Como se da la PARTICIPACION CIUDADANA Y DERECHOS HUMANOS

INFORME

     Se puede definir a la ciudadanía como la condición jurídica para el ejercicio de derechos y el cumplimiento de deberes establecidos en el marco de una comunidad determinada. La ciudadanía se relaciona con los derechos y los deberes que hacen posible la vida en común a partir  de la existencia y el funcionamiento de las leyes. Los individuos son titulares de derechos y los Estados son los destinatarios de las obligaciones que surgen de las normas. Ellos deben garantizar que los ciudadanos ejerzan sus derechos, para lo cual adoptan medidas tales como el trazado de políticas públicas y la administración de justicia.

     También la ciudadanía vincula al ciudadano con su carácter de sujeto político. Esto implica la participación y el compromiso con el destino de la sociedad. Por un lado el individuo no es solo un titular de derechos sino que también  contempla su participación en el espacio público a través de debates, proyectos y decisiones compartidas. Esta participación contribuye a garantizar el cumplimiento de nuestros derechos, a trabajar para satisfacer la necesidad de nuevas leyes y a mejorar la democracia.                                                                                                                                                              La ciudadanía es una condición que se va concretando según la multiplicidad de factores: la posibilidad de ejercer derechos, la integración social, la igualdad, la distribución de riquezas, el papel del Estado y de la sociedad civil, entre otros. A partir de ello se pueden distinguir distintas formas y grados de ejercicio de ciudadanía. Por eso es posible hablar de dos grandes grupos.

     Por un lado la ciudadanía asistida o de baja intensidad que coincide con sociedades fragmentadas, integradas por individuos y pequeños grupos con intereses particulares y que registran baja cohesión. Por diversos motivos (el desprestigio del Estado por ejemplo) el espacio público u el bien común se encuentran desvalorizados y se asocian a valores negativos como la inseguridad y la corrupción. La participación en la vida pública se restringe a la resolución de problemas específicos. El individuo se impone al ciudadano y el espacio privado al público.  La ciudadanía política se reduce a su plano más formal: el derecho al voto se considera un mecanismo para delegar poder y no una  vía de representación y de control. Los derechos sociales no poseen relevancia porque no pueden ser adjudicados a sujetos individuales.                                                                  

En sociedades con elevados índices de pobreza y de desigualdad, los sectores excluidos son titulares de una ciudadanía asistida por el Estado a partir de políticas sociales que buscan cubrir las necesidades más básicas: programas alimentarios o de subsidios para jefes de hogar. Si no se realizan programas que reviertan la situación de exclusión, esto puede provocar que se genere una relación de dependencia entre los más pobres y el Estado que incentiva la formación de círculos clientelares: para seguir recibiendo los beneficios sociales las personas apoyan a las organizaciones y líderes políticos que se los entregan. La manera de evitar esos círculos negativos es implementar políticas universales de empleo, de distribución del ingreso y de educación de largo alcance.                          

A la pobreza material se debe sumar la pobreza de ciudadanía. Los sujetos no pueden obtener una verdadera mejora en las condiciones de vida y un ejercicio pleno e integral de sus derechos que les asegure la pertenencia a una comunidad.

     Por otro lado se pude pensar en una ciudadanía emancipada o de alta intensidad que sin negar a los individuos, la que predomina es la esfera pública, en el sentido de una preocupación por lo común, por el interés del conjunto. Posee tres características:                                                                                    

►la pertenencia a una comunidad política que conecta los intereses particulares y da sentido a proyectos individuales.                                                                                                                                                  

►la real igualdad de posibilidades para acceder a bienes sociales y económicos necesarios para una vida digna.                                                                                                                                                                                                 ►la posibilidad concreta de contribuir a la vida pública de la comunidad a través de la participación.                                                                                                                                                                                       Los ciudadanos tienen capacidad de acción a partir de su participación en la vida comunitaria. El Estado es el promotor y garante principal de una propuesta socialmente inclusiva, que asegure la igualdad de oportunidades para acceder a los bienes sociales, culturales y económicos que contribuyan al desarrollo humano. Estas condiciones permiten la autonomía de los sujetos para ejercer su participación y capacidad de crítica, libre de imposiciones ya sea del Estado o del mercado.                                                                                                                                                                                      Una ciudadanía emancipada requiere del desarrollo de una ciudadanía civil entendida como el respeto a la autonomía y la libertad de las personas; una ciudadanía política que permita que todos participen en los procesos de toma de decisiones y la vigencia de los derechos sociales dentro de las máximas posibilidades de cada sociedad.

     Uno de los derechos que tienen todos los ciudadanos es el de la participación política que consiste en el conjunto de acciones que la ciudadanía realiza para tomar decisiones o influir en quienes las toman en asuntos de interés o de incidencia colectiva.                                                                          

 A lo largo de la historia han ido cambiando las formas de participar en política. Estos cambios no se han dado de un modo natural sino que han sido el resultado de luchas, conflictos, demandas y conquistas sociales.

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