El Control Vertical de un Máximo de Pisos Ecológicos
Enviado por eloy711 • 24 de Octubre de 2015 • Informe • 1.224 Palabras (5 Páginas) • 214 Visitas
El Control Vertical de un Máximo de Pisos Ecológicos (John Murra 1975)
Enrique Loyola Echeverría
John Murra, antropólogo rumano-americano, fue uno de los impulsores de la etnohistoria andina. En 1941, comenzó a estudiar al hombre andino. Producto de sus investigaciones, en 1975 el Instituto de Estudios Andinos publicó su libro: “Formaciones económicas y políticas del mundo andino”.
Su investigación se basa en la información que proporcionaban las visitas, pues ellas guardan datos censales de la población, de las actividades que realizaban y del proceso que fue viviendo el hombre andino durante 1460 a 1560, periodo en el cual se estableció un sistema de archipiélagos verticales, a través del cual, se fue aprovechando la diversidad del ecosistema regional (costa, sierra y selva). Para ello contaban con un núcleo, desde donde se controlaban las diferentes zonas. En la presente reseña, haremos un recuento de los cinco casos planteados por este ilustre peruanista.
En el primer caso, hace referencia a las pequeñas etnias que habitaron Chaupiwaranqa, quienes poblaron la zona más alta del Marañón y Huallaga. Se calcula que los pobladores no excedían las 20000 personas. Además, por ser un grupo pequeño no podían estar muy alejados del centro de la población, estableciendo un marco de tres a cuatro días de distancia.
Sus pobladores buscaron controlar la mayor extensión de territorio, para aprovechar los recursos de los diversos pisos ecológicos. Esto lo hicieron a través de asentamientos ubicados en sitios estratégicos, entre los cuales mencionaremos a las comunidades chupaychu, huamalli o yacha. Estos núcleos de poder contaban con zonas aledañas, las cuales se asentaron verticalmente en dos direcciones y con actividades distintas: una en la puna donde pastaban rebaños y explotaban salinas. La otra en los valles bajos donde producían: algodón, ají, maíz; en la ceja de selva: coca; y en la zona de los bosques: madera.
En la puna, los tubérculos y los camélidos fueron elementos fundamentales de la economía de los Andes Centrales. En cambio el maíz fue un objeto suntuario y ritual, y su cultivo requirió mayor infraestructura.
En el segundo caso, Murra menciona a los Lupacas quienes se ubicaron en la cuenca altiplánica del lago Titicaca a 4000 m.s.n.m. Tuvieron una población aproximada de 100 000 habitantes. Los dominios de esta etnia, al igual que del primer caso, llegaban por un lado al Pacífico y por otro a la selva. Los núcleos de población y poder, eran también centros de cultivo, pastoreo y conservación de alimentos. Los asentamientos periféricos podían estar más alejados del núcleo, hasta diez o más días de camino del Titicaca. Sin embargo, los colonos no se sentían ajenos, sino por el contrario mantenían los derechos y costumbres de su etnia originaria, por ejemplo tareas especializadas como: cerámica y metalurgia.
Para el tercer y cuarto caso, el autor presenta poca información etnohistórica. En tal sentido es difícil afirmar la existencia en la costa de archipiélagos verticales. Así pues, en el tercer caso describe el litigio entre tres grupos étnicos de la costa central: Canta, Chacalla y Collique; quienes se disputaban por el control de un cocal, cerca de Quivi. Luego de escuchar los testimonios de las partes involucradas, los yungas de Collique tuvieron que ceder y compartir las tierras regadas con agua del río Quivi (Chillón). Este deslinde determinó cuales serían los surcos, andenes o bocatomas que cada grupo étnico compartiría en un mismo piso ecológico. Sin embargo, dicha tregua fue precaria y tensa, pues de vez en cuando una de las etnias asumía el control temporal. En tal sentido, no podemos afirmar que tuvieron un modelo vertical, pues no hubo control político y económico de su núcleo. Siendo esto, requisito para poder determinar que fue un modelo vertical. Según Julio C. Tello, la relación entre la costa norte y la
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