Opinión sobre el proceso Constituyente de la CDMX.

Ahora que tenemos la oportunidad de hacer una Constitución, parece ser que nos topamos con un problema: "¿Qué fregados es una Constitución y qué se mete en ella?"

Eso de querer meterle programas sociales, subsidios, folklor y hasta ocurrencias del ‪#‎trendelmame‬ (o al menos eso es lo que publicitan los partidos) me hace pensar que como ciudadanía desperdiciaremos brutalmente la oportunidad milenaria de afianzar progresivamente derechos fundamentales de legalidad, igualdad, justicia, bienestar y desarrollo social y económico sustentable.

Seremos una ciudad frívolamente conectada a internet, donde no converjan los privados para mejorar la calidad de los servicios públicos, por puritanismo marxista; donde los servicios que deberían ser públicos se sigan concesionando a privados que los secuestren, por cálculos electorales; en la que los dineros públicos nunca sean suficientes para mantener pulcramente la infraestructura y servicios para todos, por burocracia rampante; en la que no se generen oportunidades y actitudes de desarrollo e innovación, sino de clientelismo y replicación de modas o tradiciones; en la que el que cobra, administra, gestiona, recibe, vigila, rinde cuentas, investiga y castiga sea el mismo, y por lo tanto no lo haga o lo haga mal; en la que la adaptación al cambio sea una labor tan titánica, que siempre se generarán incentivos perversos y espacios para la opacidad, la corrupción y el abuso; en la que el mérito no tenga reconocimiento alguno, ni la ineptitud e incompetencia encontrarán desprecio.

Pero eso sí, podremos tuitearlo en todos lados y seguirlo comentando en nuestras redes sociales, gooooey.

Por lo anterior, tenemos la oportunidad de gestionar la viabilidad del futuro de nuestra ciudad

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