ENSAYO

CONSECUENCIAS DE LOS PRECIOS DE LOS COMBUSTIBLES EN EL SALVADOR

Las personas utilizan los combustibles en la vida cotidiana y cualquier alteración en el valor les afecta de manera positiva o negativa. El propósito del texto es analizar las consecuencias de los aumentos y disminuciones de los precios y, además, el impacto que generan en El Salvador.

En los últimos años, el país ha experimentado variaciones en los precios de los carburantes. Entre los efectos directos que se perciben debido a la caída internacional del importe del petróleo está el descenso del costo de las gasolinas. Las familias ahorran y tienen más dinero para otros gastos particulares, lo cual ayuda a dinamizar el comercio a nivel nacional. Además, implica que las personas podrían interesarse en adquirir un vehículo o los que ya poseen, estén decididos en manejar más.

Las constantes bajas en los combustibles deben generar una reducción en los precios de los diferentes bienes que se venden en el mercado nacional. Así lo afirman la Defensoría del Consumidor y el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), al consultarles sobre los efectos que traen al país la venta barata de las gasolinas. (El diario el Mundo, 6 de Enero del 2015). El impacto que tiene en nuestro país, es en el Índice de Precios al Consumidor (IPC), un índice que mide los cambios de los costos de los productos de un mes con el siguiente, monitoreando diversas mercancías y servicios que los hogares consumen para satisfacer sus necesidades.

El bajo precio del petróleo indica un beneficio para las empresas del rubro del comercio y la industria, debido a que sus costos de comercialización o producción se reducen en un 50%. Esto incide de manera positiva sobre todo en las industrias que utilizan mucha materia prima derivada del combustible. Además, otro efecto directo que se percibe es la disminución en la tarifa de la energía eléctrica.

Por lo tanto, el combustible y la electricidad son fundamentales en los costos de producción en las empresas, y si hay una baja en ambos es lógico que los precios de los productos se estabilicen y disminuyan en aquellos casos donde los insumos son esenciales. Esto se traduce en buenas noticias, tanto para los consumidores y la industria salvadoreña.

Muchos consideran que a bajos precios menor es la ganancia para los distribuidores de combustibles, pero la realidad es que entre más barato el importe hay mayor consumo de gasolina, por consiguiente, experimentan un crecimiento en las ventas. Por otra parte, la factura petrolera también se ve beneficiada. En ese sentido, el Gobierno debe aprovechar las caídas de los costos de los carburantes para poder realizar ahorros en muchos de los subsidios que ofrece, como el del gas y energía, que están ligados al valor del barril de petróleo.

La reducción de los subsidios es lo mínimo que se puede esperar del gobierno, tomando en cuenta que el precio del petróleo también representa una disminución en los ingresos que se perciben, tanto por el IVA y los impuestos específicos que se aplica a los combustibles.

Otra consecuencia que impacta a El Salvador por la reducción del costo del carburante es el cobro de 1% de impuesto sobre los precios de la gasolina,  esto aplica cuando el monto del barril de petróleo baja de los $50, según lo estipula la Ley de Impuesto Especial sobre Combustibles, creada en 2009.

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