¿Cuál es el fundamento que sirve para defender “El Derecho a la vida Animal”?

¿Cuál es el fundamento que sirve para defender “El Derecho a la vida Animal”? ¿Tienen “Interés por vivir”? – Isidora Gómez Pérez, IV°A

Dentro de la sociedad actual, se encuentran diversos fundamentos morales para tildar de inadmisibles ciertas formas de discriminación, es decir, formas de restar importancia a los intereses y derechos de un grupo determinado basándose en distintos parámetros; el color de la piel, el sexo biológico, la orientación sexual, etc. Poniendo así como prioridad las inclinaciones o deseos de los otros grupos, emplazados como hegemónicos; blancos, hombres, heterosexuales, etc. La razón más acertada para concluir que estas formas de discriminación están lejos de ser tolerables es, sencillamente, el derecho a la vida con que se es dotado a cada individuo al momento de nacer.

Pero, ¿En qué se fundamenta esta facultad? ¿Se trata de un fenómeno intrínseco y exclusivo de los seres humanos?

La respuesta a la primera pregunta recae en la naturaleza biológica de la especie humana, apta para experimentar dolor y placer y, a su vez, capaz de mostrar interés por no vivenciar el primero. Es decir, todos los seres humanos poseen el mismo derecho a vivir ya que todos los seres humanos son capaces de sufrir, y con ello, también son capaces de preferir no hacerlo.

De lo anterior claramente se desprende la idea de que aquella capacidad no es exclusiva de la especie humana, lo que será de ayuda para responder la segunda pregunta. Si bien no es posible determinar directamente cuándo un animal no humano siente dolor –pues no tienen las habilidades cognitivas que les permitan manifestarlo verbalmente-, sí es viable inferirlo a través de reacciones fisiológicas y cambios de comportamiento análogos al de seres humanos, dentro de los más simples que pueden ser el retiro de una extremidad al ser acercada a una superficie caliente hasta respuestas más complejas como el estrés que sufren las madres  al ser separadas de sus crías. Pese a que el sufrimiento no puede ser medido más allá del que se vivencia personalmente, son los estímulos y las reacciones que provocan los que pueden otorgar una visión aproximada de la experiencia de otro ser, ya que gran parte de las especies comparten áreas del cerebro involucradas en el procesamiento del dolor.

Para ejemplificar es oportuno mencionar cambios fisiológicos como alteraciones cardiovasculares y la liberación de hormonas relativas al estrés, cambios de comportamiento, tanto la disminución en la ingesta de comida e interacción social o las llamadas de auxilio que pudiesen emitir. También se han de destacar estructuras a nivel neuronal como la presencia de receptores opioides, que participan en la liberación de dopamina con el fin de actuar como sedante o analgésico ante un estímulo externo. Estos últimos se encuentran presentes, incluso, en algunos invertebrados, tales sean crustáceos y cefalópodos, además de producirse de manera natural en moluscos e insectos.

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