mínima 4 páginas.

El docente, en su esencia primigenia, debe ser consciente de la magnitud y del compromiso que conlleva su vocación. Por lo tanto, a la luz del sentido supremo de la ética, la figura de Platón, vista desde la perspectiva analítica tradicional del conservadurismo educativo, representa un ícono, tanto relevante como enriquecedor, pues, además de ser considerado uno de los más grandes filósofos de la historia, ha dejado un legado intelectual que, visto con un lente minucioso enriquece la gama del conocimiento así como la visión de una educación y de un deseo puro de alcanzar los más altos niveles del saber.

Es necesario examinar diversos puntos del Código de Ética Profesional del COLYPRO, para poder realizar un análisis en relación con el compromiso real de los colegiados; de esta forma se podría tener una certeza más específica en cuanto aquello que se ha de considerar indispensable para el desarrollo de una filosofía mucho más concreta de lo que concierne al interés de quienes se dedican a la loable y difícil labor de la enseñanza.

Si se considera la totalidad del documento del COLYPRO, se llega a la conclusión unánime de que el compromiso total radica, esencialmente en lo contenido en el capítulo uno, donde se exponen, los seis artículos que, podrían considerarse fundamentales en la ética profesional de los educadores.

El Código de Ética Profesional (2009, p.5), reza en su artículo 2, que “Las personas colegiadas… deberán actuar conforme a los principios fundamentales de lealtad, sinceridad, buena fe, responsabilidad, honestidad, respeto mutuo, cortesía, solidaridad y de acuerdo con la legislación vigente”. Las implicaciones de este artículo, deberían calar en lo más hondo de quienes ostentan el título de colegiados, ya que trascienden el concepto de docente y va hasta las entrañas de la persona en sí. La pregunta que cabe aquí es ¿Sucede eso en realidad? ¿Los docentes de Costa Rica están comprometidos con esos principios fundamentales? O ¿Simplemente son palabras escritas que son llevadas por el viento?

Como en todo, existe de todo en el sistema educativo costarricense, desde docentes convencidos de la labor que desempeñan como fruto de una vocación y que son fieles a los principios fundamentales, hasta el otro grupo, que es parte del equipo, pero que no se involucra en el andar, que decide solo acoger aquellas normas de su conveniencia, acomodándolas a su antojo, como si la ética y las reglas fueran opcionales en un mundo regido por las competencias y que debe ser partícipe de la calidad, vista esta no como una posibilidad, sino como el único camino a seguir en pro del alcance de los objetivos fundamentales.

En este punto se puede hacer referencia a muchos que llevan una doble moral (en el mejor de los casos), es decir, dan una apariencia ideal, pero que en realidad son tan solo lobo disfrazados con piel de oveja, entre ellos se puede citar a todos aquellos que utilizan al sistema educativo como un medio para escabullirse de las responsabilidad que le atañen profesionalmente, que se entregan al facilismo, a la no complicación, a muchas veces hacer lo que dice o hace la mayoría aunque eso signifique pasar por encima de la dignidad y principios éticos profesionales, a hacer o mínimo necesario, cumplimiento la máxima del mínimo esfuerzo, de no preocuparse por la persona que es cada uno de los estudiantes que tiene a cargo, o simplemente laisser faire, laisser passer.

El Código de Ética Profesional (2009) busca una integridad plena, asimismo hace alusión a la visión completa de las características que debe tener todo colegiado, cuando en el artículo 3, alude a los deberes, de forma que estos giran en torno a los principios fundamentales, a saber la práctica de los principios de respeto, de seriedad, de justicia, amabilidad y honorabilidad, donde exista un compromiso real por querer hacer bien la labor y aunado a ello, ser mejor persona, ya que es imposible desligar al profesional de la persona, es uno solo, una vida, una realidad. El docente no se quita su título de docente (nótese que se habla de docente, no de licenciado, máster o doctor) cuando sale del salón de clase o del centro educativo, o cuando sale el fin de semana a descansar o durante las vacaciones. Ser educador es una labor de jornada continua, 24 horas al días, 7 días a la semana; pero este no es el compromiso de muchos, que pretenden dejar atrás la camisa de educador y asumir una conducta reprochable que contrasta con el significado de la figura de autoridad y de ejemplo que representa ante la sociedad en general y que debe cumplir según el artículo 1 del Código de Ética Profesional (p.5), que dice “(…) es de acatamiento obligatorio, se aplicará a las personas colegiadas y regirá tanto su conducta pública como privada”.

Además, uno de los artículos más complejos y difíciles de cumplir por parte de muchos colegiados, es el inciso f del artículo 3 del Código (p.5) que dice: “Estimular en el alumnado el desarrollo de habilidades intelectuales de pensamiento crítico, propiciando el diálogo y la libre expresión de las ideas”, ya que muchos se aferran a una educación vertical, por lo que es necesario abrir un paréntesis en este punto del análisis.

Dentro de una perspectiva filosófica cristiana, Aristóteles ha sido considerado como el iniciador de un pensamiento monoteísta, esto, establecido

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