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Desarme De Las Maras Salvadoreñas

dayanamaria051023 de Noviembre de 2013

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Introducción:

LAS MARAS:

La palabra "mara" es el equivalente centroamericano a lo que en Español sería "pandilla" "esto es, grupo de amigos de la misma colonia, pueblo o del mismo instituto o escuela ("maras de estudiantes" y no tiene nada que ver con la palabra "marabunta").

En el Salvador país ubicado en Centro América, se empezó a producir este fenómeno en los 60s. Efectivamente, las maras se crean en El Salvador, Guatemala y Honduras y en menor medida en Nicaragua y México con la repatriación de salvadoreños a los Estados Unidos de Norte América, y salvadoreños nacionalizados y los hijos de estos de esa transculturización este fenómeno se empieza a dar en los Estados Unidos de Norte América.

La Mara 18, efectivamente, al igual que la Mara 13 o Salvatrucha, nacen en Los Ángeles (Estados Unidos) en las calles 13 y 18 como respuesta defensiva ante la sociedad anglosajona, blanca y protestante. Son parte del fenómeno La palabra "salvatrucho" es el equivalente a "salvadoreño espabilado" y obviamente SALVATRUCHA es la unión de dichos salvadoreños. Posteriormente tienen entrada ciudadanos de otros países, especialmente guatemaltecos (chapines) y hondureños (catrachos).

En la búsqueda de identidad de muchos jóvenes es donde se da la mayor cantidad de participantes en su época de juventud ellos ven este grupo como una familia es su modo de vida su forma de ver la sociedad en general.

De esa transculturización arranca el fenómeno que hoy en día supone es uno el mayor peligro para las democracias de dichos países.

Como lo comento su nombre da origen a las calles donde habitan sus participantes en Los Ángeles California Estados Unidos de Norteamérica.

Por su conformación social tanto en su lugar de origen como en su lugar de destino, de jóvenes sin oportunidades laborales, sin educación, sintiéndose excluidos en sus países de origen y sin mayor aceptación en el país receptor, nos da como resultado una agrupación de jóvenes donde sus ideales se van a ver comprometidos y mezclados con una gran de conductas antisociales como su ideología principal para de esta forma buscar la aceptación de la masa(sociedad) en general.

Ya que de forma directa o indirecta ellos estarán realizando diferentes actividades delictivas de todo tipo, desde pequeñas actividades a nivel de barrios o vecindarios, hasta acciones tipo comando de asaltos o crimen por encargo, ligado a actividades de drogas, su comercialización y las disputas de mercado entre bandas rivales.

En general se trata de un producto social originado por el sistema que ha excluido a inmensas mayorías de nuestros países, sin tener propuestas válidas y múltiples para el futuro de las mismas, las que hacen lo que se puede para sobrevivir, incorporando el producto de una guerra que se produjo en el Salvador en los años sesentas y setentas ,

Como tales condiciones continúan vigentes, ahora se aprecia que siendo tan numerosas, ampliamente distribuidas en los diversos territorios y con la necesidad de sobrevivir, han ido posicionándose de diferentes territorios para poner en práctica sus actividades ilegales.

Este tipo de organizaciones ya son tomadas como de crimen organizado a nivel mundial, utilizando contras ellos los mismos métodos de combate para su diagnóstico y tratamiento, tanto policial, de seguridad, servicio de inmigración, político y social.

De la época de la guerra aprendieron que las disputas entre personas o grupos las gana el más violento (escuadrones de la muerte, ejército y policía) .

Con todos estos antecedentes estos jóvenes tienen ya el estado mental y social, como recursos previos que la violencia es su mejor aleado, como un método para sobrevivir.

El entorno donde se desarrollan es un lugar propicio para esto ya que son lugares donde la guerra las armas y la violencia propician el que sea fácil conseguir de forma ilegal armas.

La mayoría provienen además de hogares pobres, sin ingresos suficientes para su mantenimiento o desarrollo, desintegrados, con ejemplos vivos de violencia intrafamiliar de todo tipo en contra de las mujeres de la familia, sin la tolerancia necesaria, eventualmente extrañados del hogar por medidas arbitrarias de sus mayores, encargados o responsables, y sin el aprendizaje regular de la escuela, la cual todos han abandonado en su momento, se vuelven de forma instintiva en la aplicación de mecanismos de defensa como grupo.

Este tipo de grupo solo conoce la violencia por lo que es su sistema de comunicación m{as eficiente según sus ideologías.

