ANTROPOMORFISMO DE LAS MASCOTAS
Enviado por Noelia Muñoz Delgado • 11 de Julio de 2022 • Ensayo • 1.800 Palabras (8 Páginas) • 72 Visitas
"Año del Fortalecimiento de la Soberanía Nacional"
UNIVERSIDAD PRIVADA ANTENOR ORREGO[pic 1]
TEMA: ENSAYO ACADÉMICO
EL ANTROPOMORFISMO DE LAS MASCOTAS
ASIGNATURA:
Lenguaje II
PROFESOR:
Tejada Fernández Vicente Walter
AUTORES:
Abanto Cruz, María Fernanda
Contreras Cabrera, Kiara Yamiley Athina
Diaz Chauca, Luiggi Stek Jesús
Llatas Arrascue, Jesús José Martín
Muñoz Delgado, Noelia
Yovera Silva, Royber Fernando
Trujillo - Piura - Perú
2022
El Antropomorfismo de las mascotas
Desde tiempos inmemorables las mascotas han pertenecido a una parte importante en la vida del ser humano. Iniciando con la adoración de estas en la gran mitología griega hasta su integración en la medicina con las diferentes terapias asistidas, sin duda adquirir una mascota puede llegar a tener un gran impacto en nuestra vida. En la sociedad actual, ver el amor que sus amos prodigan a estos animales de compañía, no es un escenario extraño. Las redes sociales están invadidas de imágenes de dueños engriendo a estos animales, con la compra de artículos novedosos, la celebración de sus cumpleaños, matrimonios, e incluso la pantomima de las supuestas conversaciones entre ellos; pero, no obstante, aunque estos escenarios nos roben una sonrisa y nos alegren el día, que tan beneficioso es para las mascotas que les atribuyamos características y sentimientos humanos, el antropomorfismo que practicamos con ellas no hace más que brindarles necesidades que no les son propias o peor aún, que van en contra su propia naturaleza. Sin dejar de lado que muchas veces se prefiere tener mascotas en lugar de niños, por ser maleables y dóciles, incapaces de oponerse a los caprichos humanos. Entonces es válido decir que la humanización de estos animales domésticos genera innumerables trastornos en nuestra sociedad, a varios niveles, tanto personales como interpersonales e incluso en el núcleo familiar como lo conocemos; además de los daños en la calidad de vida de estos animales, provocados por nuestra incapacidad de ver más allá de nosotros mismos.
Cuando hablamos de humanizar, se podría decir que la relación entre humano-animal se vuelve más cercana, a un nivel patológico, a tal punto de ser considerados como iguales. Esto ocurre por diversos motivos: como la carencia afectiva, que consiste en dar el afecto que probablemente, no recibimos durante la niñez y/o adolescencia; la moda impuesta por las redes sociales, pues muchas personas repiten todo lo que encuentran atractivo o llamativo; el impulso de la industria, un claro ejemplo de esto es Mimaskot con el slogan “mi mascota es mi familia”, no le quitamos veracidad a esta frase, sin embargo, muchas veces, es malinterpretada entre algunos los hogares.
Ahora las mascotas parecen ser los nuevos niños en nuestra sociedad, los llamados hijos de los millennials, formando las familias multiespecie. Esto se refleja en el incremento de la adquisición de éstas, algo tan irónico como preocupante, ya que muchas veces hemos incentivado su tenencia, para generar mayor responsabilidad en los niños, pero definitivamente todo dependerá del enfoque que le damos, llegado el animal a casa. En esta nueva era ya se ha demostrado, que muy por el contrario de estimular la responsabilidad, estos contribuyen a retrasar los hitos de la vida tradicional; como la tenencia de una casa, el matrimonio y más aún tener hijos, que generan mayores responsabilidades y gastos.
En la actualidad, adoptar una mascota está de moda, movimiento generacional que empezó en plena pandemia, momento en el que la vida social se vio interrumpida y fuimos recluidos, muchos de nosotros estuvimos solos, lejos de nuestras familias, necesitados de una compañía (aunque por supuesto, cuando el mundo regresó a sus actividades, gran cantidad de los ejemplares adquiridos terminaron abandonados). Aun así, quedó fuertemente implantado que adoptar una mascota era sinónimo de sentido humanitario.
Nuestro país, no escapó de esta tendencia, en el confinamiento Perú tuvo un repunte de adopciones, lo que se supone que fue con la finalidad de hacerle compañía a los niños, ancianos y personas solas, para llenar vacíos o crear vínculos familiares. Así también se podríamos comentar del estudio que realizó la GFK (la compañía de investigación de mercados más grande de Alemania) que reportó que los millennials adoptan un 35 % más de mascotas que sus antecesores los Baby Boomers, y "tratan a las mascotas como si fueran sus propios hijos".
Aunque ambas generaciones perciben a estos animales de compañía como miembros de su familia, los millennials gastan más dinero en sus mascotas (gasto que no es poco, pero que no se iguala al de tener un hijo). Sin embargo, va más allá de un mero tema económico, si lo vemos de una manera más detenida, tener una mascota en lugar de un hijo, no frustran sus planes de profesionalismo, en el que debería ser, “el mejor momento para desarrollarse en sus carreras”; sin ataduras de la construcción familiar; sin lazos prolongados, ni invertir tiempo en personas que, algunos consideran, no dan estabilidad emocional. Por eso las mascotas constituyen un lazo más laxo, uno que dice: “nos hacen felices mientras tanto”. De ahí el impacto en la baja de natalidad sobre todo en los países desarrollados donde la posibilidad de no tener hijos y adoptar una mascota se ha vuelto más común, muy por el contrario de lo que proclama la moda, sobre ser un acto humanitario, pues sin darnos cuenta solo nos está arrebatando cada vez más la humanidad, volviéndonos seres más egoístas.
Aunque si bien es cierto para la mayoría de las personas puede ser un lazo menos intenso, (más como para abrazar la moda). Para otras sus mascotas lo son todo, llegan a ser más importantes que sus padres, esposos e hijos, que tristemente, solo les trajeron momentos amargos y decepciones en la vida. He ahí que las mascotas, llegan para reemplazar a estos malos ejemplares humanos, incapaces de satisfacer sus expectativas. Esto es algo que no comparto en su totalidad, y que, muy por el contrario, atrae más soledad, aislamiento con sus familiares y amigos, constituyendo un escenario donde la mascota solo es un mero espectador de la tragedia humana, ya que no podrá reaccionar o solucionar los problemas que esta persona presenta, y que muchas veces termina simplemente en la muerte.
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