Articulo Pandemia

REFLEXIONES ACERCA DE LA PANDEMIA DEL COVID-19 EN EL PLANETA TIERRA O EN OTRORA, DENOMINADA: LA PANGEA

Jorge Enrique Basto.

Docente universidad de la Amazonia Florencia Caquetá

En esta época de pandemia mundial causante de grandes  desastres humanos, producto quizá de los desórdenes sociales y  ecológicos que causa y padece la humanidad, quiero hacer algunas reflexiones con relación a los momentos que de forma preocupante -por decir lo menos-; vive el habitante de la pangea  en el mundo entero.

Empiezo por hacer una breve explicación desde lo etimológico y desde  lo semántico, de los dos términos (pandemia y pangea) que encabezan el título de estas reflexiones que son el producto de la angustiosa vivencia y experiencia que consume a la humanidad desde finales del año 2019; y el inicio del 2020.

Seré muy breve en la explicación porque cada término o vocablo, para su  comprensión e interpretación total, tiene muchas extensiones y expansiones lingüísticas y semánticas  que de pronto cansarían a nuestros habituales lectores.

El término pandemia se origina del griego y es una fusión del prefijo pan,  que significa todo y epidemia del griego epi, prefijo que significa sobre; y demia, que proviene de  demus, y significa pueblo. Llevado a un lenguaje coloquial sería: una contagiosa enfermedad que se propaga durante algún tiempo sobre toda una población, afectando un sinnúmero de personas y causando mal o daño; algunas, hasta llegar a la muerte, y que se expande de forma intensa, extensa e indiscriminada.

El término pangea, como se puede observar, tiene el mismo prefijo de pandemia; (pan que ya se dijo; significa todo), sólo que tiene pospuesto el sufijo gea que significa tierra. Recordemos rápidamente que  pangea se  refiere al supercontinente o único continente existente al inicio del planeta (¿o del mundo u universo?); denominado porción de espacio físico que integraba en un todo a los cinco continentes actuales en la cual éste se dividió, creando de esta forma a Asia, Europa, África, América y Oceanía.

Luego de estas breves explicaciones de carácter etimológico y semántico, entraré a emitir mis reflexiones previamente anunciadas.

Serán unas sucintas reflexiones que necesariamente involucran el sentir de la comunidad mundial en una inesperada época y en un momento que ha sorprendido de forma abiertamente manifiesta a hombres, mujeres, a jóvenes y niños por las causas y consecuencias evidenciadas en los últimos meses del año 2019 y los primeros –no sabiendo hasta cuando- del 2020, y en el peor de los casos, del año 2021.

La humanidad en su totalidad, desde el más tierno infante, pasando por la intrépida juventud vivenciando al adulto reflexivo y analítico, hasta llegar al más experimentado y sabio anciano, hemos sentido el estupor, el miedo, o la fobia de ser contaminado por el virus de la pandemia -o pandemofobia- que azota a millones de personas en el mundo (mundo, término que significa limpio) y que aún mantiene en  cuarentena  y confinamiento a miles de hogares. Todo este padecimiento que actualmente vive el ser humano, como se oye decir cotidianamente “es una respuesta, un llamado de auxilio, una petición de reciprocidad  que reclama  y evoca nuestro planeta para sacarlo de la contaminación, profanación e inmundicia al que lo hemos sometido”.

Nadie se ha quedado sin ser afectado -directa o indirectamente- en cualquiera de los ámbitos sociales o individuales, estados anímicos, estados síquicos, desarrollos de actividades laborales y económicas de distinto orden, las actividades educativas en sus niveles  y en las diversas disciplinas, las concentraciones o grupos deportivos, los movimientos culturales, y las congregaciones religiosas, entre otras.

Ámbito laboral

Con respecto a las actividades laborales, el mundo se paralizó  a partir de cese obligatorio que impusieron para protegernos, las autoridades gubernamentales y sanitarias porque esto a la postre, se convirtió para algunos como un cese de actividades o de pronto para otros se ha concebido como un descanso obligatorio que hemos tenido que hacer en aras de proteger, conservar y prolongar nuestra propia vida y salud, así como la de nuestras familias, amigos, conocidos y  desconocidos.

Esta cuarentena y/o confinamiento a la que nos hemos sometido la humanidad en el mundo entero, quizá es única e inaudita. Nunca antes en tiempos modernos, se nos había presentado, creo que nadie, ni siquiera se lo había imaginado; no obstante, las grandes y constantes predicciones y proyecciones que se hacen desde los  estudios científicos y los significativos avances de la tecnología y por qué no decirlo; desde la especulología (ojalá entiendan que este término es  una creación lingüística deseando que la Academia de la Lengua no la recrimine y espero que el lector no me condene y aplique la guillotina lingüística en el orden morfológico y semántico) que se realizan de forma consuetudinaria,  relacionados con los cambios y  transformaciones del orden  climático, social, ecológico, económico, religioso, cultural, etc.

Ámbito Económico

Como consecuencia de la parálisis laboral, se generó la debacle económica de la cual ningún ser puede decir que salió ileso, indemne o que es invulnerable, asimismo que no haya incidido en su economía de carácter comercial, factorial y familiar entre otras. El comercio, la industria, las factorías, las concentraciones deportivas, los credos religiosos, las actividades culturales, recreativas, la grande, pequeña y mediana empresa e industria, así como el comercio informal, se han visto notoriamente afectados. La economía, mundial, nacional, regional y familiar va rumbo al colapso inminente y al receso, que ojalá sea corta o temporal; causando como es obvio entenderlo, una crisis social personal y familiar.  Pero también hay que decirlo con emoción y regocijo, dado que el agro y nuestros amigos del campo  se han visto muy fortalecidos porque la mayoría de sus productos se han podido comercializar en grandes cantidades para atender la manifiesta demanda alimenticia de la población citadina confinada.

...