El Hombre Transitó De Las Oscuras Avernas A Los Iluminados Penthouses
Enviado por marinoalzate • 26 de Septiembre de 2013 • 2.098 Palabras (9 Páginas) • 356 Visitas
EL HOMBRE TRANSITÓ, DE LAS OSCURAS CAVERNAS A LOS ILUMINADOS PENTHOUSES
El final de nuestra exploración será llegar adonde empezamos y reconocer el lugar como por primera vez. T.S. Eliot.
1. ¿Cuál es la importancia de la epistemología para su formación como investigador de las ciencias sociales?
2. ¿Qué aportes específicos hace la epistemología para la identificación de su objeto de investigación y al enfoque para abordarlo?
Todo aquel que pretenda ser investigador en ciencias sociales y, particularmente en educación, debe reconocer el territorio sobre el cual se haya asentada la epistemología, el cual tiene, indudablemente, un componente histórico imposible de soslayar, so pena de encaminarse a un cruento campo de batalla sin armas.
La epistemología, entendida en un sentido amplio, como teoría general del conocimiento, ha corrido una suerte similar a la ciencia. Si ubicamos su origen desde los griegos, ha trascendido en un ir venir constante, su recorrido se puede catalogar de zigzagueante, en medio de un trasegar sin pausa, a ritmos disímiles, en ocasiones lento, hasta el punto de parecer detenerse en el tiempo, como si se estancara, en otros momentos se le ve aumentar su marcha e incluso saltar hacia nuevos escenarios cualitativos.
Es crucial reconocer, por parte del los investigadores, los varios hitos o momentos decisivos que han marcado el desarrollo de la epistemología en su dilatada trayectoria. En los griegos, se observa un esfuerzo monumental por teorizar al respecto, el cual llega a decantarse en la epísteme, la que podría tomarse como un punto de partida, concepto que se asumía como una creencia justificada en términos de verdad, diferenciada de la doxa, que definía más bien a una creencia común u opinión. Luego, Aristóteles estableció la criterios de una ciencia formal, su pensamiento predominó por varios siglos hasta que aparecieron Galileo y Newton, y a partir de sus aportes se formuló el método científico, que aplicado originalmente a las ciencias naturales, fue luego exportado, mecánicamente, a la demás ciencias, en lo se denominó positivismo, la ciencia al servicio del hombre, que ahora es el centro, para su beneficio. Si bien este constructo logró consolidarse en su momento y llegó a ser catalogado como el paradigma, el modelo único de racionalidad científica, no tardó en originarse una de las más connotadas polémicas intelectuales que ha dejado huella en las ciencias, defensores y detractores se tranzaron en franca lid. Un primer esbozo de esta polémica puede ubicarse, en el siglo XIX, con planteamientos sobre la especificidad de las ciencias sociales y la necesidad de un método apropiado para ellas. Asimismo, a principios del siglo XX, con la formulación de la teoría de la relatividad, la teoría cuántica, entre otras, se puso en duda que el paradigma Galileano fuese el único válido en la investigación científica, aún en las ciencias naturales. Los debates continuaron a lo largo de los años, en todas las ciencias se desarrollaron nuevas teorías, pero especialmente en las ciencias sociales y humanas, entre ellas en la educación. Varios aspectos fueron puestos en escena: la explicación causal derivada del análisis experimental, la deducción de leyes y la existencia de regularidades generalizables se confrontaron con la visión teleológica, derivada de la razón de trascendencia, Erklären vs. Verstehen, es decir, a la Explicación se opuso la Comprensión, e discutió con respecto a tipo de método, es decir, inductivo y/o deductivo, se habló entonces de verificación o falsación, se cuestionó el método científico como único valedero (monismo metodológico) y se admitió la existencia de otros métodos, también válidos. En medio de toda esa confrontación se presentó el rescate de la Hermeneútica, surgieron enfoques fenomenológicos, Se suceden autores cuyas teorías ganaron gran reconocimiento, aparecen entonces Marx, Husserl, Wittgenstein, Popper, Gadamer, Habermas, entre otros.
A raíz de esa gran efervescencia, se dio pasó entonces de un saber seguro a un saber hipotético, de resultados concluyentes a resultados relativos. De la razón teórica a la razón práctica. La sociedad empieza a delinearse, no como un objeto más, que puede estudiarse desde afuera, sino que es de hecho subjetiva, se conoce desde adentro, por personas que a su vez tienen prejuicios o sesgos ideológicos. Las ciencias no son neutrales, detrás de la teoría de la ciencia se mueven varios modelos de sociedad. Se postul+o que la acción humana y social está imbricada de interés, de complejidad. Se entronizó el papel de la contradicción, se admitió la existencia de contradicciones sociales y se vislumbró que al principio de la ciencia no está el problema mental, sino el real, la contradicción. Al fragor de este dinámica se apuntala la teoría crítica dirigida por un interés emancipador. El lenguaje, ya no son solo palabras que permiten comunicarse, se descubre lleno de significancia, también hace parte del conocimiento y de la ciencia, es decir, además de sentido, las percepciones tienen significatividad. Se empieza a reconocer así la mediación semiótica de los significados que constituyen a la cultura entendida como texto, lo que extiende el concepto de el texto, este ya no es meramente lo que está escrito, son también las acciones, las culturas, los contextos que son interpretables y transformables. Se da un salto gigante, de los modelos lógicos y normativos a los históricos y procesuales.
Por consiguiente, del análisis de todos estos alumbramientos se llega a establecer que los descubrimientos y los hechos históricos acarrean al mismo tiempo el desarrollo de nuevas teorías y conceptualizaciones en el campo científico y social. Por ejemplo, la revolución Francesa trae consigo nuevas teorías en el campo humano y social.
Otro aspecto nodal que debe ser apropiado por cualquier investigador y con mayor énfasis los involucrados en los procesos educativos es que luego de toda esta discusión, en la cual se argumenta la peculiaridad de las ciencias humanas y sociales, y en la que también, algunos llegan a cuestionar la viabilidad o no de construir un estatuto científico válido para las ciencias humanas y sociales, se configura un panorama que da lugar, hasta hoy, a la condensación de esas teorías y planteamientos en tres grandes perspectivas, que a su vez congregan varios enfoques y metodologías. Estos sistemas demuestran su vigencia actual a nivel de las ciencias sociales y en particular en la educación. En tal sentido, es posible identificar, por un lado, la Perspectiva Explicativa, más afín a las ciencias naturales pero aplicable en otras ramas del saber, esta busca describir, explicar y producir teorías generalizables.
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