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Cabecitas rapadas


Enviado por   •  27 de Noviembre de 2018  •  Monografía  •  857 Palabras (4 Páginas)  •  236 Visitas

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 cabecitas rapadas

Cuantos de ustedes han visitado el doctor en pijamas? Recuerdo levantarme esa mañana a las 6 am, Tenía que alistarme para mi radioterapia número 19, en ese entonces no tenía el ánimo para ese famoso dilema de todas las chicas de “que me pongo”, me di un buen baño de pies a cabeza, sin preocuparme de mi peinado pues, ya mi pelo lo había perdido, cosa que veía como una ventaja tal vez para limar las asperezas y tratar de sentirme mejor, me puse mi pijama rosa de mono y sweater  manga larga y pues ya estaba lista para la rutina! Confieso que no siempre lo hacía de ese modo, siempre trate de dar lo mejor de mí y mostrarme fuerte como si no pasaba nada, me levantaba de ánimos, buscaba una buena pinta y  me mostraba entusiasmada sobre todo al frente de mi mama, pero ese día estaba harta, juro que no quería poner un pie en la clínica! Honestamente amanecí de mal genio, al llegar allá, salude a algunos colegas cocos rapados y  me senté en una esquina de la sala de espera, me puse mis auriculares y trate de mejorar el ambiente con buena música, creo que me notaba un poco rebelde como si estuviera molesta con el mundo, miraba al frente y podía ver como mi mama y mi tía interactuaban con los demás pacientes tal vez sobre como sobrellevaban su lucha contra el susodicho cáncer, esa era la palabra que menos quería escuchar en todo el día, agache mi cara para no leer sus labios y al pasar 5 minutos entro una enfermera, preparo un espacio a mi lado y salió, no paso mucho tiempo cuando vi que regresaba pero esta vez traía a un niño sentado en una silla de ruedas, tal vez de unos 7 añitos, otro colega cabecita rapada, y junto a  el venia su mama, pude mirar instantáneamente que traía un bate de béisbol a su lado, tenía un guante en la mano y una pelota en la otra, me prepare para recibirlo, tenía la intención de chocarle la mano pero la enfermera no se apartaba de su lado, cuando pudieron colocarlo a mi lado, lo mire y le quise sonreír pero me di cuenta de lo delicado que estaba, no sé cómo describir ese sentimiento de impotencia que sentí, intente aguantar y reprimir cualquier sentimiento que pasara dentro de mí, miraba su cuerpo sin ánimos, sus coyunturas moradas, sus labios pálidos y no podía dejar de pensar en lo injusta que puede ser la vida, porque a un niño inocente? sentí que había perdonado que me sucediera a mí de algún modo, tenía ira y no sabía con quién, con la enfermedad? Con Dios quizá? Porque le tiene que pasar cosas así a la gente así porque así, sin alguna razón, simplemente porque la enfermedad se antojó de ti y quiere arrebatarte lo más preciado que puedes tener que es la vida, sentí que quería retarla, humillara, acabar con ella de una vez por todas, pero como puedes hacer algo así cuando estamos hablando de una enfermedad que por desgracias está dentro de ti!  Sinceramente no tuve tanta rabia en mi vida, ni había estado tan sentida en ese tiempo que estuve enferma, todo por un niño que no conocía pero de algún modo representa un gran porcentaje de los pacientes con esta enfermedad, a la final fui un poco débil ya que no pude contener las lágrimas y corrí fuera de la sala, me sentí como una idiota, no me tenía permitido llorar por esto y los que me conocen saben que así fue, nadie nunca me vio decaer, excepto mi tía y mi mama en ese momento, tome un vaso de agua y logre calmarme un poco, llame a mi papa y me sentí un poco mejor, cuando regrese a la sala el niño logro verme y le sonreí, me senté a su lado y  pude conversar un poco con su mama sobre lo mucho que a él le gusta el béisbol y las ganas que tenia de cantar en portadas junto al pollo Brito cuando se recuperara teniendo fe en Dios, no lo dejaba de mirar con cara de admiración, estaba sentada al lado de un verdadero guerrero, el mejor, no había en el mundo más ganas de vivir que en ese cuerpecito de hombrecito de 7 añitos, un verdadero luchador, estaba completamente admirada con  ese niño! Entonces mi ánimo cambio de nuevo, y volví a ser  la guerrera que venía siendo desde un principio, no sé porque creo que lo que me mantuvo siempre fuerte fue la fe que tenia de que todo iba a salir bien, y creo y sostengo aún más que nunca que gracias a eso hoy en día estoy donde estoy, nunca me vi mal, sinceramente nunca me creí enferma, más bien creo que todo esto fue una clase de enseñanza necesaria para darme cuenta de muchas cosas, primero que dios existe, que dios nunca te pone pruebas que tu no puedas superar simplemente ten fe y no te rindas!

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