EDUCACIÓN EN VIRTUDES DESAFÍOS DE LOS PADRES HOY
Enviado por alepiedra • 19 de Septiembre de 2015 • Síntesis • 1.883 Palabras (8 Páginas) • 180 Visitas
EDUCACIÓN EN VIRTUDES
DESAFÍOS DE LOS PADRES HOY:
- Formarse para educar a los hijos
- Conciliar familia y trabajo
- Gobernar las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación
- Hacer un buen ejercicio de la autoridad
NECESIDAD DE DAR UNA NUEVA RESPUESTA POR PARTE DE LAS FAMILIAS
El ambiente de hoy es diferente
Los esquemas usados por nuestros padres pueden ser válidos, pero no son suficientes.
Las últimas investigaciones llevadas a cabo por universidades sobre técnicas pedagógicas innovadoras nos hacen ver el futuro con optimismo y tomar conciencia de la necesidad de formarse. Hoy existen técnicas pedagógicas innovadoras.
INSTINTOS GUÍA:
son los impulsos primarios que permiten el desarrollo de los conocimientos básicos y, junto con la razón, constituyen la base del saber humano. Los instintos guía ordenan las acciones primarias de todos los seres vivos. Los instintos guía primarios son impulsos naturales que dirigen el desarrollo de funciones motrices tales como respirar, llorar, mamar, caminar, etc. Imitar es un instinto básico para el aprendizaje, desde los primeros meses de vida el niño imita los movimientos de su madre, sin un adiestramiento especial. Saber imitar es uno de los instintos guía que primero se manifiestan. Se desarrolla en la primera infancia (de los 30 días a los 30 meses), al principio en forma mecánica, pero luego se convierte en hábito. El niño imita según su propio antojo. Esa capacidad de imitar va acompañada de un período sensitivo que se manifiesta como el impulso de repetir la acción contemplada. El proceso no se realiza sin un modelo que imitar. De allí la importancia del padre, la madre y los maestros como modelos.
Los conocimientos sobre la trasmisión genética en el área de la inteligencia hacen que brindemos con más facilidad la ayuda que necesitan nuestros hijos para utilizar correctamente los instintos guía. Conocer los instintos guía ayuda a educar mejor.
PERÍODOS SENSITIVOS:
Educar, es ayudar a los hijos a crecer en virtudes. Las virtudes, se basan en los hábitos. El primer paso para educar, será ayudar a los hijos a adquirir hábitos buenos. Los hábitos tienen sus Periodos Sensitivos, que se reparten desde que se nace, hasta los 20 años aproximadamente. Los hábitos, se adquieren repitiendo actos libres y conscientemente, queridos por las personas.
Cuando se vive el Periodo Sensitivo de un hábito, la persona siente un atractivo especial para realizar y repetir esa acción, esto facilita la adquisición del hábito. Todos y cada uno de los hábitos que puede vivir una persona, tienen su momento mejor para vivirlo, su Periodo Sensitivo.
Los períodos sensitivos de desarrollo son fases de la vida durante el crecimiento. Ellas resultan propicias para ejercer una determinada función directamente relacionada con el desarrollo humano: corporal, intelectual y de la voluntad. El conocimiento de la existencia y de las características de estas fases ayuda a los padres a centrar los esfuerzos en la educación de sus hijos. Conocer los períodos sensitivos facilita la formación.
En todos los seres vivos existen estos períodos sensitivos, no voluntarios, en los que el organismo tiende intuitivamente a realizar determinada acción. Se habla de períodos porque abarcan una determinada etapa, y se llaman sensitivos porque son independientes de la voluntad.
Ver anexo: cuadro resumen de los Períodos Sensitivos
EDUCAR EN VIRTUDES:
La herencia que unos padres quieren dejar a sus hijos ha evolucionado con la historia. En la Era de la agricultura, los padres luchaban por dejar como herencia cosas materiales: una casa, tierras, animales, etc. En el siglo XX era más importante, dejar como herencia a los hijos, una buena carrera universitaria y el dominio de idiomas. Hoy, en el siglo XXI sigue siendo importante tener y saber, pero ha pasado a primer plano la persona, que los hijos sean personas íntegras, con valores, como consecuencia, la educación de la voluntad pasa a ser prioritaria. Las virtudes humanas, se ponen en alza.
Las virtudes humanas son disposiciones estables, conscientes y libremente adquiridas, perfecciones habituales del entendimiento y de la voluntad que regulan nuestros actos, ordenan nuestras pasiones y sentimientos y guían nuestra conducta. Proporcionan facilidad, dominio y gozo para llevar una vida buena y comprometida con los valores. Todos los padres quieren ver a sus hijos (ya crecidos) como personas responsables, buenas y de confianza. Pero enseñar valores no es lo mismo que enseñar a un niño a nadar. Podríamos pensar que son muchas las virtudes que interesa educar. Es cierto, pero el principio de armonía de las virtudes nos enseña que cuando mejora alguna de estas cualidades, quien mejora es la persona completa del hijo y, por tanto, se perfeccionan indirectamente todas las demás virtudes. Un sólo acto no supone una virtud. Tampoco unos cuantos repetidos al azar o en unas determinadas circunstancias o sin voluntariedad. La virtud supone una repetición de actos con sentido: sabiendo qué se hace y por qué se hace, y queriendo actuar así en cualquier circunstancia y ambiente, estén otros presentes o no.
Es posible identificar una serie de virtudes fundamentales que constituyen puntos de referencia para toda la actividad implicada en la educación de los hijos. Al estudiar el elenco de virtudes nucleares y anexas se comprueba que no es fácil agrupar las virtudes, ya que unas llevan a otras y todas ellas se implican mutuamente, y caben muchos modos de hacerlo, todos ellos válidos. Podemos pensar en la tendencia fundamental del hombre a la felicidad, a la complacencia en la participación del bien, es decir, a buscar la alegría en cualquier acto que realiza. Esta tendencia universal, propia de toda actividad humana, puede ser considerada como el motor interior de la actuación en la que se manifiesta la persona. La alegría es la síntesis de las aspiraciones del hombre. Además de la alegría, que es fruto de la vida conforme a la virtud, consideramos cuatro núcleos de virtud, cada uno de los cuales representa un tipo de disposiciones humanas para enfrentarse con la vida y de obrar en el mundo:
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