Dia Del Trabajador En Chile 2015

Ya se conmemoran 127 años de los acontecimientos sangrientos acaecidos en Chicago un 1 de mayo de 1886, desenvolviéndose una serie de huelgas obreras de admirable resistencia y cohesión, que al recibir una intensa represión, culminaron en un terrible viernes negro de mártires. Dichas manifestaciones se iniciaron a la cabeza de hombres, mujeres y niños, todos juntos repitiendo “no queremos más de 8 horas diarias de trabajo”, exigiendo a su vez un salario digno, y domingos no laborales.

Entre los manifestantes caminaba Alberto y su esposa Lucía González, una activa militante de ideas anarquistas que contribuyó a la formación de “la Unión de Mujeres Trabajadoras de Chicago”, de la mano de sus pequeños Lulú y Albertito, quienes la acompañaron más tarde a recorrer el país movilizándose, dirigiéndose a miles de personas, organizando a trabajadoras, escribiendo infinidad de documentos dirigidos tanto a periódicos, sindicatos y autoridades nacionales como internacionales. En 1905 manifestó:

“he tomado la palabra por que ninguna mujer a respondido […] Nosotras, las mujeres de este país, no tenemos ningún voto […] sólo nuestro trabajo… Somos esclavas de los esclavos. Nos explotan más despiadadamente que a los hombres. Donde quiera que los salarios deban ser reducidos, los capitales utilizan a las mujeres […] y si hay cualquier cosa que ustedes los hombres debieran hacer en el futuro es organizar mujeres”.

Claramente Lucía, no se resignó a seguir luchando tras la condena judicial de su marido, quien antes de ser ahorcado la alentó con las siguientes palabras: “Tú eres una mujer del pueblo y al pueblo te lego […] asume la causa del socialismo, ya que yo me veo obligado a abandonarla”, palabras que no sólo penetraron profundamente en su interior, sino que también le dieron mucha fuerza para consolidarse como una político-sindicalista y feminista activa hasta sus 89 años.

Después de este episodio sangriento, las luchas obreras intensificadas en homenaje, renovaron sus fuerzas una y otra vez en todos los países del mundo durante el 1º de mayo, Chile no fue la excepción.

Treinta y cinco sociedades de resistencia asistieron a la concentración en el Parque Cousiño, entre ellas se encontraban Carmela Jeria e Inés Macías, ambas asumiendo una gran responsabilidad como oradoras, según nuestra perspectiva, haciéndose cargo de un discurso específico que responde a una intransigencia fundada en la concientización de la invisibilización y el silencio históricos, tanto de clase como de género: “Como latía el corazón de santo regocijo, al ver al hombre y a la mujer obrera marchar unidos y compactos, celebrando la fecha que recuerda la era de la reivindicación del proletariado mundial”.

Dichos sucesos, nos dan cuenta de una activa participación de las mujeres durante las destacadas jornadas

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