EL INFANTE MALTRATADO
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EL INFANTE MALTRATADO.
La niñez a lo largo de la historia ha sido valorada de diferentes maneras; hubo tiempos en que los niños carecían de derechos y eran considerados como adultos.
No es sino hasta el siglo XIX en que se reconoce los derechos propios del niño y poco a poco se va generalizando esta actitud; prospera el interés por la pediatría, se modifican los métodos, sus instalaciones y su trato. Así a la par de los avances sociales y tecnológicos la niñez empezó a valorarse desde otra óptica.
En 1924 se proclama en Ginebra los derechos del niño, en 1959 fueron reconocidos por las Naciones Unidas. En 1989 se crea en la ONU la Convención de los Derechos del Niño.
El síndrome de maltrato infantil es un fenómeno complejo de la sociedad, conocido desde hace siglos, pero con características especiales en la etapa actual, puesto que puede envolverse a cualquier grupo socioeconómico en mayor o menor intensidad, y resultan las familias desposeídas las más afectadas (19).
El maltrato en el niño fue descrito por primera vez en 1868 por Ambrosio Tardieu, patólogo de la Universidad de París quien define por primera vez en su cátedra el maltrato visualizado en 32 autopsias de niños muertos por golpes y quemaduras.
En 1962 Henry Kempe propuso el término "síndrome del niño golpeado o maltratado (Battered child syndrome)", aquel que presentaba una lesión ósea, con una lesión cutánea de tipo equimosis, magulladura, quemadura, en la misma región y cuya causa no hubiera podido ser especificada.
El abuso infantil se ha convertido en el mayor problema de salud a nivel mundial según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Datos recientes de la OMS muestran que 40 000 000 de niños entre las edades de 0-14 alrededor del mundo sufren de abuso y negligencia requiriendo los servicios de salud y trabajo social. Se reportan más de 80,000 casos al año de abuso sexual a los niños/niñas pero el número de casos que no se reporta es aún mayor.
Estudios realizados en 19 países, entre los que se encuentran Sudáfrica y Suecia, han reportado un rango de prevalencia de abuso sexual entre 7 y 34 % en niñas y 3 a 29 % entre los varones.
El síndrome de abuso sexual y el incesto son problemas sociales conocidos desde hace muchas décadas, sin embargo las prohibiciones impuestas por la familia y la sociedad, impidieron entrar en los detalles íntimos surgidos en las distintas formas de presentación.
En Cuba, como política de Estado, pone en función del niño, la mujer y del pueblo en general todos los recursos necesarios para brindar una atención priorizada a todos, en distintos programas que garantizan la adecuada calidad de vida y el mejoramiento de la condición humana.
La identificación del maltrato infantil es un verdadero reto para el médico, pues la historia clínica recogida es muchas veces inexacta y engañosa, los hallazgos al examen físico son en muchas ocasiones inespecíficos y la mayoría de los médicos, no lo incluyen en su diagnóstico diferencial.
El maltrato puede ser clasificado en las categorías de: abuso (físico, sexual, psicológico), negligencias y síndrome de Munchausen por poder. De estas categorías, la negligencia es la más frecuente y posiblemente la de mayor morbilidad y mortalidad. Es importante destacar que las negligencias se diferencian de los accidentes porque en estos últimos no hay responsabilidad de los padres o tutores mientras que en la mayoría de las negligencias está presente un fallo por parte de los padres o personas al cuidado del menor.
Se define como maltrato físico a cualquier lesión física infringida al niño o niña (hematomas, quemaduras, fracturas, lesiones oculares, lesiones cutáneas) mediante pinchazos, mordeduras, golpes, estirones de pelo, torceduras, puntapiés u otros medios con los que se lastime al niño.
Aunque el padre o adulto a cargo puede no tener la intención de lastimar al niño, también se interpreta como maltrato a la aparición de cualquier lesión física arriba señalada que se produzca por el empleo de algún tipo de castigo inapropiado para la edad del niño.
A diferencia del maltrato físico el castigo físico se define como el empleo de la fuerza física con intención de causar dolor, sin lesionar, con el propósito de corregir o controlar una conducta. No siempre es sencillo saber cuándo termina el "disciplina miento" y comienza el abuso. En contraposición del maltrato físico, el castigo corporal es una práctica muy difundida y socialmente aceptada.
El maltrato psicológico es una de las formas más sutiles pero también más existentes de maltrato infantil. Son niños o niñas habitualmente ridiculizados, insultados regañadas o menospreciadas. Se les somete a presenciar actos de violencia física o verbal hacia otros miembros de la familia. Se les permite o tolera uso de drogas o el abuso de alcohol. Si bien la ley no define el maltrato psíquico, se entiende como tal acción que produce un daño mental o emocional en el niño, causándole perturbaciones suficientes para afectar la dignidad, alterar su bienestar e incluso perjudicar su salud.
Actos de privación de la libertad como encerrar a su hijo o atarlo a una cama, no solo pueden generar daño físico, sino seguro afecciones psicológicas severas. Lo mismo ocurre cuando se amenaza o intimida permanente al niño, alterando su salud psíquica.
El abuso sexual puede definirse como tal a los contactos o acciones recíprocas entre un niño o una niña y un adulto, en los que el niño o niña está siendo usado para la gratificación sexual del adulto y frente a las cuales no puede dar un consentimiento informado. Puede incluir desde la exposición de los genitales por parte del adulto hasta la violación del niño o niña.
Las formas comunes del abuso sexual son el incesto, violación, el estupro, el rapto, rufianismo, actos libidinosos, etcétera.
Una forma común de abuso sexual es el incesto, definido este como el acto sexual entre familiares de sangre, padre-hija, madre-hijo, entre hermanos.
El abandono o negligencia significa una falla intencional de los padres o tutores en satisfacer las necesidades básicas del niño en cuanto alimento, abrigo o en actuar debidamente para salvaguardar la salud, seguridad, educación y bienestar del niño, es decir, dejar de proporcionar los cuidados o atención al menor que requiere para su adecuado crecimiento y desarrollo físico y espiritual. Esto puede incluir, por ejemplo, omitir brindarle al menos alimentos, medicamentos y afecto.
Pueden definirse dos tipos de abandono o negligencia:
Abandono físico: Este incluye el rehuir o dilatar la atención de problemas de salud, echar de casa a un menor de edad; no realizar la denuncia o no procurar el
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