Al estar envueltos en este círculo de violencia y crimen se hace muy cómodo o habitual el uso de drogas entre sí, con lo cual se vuelven dependientes que resuelven sus recursos para el consumo de la manera más inmediata posible, entre ellas cualquier forma de delito que produce ingresos rápidos, con lo que su situación se vuelve un círculo vicioso cada vez más peligroso para ellos y para los demás, sobre todo las personas que por sus ocupaciones, actividades y recursos están

Desarrollando su vida en lugares geográficamente cerca o en el mismo lugar donde ellas están establecidas.

Estos grupos son tan fuertes que en algunos países este tipo de conducta antisocial ejecutada por estos grupos hacen que el gobierno y la policía desvíen su atención a otras fuentes de delitos, ya tradicionales pero que son puestos en segundo plano, mientras igual siguen cometiéndose, hay un olvido cómodo de los mismos de parte de la sociedad y de sus autoridades, con lo cual dan paso a la impunidad de otros delincuentes.

Muchos de estos conceptos de que son un grupo de delincuentes se ha dado por la gran influencia de los medios de comunicación, lo que ha hecho que las personas vean este fenómeno como algo que no es parte de la sociedad si no como un fenómeno paralelo a la misma, lo cual es incorrecto ya que Las Maras son un fenómeno que está localizado en la sociedad actual de nuestra América.

En la investigación denominada Las “Maras Salvadoreñas Como Problema de Investigación Para las Ciencias Sociales” de Mario Zúñiga Núñez de la Universidad de Costa Rica el habla que desde inicios de del siglo veinte en Centroamérica ya se daba el fenómeno de las pandillas y que en Costa rica se podía ver reflejada por lo que comenta lo siguiente” El escritor y militante costarricense Carlos Luis Fallas publicó sus memorias de infancia en 1952 en un libro llamado Marcos Ramírez. La novela es una asombrosa exploración del San José de principio de siglo XX, visto a través de los ojos de un niño pobre, migrado de lo rural y con una escolarización deficiente.

Estos ojos marginales, periféricos en todo el sentido de la palabra, nos remiten a la constitución de la masculinidad que transitaba de la niñez a la adolescencia en medio de la educación estrictamente patriarcal y violenta de su tío y de la absoluta pasividad de su madre. En el relato, aparecen por todas partes las pandillas juveniles, como unidades de sentido que le otorgan al niño su razón de ser masculina, y que observan cuidadosamente la tradición de “hombres fuertes” que han seguido sus familiares a través del tiempo.

Las anotaciones de Carlos Luis Fallas sobre la vivencia de la masculinidad y su ligamen en edades tempranas no son en absoluto una novedad literaria. Ya a principio de siglo XX se podía contar con los relatos de Mark Twain acerca del niño norteamericano sureño llamado Tom Sawyer, que agrupaba a varios niños a su alrededor para pelear con pandillas de otros pueblos y cometer fechorías.

El caso específico de las pandillas que se han formado en El Salvador no puede entenderse separado de las agrupaciones de Estados Unidos, Honduras, Guatemala y Chiapas, con quienes comparten estrechos lazos simbólicos y organizativos. Esto se evidencia especialmente en la utilización de un nombre común para las dos pandillas más importantes en estos países.

Estas dos agrupaciones que originalmente se formaron en los Estados Unidos fueron importadas al Salvador por medio de la política de deportación surgida en el país del norte, que castiga especialmente el crimen menor y la falta de documentos. Habiendo llegado a Centroamérica, estos jóvenes reprodujeron sus pautas de organización cultura y articularon progresivamente gran cantidad de pandillas que antes funcionaban de forma individual.

Estos grupos sociales están constituidos principalmente por hombres (en su mayoría y algunas mujeres) jóvenes de sectores populares, que se agrupan en unidades barriales desde donde controlan una parte específica de territorio. Este control se emplea muchas veces para cometer crímenes contra la propiedad (robos) o contra las personas (violaciones o asesinatos). Sin embargo el ámbito de acción de las maras no se circunscribe únicamente a los barrios sino a toda la ciudad.

Se caracterizan por tener un antagonismo y disputas (simbólicas y físicas) de territorio tanto con la policía como con los miembros de pandilla contraria. Los códigos de relacionamiento entre pandillas son dicotómicos y absolutos (pertenecer a una pandilla contraria, es motivo suficiente para ser asesinado) (Cruz, 2005: 1155-1158; Savenije, 2006: 208).

El crecimiento o el total de jóvenes que están agrupados en las maras no se tiene a cien i aciertas pero se dice que son varios miles los que las conforman.

El problema no es reciente, pues viene desde la década de los 70, pues durante esta época Guatemala, Honduras, el Salvador entre

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