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El Principe


Enviado por   •  5 de Marzo de 2013  •  3.259 Palabras (14 Páginas)  •  371 Visitas

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INTRODUCCIÓN

Representar a un pueblo, proveerlos de justicia y tranquilidad, mantener contenta a la aristocracia y una segura independencia frente a otros reinos, son algunos de los deberes de quien se encuentra al frente de un estado. El Príncipe es el tratado más completo –y más influyente- que sobre el poder y su ejercicio se ha escrito. Los líderes más poderosos del mundo lo consultan y todo aquel que de la política hace su vida, se topa con el escrito tarde que temprano. ¿Por qué de su vigencia en estos tiempos en que la política y sus protagonistas no inspiran confianza o respeto alguno? La ética de la política se ha vendido al mejor postor. Los políticos de ahora, no son sin duda como en aquellos tiempo; ahí radica la importancia de resaltar el pensamiento de Maquiavelo.

El Príncipe fue dedicado a Lorenzo el Magnífico quien fuera hijo de Pedro de Médicis, su poderío en la Italia del siglo XVI se encontraba en un esplendor en crisis, las referencias históricas citadas continuamente son muestra de ello. Habremos de reiterar que el término maquiavélico tiene su origen, precisamente en el nombre de tan ilustre italiano, pues la astucia y la inteligencia a usar para llegar y conservar un reino son características que se atribuyen a alguien que consigue lo que quiere a base de profundas reflexiones que preceden a sus actos.

Lástima que los políticos de hoy den menos tiempo a la reflexión y demasiado a la acción.

RESUMEN

Capítulos I, II y III

Sobre los diferentes tipos de principados y el modo de adquirir tan notable rango.

Maquiavelo divide a los principados en dos categorías: hereditarios y nuevos. La primera clase viene de la sangre y de saberse heredero de algún reino; los principados nuevos se obtienen por vía directa de la proclamación o al añadirse un pueblo al Estado. A su vez, el autor hace notar que dichos pueblos están habituados a vivir bajo cierto régimen o libres. El nuevo príncipe pudo haber adquirido aquel nuevo reino con la ayuda de armas ajenas, propias, gracias a la suerte y en el mejor de los casos, a su valor.

Por otra parte, resulta más difícil conservar un estado nuevo que uno que goza de una tradición familiar en el poder. Un príncipe heredero deberá de ser cuidadoso en no traspasar los parámetros que ha bien funcionaron con sus antecesores y actualizar su mandato con su presente.

Con respecto al los principados mixtos o añadidos a un reino de mayor antigüedad, se apunta la facilidad de conservarse sí se habla la misma lengua y rige la misma providencia. En cambio, sí la nueva adquisición contiene algunas diferencias de lenguaje, pero semejantes costumbres, deberá extinguirse al anterior linaje y no modificar, en lo posible, sus leyes e impuestos. De ésta manera, el cambio de soberano pasará casi imperceptible para los gobernados.

Pero, si el nuevo estado se diferencia en lengua, costumbres y constitución, las dificultades aumentan. Para mantener el poder, Maquiavelo sugiere que el príncipe vaya a radicar al nuevo terreno y que suprima de inmediato cualquier asomo de rebelión o descontento. Las colonias a su vez, son de mucha ayuda para mantener el orden y la vigilancia del nuevo estado adquirido. A sí mismo, el príncipe debe convertirse en jefe y protector de los reinos vecinos –sobre todo de los menos fuertes- para que a la postre, se debiliten los reinos vecinos y poderosos. Maquiavelo pone a los Romanos como ejemplo: de todas las provincias que se adueñaron, las poblaron primero con colonias, no permitieron que los reinos vecinos aumentaran su fuerza y no dejaron que alguna potencia extranjera se instale en las cercanías; sabiamente previeron que alguien poderoso, haciendo alianzas con los menos fuertes, pudiera en un momento dado convocar una rebelión y destronar al creciente imperio. El que ayuda a otro a hacerse poderoso provoca su propia ruina.

El capítulo IV es una revisión analítica de un suceso concreto que lleva al autor, a reflexionar sobre la clase de “asistentes” que un príncipe debe poseer. Los hay de dos tipos: unos que son elegidos por gracia y concesión: su probada lealtad les permite ser escuchados y aconsejan al príncipe a la hora de gobernar y otros, son los asistentes de tipo barones cuyo privilegio resulta sobre todo, del prestigio militar.

El texto, cabe mencionar, está lleno de referencias a sucesos que en ese tiempo acontecían, o de algunos años a su fecha que ilustran la tesis de Maquiavelo, la visión global de las mismas, nos ofrece una notable revisión histórica de aquella época.

El siguiente capítulo, aconseja sobre la manera de gobernar un territorio de ajenas y recientes costumbres. Maquiavelo propone arruinarlos o mudarse a dichos territorios. Así mismo, recomienda permitir o no la conservación de sus leyes previo estudio de la cantidad de enemigos que el nuevo príncipe pueda tener.

Los capítulos VI, VII y VIII hablan de las tres maneras de adquirir un principado: a) por valor y con armas propias, b) por fortuna y armas no propias y c) los que llegan por obra de sus maldades.

De los primeros, el autor advierte sobre los enemigos que tendrá al introducir las leyes que regirán su estado. Es de suponer, que aquellos beneficiados del antiguo régimen tornan perjudicados al entrar el nuevo. Por ello, la oposición es abierta y en tiempos de crisis defienden poco al sistema. El príncipe, debe mantener su carácter – demostrado de sobra pues las armas y los ejércitos usados le eran propias y tendrá el mérito de conquistar aquel territorio y sumarlo a su reino- Habrá que aclarar que también un estado es nuevo por razones internas de donde surgen caudillos que pretendan cambiar el sistema.

En el caso de aquellos que ascienden al principado gracias a la fortuna y a las armas prestadas, Maquiavelo apunta: los estados que se forman de repente no tienen las raíces que le son necesarias para consolidarse. En otras palabras, no es de buen augurio llegar a un reino en condiciones adversas. Los oportunistas que ven coronadas sus expectativas, carecen de la energía y la visión necesaria para mantener un puesto de tales dimensiones.

Finalmente, los que llegan al principado por el uso de la maldad, podrán alcanzar el dominio más nunca la gloria. Sin embargo, no resta agregar que tales hombres de viles decisiones, mantuvieron una actitud temeraria que los llevó a reunir ejércitos tras ejércitos hasta ascender a un título monárquico y lo anterior también es factible. Maquiavelo aprovecha y escribe sobre el equilibrio que debe haber durante los actos de severidad mal usados es decir, los castigos reales.

Un civil puede llegar a un principado de dos maneras; una sería por el uso de la maldad, arriba explicado, y otra por medio

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