EL NACIMIENTO DE UN POLÉMICO CONCEPTO
Enviado por Re08ba • 21 de Septiembre de 2020 • Documentos de Investigación • 2.129 Palabras (9 Páginas) • 178 Visitas
EL NACIMIENTO DE UN POLÉMICO CONCEPTO
El término capitalismo es considerado una palabra excesivamente polémica, ya que surgió en el ámbito de la crítica y durante decenios se ha empleado con un sentido peyorativo. Muchos expertos en ciencias sociales y culturales han contribuido de un modo sustancial al debate sobre el capitalismo. Veinticinco años después del final de la guerra fría, una guerra en torno a conceptos clave, el término ha vuelto a incorporarse al discurso científico. La crisis internacional de los mercados financieros y la deuda que vivimos desde 2008 ha avivado el interés por el capitalismo. El sustantivo capitalismo no se asentó en las lenguas francesas, alemana e inglesa hasta la segunda mitad del siglo XIX. Los conceptos de capital y capitalista estaban muy extendidos. En alemán, el término Kapital pasó de la jerga comercial (uso generalizado a principios del siglo XVI) a la de los autores de las ciencias sociales y económicas, disciplinas que surgieron en los siglos XVII y XVIII. Hacía referencia al dinero (invertido o prestado) y, al patrimonio consistente en dinero, documentos de crédito, títulos, mercancías y medios de producción (en el sentido de las ganancias que se espera que aporte) y no tanto en el sentido del patrimonio que se iba a consumir o a acumular.
Desde el siglo XVII, un capitalista es el hombre que posee abundante capital, dinero en efectivo y un gran patrimonio y puede vivir de sus intereses y rentas. Se designaba como capitalistas a los comerciantes, banqueros, rentistas y otras personas que prestaban dinero, esto es, que utilizaban los capitales para hacer negocios o actuar como intermediarios. También se iba empleando para referirse a cualquiera que ganase dinero mediante su actividad profesional si reunía el excedente de su trabajo, de lo que ganaba más allá de lo que necesitaba gastar para su consumo, con el fin de reutilizarlo para la producción y el trabajo. Desde finales del siglo XVIII, cada vez fue más frecuente contemplar a los capitalistas como personas diferentes a los trabajadores, como la clase de los patrones (propietarios de empresas dentro del sistema de verlag, industriales y comerciantes), que no vivían de su salario o de sus rentas, sino de los beneficios que obtenían. De 1848 a 1849 estallaron los episodios revolucionarios y se impuso la industrialización, con sus fábricas y su trabajo asalariado.
El sustantivo capitalismo reflejó desde mediados del siglo XIX en la lengua francesa fundamentalmente ese matiz de crítica a la sociedad de clases, que se impondría también hacia 1860 en el idioma alemán y algo más tarde en el inglés. El socialista Louis Blanc criticaba en 1850 el capitalismo por ser la apropiación del capital por parte de unos y la exclusión de los demás. Pierre Joseph Proudhon censuraba los solares del mercado de la vivienda de París como la plaza fuerte del capitalismo y defendía la adopción de medidas contra la usura de los arrendadores y la especulación. Un representativo diccionario incluía el término capitalisme como neologismo, lo definía como poder de los capitales o de los capitalistas y remitía a Proudhon. En 1872, el socialista Wilhelm Liebknecht despotricaba en Alemania contra el Moloch del capitalismo, que cometía sus abusos en el campo de batalla de la industria. En las décadas de los cincuenta y los sesenta del siglo XIX Karl Marx escribió profusamente sobre los modos de producción capitalista. Rodbertus dijo que el capitalismo se había convertido en un sistema social. A Schäffle habló por primera vez del capitalismo y creó una entrada específica para el capitalismo como designación del método de producción capitalista, frente al socialista y colectivista.
