El Principe
Enviado por anavillaflores • 22 de Marzo de 2013 • 2.459 Palabras (10 Páginas) • 347 Visitas
“ EL PRINCIPE "
NICOLAS MAQUIAVELO
INTRODUCCION
Maquiavelo durante su vida realizo diferentes labores como; estudioso de historia, literatura y desempeño puestos públicos como diplomático; este último le permitió reflexionar acerca de la inestabilidad de su pueblo, como resultado de su preocupación crea “El Príncipe”.
El Príncipe fue dedicado a Lorenzo el Magnifico quien fuera hijo de Pedro de Médicis, su poderío en la Italia del siglo XVI se encontraba en un esplendor en crisis; donde las provincias Italianas se encontraban en guerras tanto internas como externas sin poder llegar a unirse; el poder se encontraba concentrado entre la Iglesia y las familias poderosas.
CONTENIDO
Existen dos clases de principados: los hereditarios (cuando una familia ha reinado a lo largo del tiempo) o los nuevos (adquiridos por las armas propias o las ajenas, por la suerte o por la virtud).
Es más fácil conservar un estado hereditario, acostumbrado a una dinastía, que uno nuevo, ya que altera el orden establecido por los príncipes anteriores. Un príncipe heredero deberá de ser cuidadoso en no traspasar los parámetros que ha bien funcionaron con sus antecesores y actualizar su mandato con su presente.
Con respecto al los principados mixtos o añadidos a un reino de mayor antigüedad, se apunta la facilidad de conservarse sí se habla la misma lengua y rige la misma providencia. En cambio, sí la nueva adquisición contiene algunas diferencias de lenguaje, pero semejantes costumbres, deberá extinguirse al anterior linaje y no modificar, en lo posible, sus leyes e impuestos. De ésta manera, el cambio de soberano pasará casi imperceptible para los gobernados. Es más fácil conservar un estado hereditario, acostumbrado a una dinastía, que uno nuevo, ya que altera el orden establecido por los príncipes anteriores.
Pero, si el nuevo estado se diferencia en lengua, costumbres y constitución, las dificultades aumentan. Para mantener el poder, Maquiavelo sugiere que el príncipe vaya a radicar al nuevo terreno y que suprima de inmediato cualquier asomo de rebelión o descontento; las colonias a su vez, son de mucha ayuda para mantener el orden y la vigilancia del nuevo estado adquirido.
Maquiavelo aclara que los principados mixtos son los mejores en todo sentido.
Nos hace mención sobre las clases de asistentes que tiene un príncipe debe poseer. Los hay de dos tipos: unos que son elegidos por gracia y concesión: su lealtad les permite ser escuchados y aconsejan al príncipe a la hora de gobernar y otros, son los asistentes de tipo barones cuyo privilegio resulta sobre todo, del prestigio militar.
En este capítulo hace referencia a varios sucesos acontecidos en la época.
Nos hace referencia de que hay tres formas de gobernar un Estado: la primera destruirlo, después radicarse en el y por último dejarlo regir por su leyes, obligarlo a pagar tributo e integrar un gobierno con pocas personas de entre sus mismos ciudadanos. El gobernante que menos confía en la suerte conserva mejor su conquista. Imponer nuevas leyes es difícil y peligroso, por lo que debe hacerse con habilidad. Es fácil convencer al pueblo de algo, pero difícil mantenerlo en la convicción. El príncipe nuevo debe deshacerse de enemigos, conquistar amigos, hacerse amar o temer de los súbditos, hacerse respetar y obedecer por sus ejércitos, disolver milicias infieles, reemplazar antiguas leyes y conservar la amistad de los poderosos. Para conservar el poder, los actos criminales deben ejecutarse de una sola vez para evitar intranquilidad y desconfianza.
Maquiavelo propone arruinarlos o mudarse a dichos territorios, también recomienda permitir o modificar sus leyes.
Los principados nuevos que se adquieren por las armas propias y el talento personal: el príncipe debe mantener su carácter demostrar las armas que le eran propias así conquistara el territorio y lo sumara a su reino.
Maquiavelo advierte sobre los enemigos que tendrá al introducir las leyes que regirán su estado. Aquellos beneficiados del antiguo régimen tornan perjudicados al entrar el nuevo. Por ello, la oposición es abierta y en tiempos de crisis defienden poco al sistema. El príncipe, debe mantener su carácter demostrado de sobra pues las armas y los ejércitos usados le eran propias y tendrá el mérito de conquistar aquel territorio y sumarlo a su reino.
En el caso de aquellos que ascienden al principado gracias a la fortuna y a las armas prestadas, Maquiavelo apunta: los estados que se forman de repente no tienen las raíces que le son necesarias para consolidarse. En otras palabras, no es de buen augurio llegar a un reino en condiciones adversas. Los oportunistas que ven coronadas sus expectativas, carecen de la energía y la visión necesaria para mantener un puesto de tales dimensiones.
Los que llegan al principado por el uso de la maldad, podrán alcanzar el dominio más nunca la gloria. Esos hombres mantuvieron una actitud temeraria que los llevó a reunir ejércitos tras ejércitos hasta ascender a un título monárquico y lo anterior también es factible. Estos lograron un titulo monárquico por su actitud temeraria e imponente.
Maquiavelo aprovecha y escribe sobre el equilibrio que debe haber durante los actos de severidad mal usados es decir, los castigos reales.
El Principado Civil no se necesita del valor o la fortuna sino de una astuta combinación de ambos. De la misma manera, el príncipe civil debe enfrentarse a las necesidades de los grandes con el pueblo, responsable directo de su triunfo. El panorama no es fácil pues el pueblo sólo quiere no ser oprimido y los aristócratas, terratenientes o burgueses etc., no quieren hacer el trabajo del pueblo.
Sin descuidar en lo posible al pueblo, el príncipe, deberá buscar alianzas con los grandes pues son los únicos que pueden organizar una revuelta con tintes revolucionarios. Ahora bien, si el nuevo príncipe llegó al trono gracias al apoyo de los grandes, deberá de conciliares con el pueblo y buscar el afecto de sus nuevos súbditos a fin de que éstos lleguen a sentir una necesidad grandísima de su principado.
Un príncipe es autosuficiente cuando tienen suficientes hombres para armar un gran ejercito capaz de intimidar a los vecinos. Cuando no es el caso, queda amurallar el reino y defenderlo. En caso de ataque, habrá de confiar en la gratitud popular hacía su rey. De ahí la importancia previa de ganarse su confianza y respeto.
También existen los principados eclesiásticos, respecto a los cuales todas las dificultades existen antes de poseerlos, pues se adquieren o por valor o por suerte y se conservan sin el uno ni la otra, dado que se apoyan en antiguas instituciones religiosas que son tan potentes
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