El Futuro Del Campo En México Y El Dogma Neoliberal
Enviado por chidongongo02 • 8 de Enero de 2015 • 913 Palabras (4 Páginas) • 189 Visitas
La siguiente reforma anunciada es la del campo y hay que prepararse para dar la batalla en el mundo de las ideas y en el de la política. No bastaron las modificaciones a la ley agraria de 1992, y los impactos provocados por esa y por el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). No es difícil adivinar cuáles serán los objetivos y los métodos de este nuevo ajuste de cuentas con el mundo rural. Dos décadas después, buscarán desmontar por medio de nuevas leyes todo aquello que les estorba o les impide depredar con plenitud recursos naturales y trabajo humano. Y lo que más les estorba son los territorios campesinos que la historia ha dejado, a pesar de tres décadas de neoliberalismo, cuyas raíces se remontan a la revolución agraria de principios del siglo XX y al pasado de la civilización mesoamericana. Esta vez, sin embargo, hay una novedad: ya no se trata sólo de expulsar campesinos y de modificar a como dé lugar los territorios mediante el mercado y la tecnología, sino de articular esas acciones con las explotaciones del subsuelo (minerales, petróleo, gas y otros) que habrán de realizar las corporaciones multinacionales, extranjeras y nacionales, al amparo de las reformas energética y minera. Y en este intento hay un factor que se ha vuelto estratégico y que dará lugar a cruentas batallas: el agua.
Las acciones en el campo, pasadas y futuras, impulsadas desde el neoliberalismo proceden de una ideología, que para el caso del campo están asentadas en los agronegocios y tecnológicamente en el modelo agroindustrial, que impulsa el uso de maquinaria, agroquímicos (pesticidas y fertilizantes), nuevas variedades genéticas, cultivos transgénicos sobre medianas y grandes propiedades, y encadenados a los monopolios comerciales. Para una mente neoliberal lo anterior permite competitividad, productividad y progreso, tres palabras mágicas que cada vez más convencen menos. Como si fuera un programa insertado en sus cabezas, los técnicos, productores y funcionarios neoliberales creen en todo ello ciegamente como un feligrés mantiene la fe en su dios. En automático, sus mentes identifican progreso y modernidad con la industrialización del campo, y atraso y estancamiento con el mundo campesino. Sus cerebros, o más bien sus creencias y dogmas, no aceptan que pueden existir otras opciones, otras formas de modernización. En vez de adaptar o ajustar su modelo a la realidad, se pasan la vida adaptando la realidad a su modelo. Si, como se ha dicho, esta vez sí habrá consulta, debate y discusiones, el punto del dogma neoliberal deberá estar presente en todo momento, porque representa un nudo gordiano que vale la pena hacer visible.
Se debe echar abajo el mito de que para modernizar el campo sólo existe un camino. Hoy disponemos no solamente de suficientes evidencias científicas que cuestionan de raíz ese dogma, sino de innumerables ejemplos, concretos y reales, de que es posible una modernización alternativa basada en
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