Desarrollismo, neodesarrollismo y posdesarrollo. Aspectos claves para del debate
Enviado por Diego Ldu Funebrero • 9 de Septiembre de 2020 • Práctica o problema • 2.992 Palabras (12 Páginas) • 138 Visitas
Universidad Central del Ecuador
Facultad de Ciencias Económicas
Desarrollismo, neodesarrollismo y posdesarrollo. Aspectos claves para del debate
Santiago García Álvarez[1]
Introducción
El principal objetivo de este documento es presentar los aspectos fundamentales que caracterizan, distinguen y diferencian a las teorías del desarrollismo y el neodesarrollismo con respecto al llamado posdesarrollo. Presuponemos que estos 3 enfoques mantienen una estructura teórica y epistemológica perfectamente diferenciable y por tanto puede ser objeto de análisis comparativo. Consideramos también que el desarrollismo y el neodesarrollismo tienen la misma vertiente teórica que es el pensamiento del desarrollo latinoamericano de la CEPAL, mientras que el posdesarrollo es una corriente que se nutre de los planteamientos del posestructuralismo francés y que ha sido enriquecida por planteamientos del pensamiento crítico latinoamericano vinculados al poscapitalismo.
Desarrollismo y neodesarrollismo
Desde finales del siglo anterior e inicios del presente siglo, en buena parte de la región latinoamericana se ha extendido con gran velocidad un modelo político y económico que ha sido impulsado por los llamados gobiernos progresistas, cuya definición no es precisa pero que en general se acepta como gobiernos críticos del neoliberalismo.
Pero no solo se trata de la emergencia de gobiernos progresistas de izquierda sino que también se han hecho presentes múltiples movimientos sociales que han planteado una crítica directa y radical al modelo tradicional de desarrollo que ha seguido América Latina en las últimas tres décadas. Desde el lado intelectual también han tomando fuerza los planteamientos sobre la existencia de una crisis civilizatoria del sistema capitalista contemporáneo, ya que por su carácter de crisis estructural y multifacética, amenaza incluso la supervivencia de la especie humana.
En este particular contexto histórico, se presenta el debate sobre las diferentes opciones que existirían para la transformación social. Una de las líneas de esta confrontación teórica e ideológica se da entre el neodesarrollismo y el desarrollismo. Como se conoce, el desarrollismo tomó impulso después de la segunda guerra mundial al calor de los procesos de descolonización en África y Asia.
En el caso latinoamericano, fue una experiencia que propugnaba en lo social un mejoramiento de las condiciones de vida, en lo político la vigencia de la democracia representativa y, en lo económico una modernización capitalista en términos de mayores niveles de productividad lograda a través de la industrialización y una mejor y mayor participación en la economía mundial. El auge del neoliberalismo en los años setenta y subsiguientes fue un duro golpe a la estrategia desarrollista de la región, para pasar a una estrategia de modernización capitalista más agresiva, fundamentada en la liberalización y la desregulación económica.
En concreto, el desarrollismo se expresó en la industrialización, la consolidación de las relaciones capitalistas en el sector rural, la participación activa de las empresas transnacionales para la explotación de los recursos estratégicos, las reformas laborales para garantizar la libertad de contratación, el control de la contaminación a través de tecnologías limpias, la profundización financiera y bancaria, entre otros aspectos.
Por su parte, el neodesarrollismo viene a ser un desarrollismo remozado, en el que predomina un capitalismo de Estado, que a su vez, no solo está interesado en el crecimiento económico, sino que busca superar bajo un enfoque integral las dificultades propias de los países periféricos relacionadas con la inequidad, la baja productividad, la inserción internacional desventajosa, todo ello matizado por la promoción de la sostenibilidad ambiental.
Las variables claves para el cambio estructural comprenden aspectos tales como: difusión de innovaciones, capacidades emprendedoras, calidad del capital humano, flexibilidad del sistema productivo, formación, redes y relaciones entre actores y actividades, protección recursos naturales, recuperación patrimonio histórico y cultural. Todos estos planteamientos forman parte de la llamada competitividad sistémica (Leiva, 2008)
Los gobiernos progresistas de América Latina han cambiado ciertas reglas de juego en los procesos extractivistas en la perspectiva de capturar mayores rentas que se convierten en el soporte de amplias políticas sociales e incluso ambientales. No solo se quedan con la renta extractivista sino que también utilizan una mayor fiscalidad para incrementar sus ingresos con los objetivos señalados anteriormente.
Lo anterior no quita de que todo este proceso podría conducir a confrontaciones de intereses entre las clases desposeídas que se benefician de tales programas con los intereses de las oligarquías locales y de las empresas transnacionales, proceso político que terminan tensando las relaciones sociales pero que el Estado neodesarrollista las gestiona mediante ciertas prácticas de disciplinamiento y control social y la mantención del crecimiento económico que termina beneficiando a los estratos altos y a los estratos medios y bajos.
Posdesarrollo
El posdesarrollo es una corriente de pensamiento asociada a los posestructuralistas franceses, cuya cabeza visible es Michel Foucault (1979, 1973a, 1973b). El posestructuralismo aporta al debate filosófico cuando plantea la necesidad del tomar distancia de formas de pensamiento modernas y eurocéntricas. Cuestiona los discursos, la institucionalidad y las prácticas propias de una visión que deviene en la llamada ideología del progreso (Escobar, 2010).
Frente a la modernización y el progreso vinculados al bienestar material propios del desarrollo económico, el posdesarrollo propone las nociones de multiplicad de modelos socio-organizativos cuya finalidad va más allá del bienestar material, promueve el bienestar colectivo y se fundamenta en las capacidades humanas muy vinculadas a entornos culturales y ambientales diversos. Las necesidades absolutas como empleo, vestido, etc., pasan a ser necesidades relacionales tales como felicidad, tiempo libre, solidaridad, etc.
El desarrollo económico se ha mantenido no solo bajo la visión de la modernización y el progreso, sino que se fundamenta en un tipo de organización económica que busca su expansión en la lógica de la acumulación
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