En 1902 se multiplicó a gran velocidad la literatura que, desde una perspectiva histórico-social, analizaba la teoría, el pasado y el presente del capitalismo. En 1922 el concepto se definía como un sistema en el que los medios de producción pertenecían a propietarios particulares, que contrataban a gerentes y trabajadores para la producción; el concepto surgió desde un espíritu crítico y con un enfoque comparativo. Se utilizaba el término para describir fenómenos contemporáneos, que se consideraban nuevos y modernos, en un marcado contraste con respecto a circunstancias del pasado, o bien se empleaba para confrontar el presente con las ideas que se estaban defendiendo y con los indicios ya observables del inicio del socialismo. El concepto capitalismo surgió desde la perspectiva de un recuerdo, en ocasiones idealizado, de un pasado diferente o bien desde el sueño de un futuro mejor y, mayoritariamente, en el contexto de una visión crítica del presente.
TRES CLÁSICOS: MARX, WEBER Y SCHUMPETER
Expertos en ciencias sociales y culturales de finales del siglo XIX y principios del XX consideraron que el capitalismo era la característica fundamental que definía su época. En el debate científico acerca del capitalismo participaron autores germanohablantes, ingleses y franceses; contribuyeron a que la idea de capitalismo traspasase los límites de un concepto de lucha política para convertirse en un concepto de sistema, cuyo estudio académico exigía un gran esfuerzo. Hubo tres clásicos representantes de este debate en torno al capitalismo que aportaron definiciones del término.
Karl Marx utilizó en muy pocas ocasiones el sustantivo capitalismo; escribió acerca del modo de producción capitalista. La esencia del concepto de capitalismo de Marx se puede resumir en cuatro puntos: consideraba que el mercado desarrollado, que requiere una división del trabajo y una economía monetaria, es el elemento central del capitalismo. Subraya el carácter coercitivo de las leyes del mercado, que capitalistas y obreros, productores y consumidores, vendedores y compradores deben observar, sean cuales fueren sus objetivos individuales, so pena de caer en la ruina. Aborda como una de las características del capitalismo, la acumulación, en principio ilimitada, esto es, la formación y la multiplicación permanente del capital, en cierto modo como un fin en sí mismo, primero como acumulación originaria, por la transferencia desde otras áreas (no sin desposesión y no sin violencia), y más tarde como reinversión de los beneficios que, a fin de cuentas, procedían del valor creado por el trabajo: el capital se presentaba así como trabajo coagulado. Marx identifica la relación de tensión que existe entre los capitalistas, en calidad de propietarios de los medios de producción, y los empresarios y gerentes que dependen de ellos, por una parte, y los obreros libres (contratados a cambio de una remuneración o un salario y que no poseen los medios de producción), por otra. Ambos bandos se encuentran vinculados por una relación basada en el intercambio (de la fuerza de trabajo o la prestación del trabajo por el salario o la remuneración, considerando el trabajo o la fuerza de trabajo como mercancía), así como por una relación de dominación y dependencia que permite la «explotación» del obrero por parte del capitalista; una explotación en el sentido de que hay una parte del valor creado por el obrero (lo que se conoce como plusvalía) que ni se pone a su disposición ni se le paga, sino que pasa a las manos del capitalista/ empresario, quien destinará una porción de ella a la acumulación y otra, a cubrir su propio consumo. La relación entre el capital y el trabajo asalariado entendida de tal modo no solo estimula la dinámica del sistema, sino que también desencadena la lucha de clases, que a largo plazo lleva a que la burguesía y el proletariado se enfrenten como enemigos irreconciliables. Marx describió la enorme dinámica del sistema capitalista; Estaba convencido de que el modo de producción capitalista tendía a marcar la sociedad, la cultura y la política de un modo decisivo. También definió ese capitalismo que apareció por primera vez en toda su intensidad como capitalismo industrial, cuya esencia era la gran industria y el trabajo asalariado en masa. Le interesaba era el capitalismo en su expresión moderna, dentro de la economía industrial, así como su nacimiento (en Inglaterra, en el siglo XVI).
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