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Arguedas


Enviado por   •  24 de Septiembre de 2012  •  Tesis  •  8.904 Palabras (36 Páginas)  •  395 Visitas

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José María Arguedas nacido en Andahuaylas el 18 de Enero de 1911. Fue escritor, etnólogo y uno de los más destacados de la literatura del siglo XX. También quiero que sepa que José María Arguedas vivió entre dos mundos diferentes pues a él se le escucho decir más de una vez que: “Vivo entre dos mundos: soy indio de espíritu y mestizo de cuerpo”.

Bueno este comentario de Arguedas fue porque en su niñez o infancia tuvo que lidiar con su madrastra y su hermanastro; ya que a sus dos años de edad su madre murió y su papa como era abogado y ascendió a juez y tuvo que viajar a Ayacucho lo cual conoció a Grimanesa Arangoitia Iturbi que termino siendo madrastra de José María Arguedas; pero después su papa volvió a ser abogado y volvió a estar de viaje en viaje y por la poca presencia de su padre y su mala relación con su madrastra y su hermanastro y el desprecio que le tenían a Arguedas , él se refugió en el cariño de los sirvientes indios, lo que hizo que comenzara a hablar su lengua y costumbres andinas.

Pero en Julio de 1921 a los 10 años, se escapó de la casa de su madrastra junto con su hermano mayor Arístides; ambos fueron a la hacienda de su tío donde vivieron dos años, ahí convivían con los campesinos indios a quienes ayudaban en las faenas agrícolas, para José Arguedas fueron los años más felices de su vida.

José María Arguedas hizo su primaria en San Juan de Lucanas, Puquio y Abancay, y los de secundaria en Ica, Huancayo y Lima. Ingreso a la Universidad de San Marcos de lima de facultad de letras. Fue Director de la Casa de la cultura en 1963-1964 y Director del Museo Nacional de Historia en 1964-1966.

Agobiado por conflictos emocionales y víctima de una depresión profunda puso fin a su vida disparándose un tiro en la cabeza el 2 de diciembre de 1969.

Al contar brevemente su historia entendemos lo que quiso transmitir en su comentario de “Vivo entre dos mundos: soy indio de espíritu y mestizo de cuerpo”. Pues con esto quería decir que como recibió...

José María Arguedas Altamirano, nació el 18 de enero de 1911 en la ciudad de Andahuaylas, provincia de Andahuaylas, departamento de Apurímac, en la sierra sur del Perú. Era hijo de Víctor Manuel Arguedas Arellano, un abogado cuzqueño que ejercía de Juez en diversos pueblos, y de Victoria Altamirano Navarro, perteneciente a una acaudalada familia de Andahuaylas. Cuando tenía dos años y medio de edad, falleció su madre, víctima de "cólicos hepáticos"; pasó entonces a vivir a la casa de su abuela paterna, Teresa Arellano, en la ciudad de Andahuaylas.

En 1915, su padre al ser nombrado Juez de primera instancia de la provincia de Lucanas (departamento de Ayacucho), se trasladó a dicha sede, donde poco después se casó con una rica hacendada del San Juan de Lucanas, provincia del mismo nombre del departamento de Ayacucho, Grimanesa Arangoitia Iturbi viuda de Pacheco (1917). El pequeño José María viajó entonces a Lucanas, para reunirse con su madrastra; el viaje fue todo un acontecimiento para él, como lo recordaría siempre. La familia se instaló en Puquio capital de la provincia de Lucanas del departamento de Ayacucho. José María y su hermano Arístides, dos años mayor que él, fueron matriculados en una escuela particular. Al año siguiente, 1918, los dos hermanos continuaron sus estudios en San Juan de Lucanas, a 10 km de Puquio, viviendo en la casa de la madrastra. En 1919, Arístides fue enviado a estudiar a Lima y José María continuó viviendo con la madrastra.

En 1920, tras la ascensión al poder de Augusto B. Leguía, el padre de José María, que era del partido contrario (pardista), fue removido de su cargo de Juez y tuvo que retornar a su profesión de abogado litigante y viajero, trajinar que solo le permitía hacer visitas esporádicas a su familia. Esta etapa de la vida del niño José María estuvo marcada por la difícil relación que sostuvo con su madrastra y con su hermanastro Pablo Pacheco. Aquella sentía por su hijastro un evidente desprecio, y constantemente lo mandaba a convivir con los criados indígenas de la hacienda, de la cual solo lo recogía a la llegada de su padre, tal como lo ha relatado Arguedas en el primer encuentro de narradores realizado en Arequipa en 1965. Por su parte el hermanastro lo maltrataba física y psicológicamente e incluso en una ocasión le obligó a presenciar la violación de una de sus tías, que era a la vez la mamá de uno de sus compañeritos de escuela (los escoleros mencionados en varios de sus cuentos). Al parecer, esa fue solo una de las tantas escenas sexuales que fue obligado a presenciar, ya que el hermanastro tenía muchas amantes en el pueblo.1 La figura de este hermanastro habría de perdurar en su obra literaria personificando al gamonal abusivo, cruel y lujurioso. Sobre aquel personaje diría Arguedas posteriormente:

Cuando llegó mi hermanastro de vacaciones, ocurrió algo verdaderamente terrible (...) Desde el primer momento yo le caí muy mal porque este sujeto era de facciones indígenas y yo de muchacho tenía el pelo un poco castaño y era blanco en comparación con él. (...) Yo fui relegado a la cocina (...) quedaba obligado a hacer algunas labores domésticas; a cuidar los becerros, a traerle el caballo, como mozo. (...) Era un criminal, de esos clásicos. Trataba muy mal a los indios, y esto sí me dolía mucho y lo llegué a odiar como lo odiaban todos los indios. Era un gamonal.2

Algunos, sin embargo, consideran que el supuesto maltrato de la madrastra fue una ficción; entre ellos el mismo Arístides.3

A mediados de julio de 1921 José María se escapó de la casa de la madrastra junto con su hermano Arístides, que había retornado de Lima; ambos fueron a la hacienda Viseca, propiedad de su tío Manuel Perea Arellano, situada a 8 km de San Juan de Lucanas. Allí vivió durante dos años, en ausencia del padre, conviviendo con los campesinos indios a quienes ayudaban en las faenas agrícolas. De dos campesinos guardaría un especial recuerdo: don Felipe Maywa y don Víctor Pusa. Para José María fueron los años más felices de su vida.

En 1923 abandonó su retiro al ser recogido por su padre, a quien acompañó en sus frecuentes viajes laborales, conociendo más de 200 pueblos. Pasaron por Huamanga, Cuzco y Abancay. En esta última ciudad ingresó como interno en el Colegio Miguel Grau de los Padres Mercedarios, cursando el quinto y sexto grado de primaria, entre 1924 y 1925, mientras su padre continuaba su vida itinerante y su hermano Arístides seguía su educación en Lima. Esta etapa de su vida quedó conmovedoramente plasmada en su obra maestra, Los ríos profundos:

Mi padre no pudo encontrar nunca dónde fijar su residencia; fue un abogado de provincias, inestable y errante. Con él conocí más de doscientos

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