El Rincon De Los Justos
Enviado por michaelmoreira01 • 9 de Octubre de 2013 • 2.258 Palabras (10 Páginas) • 474 Visitas
El libro del Rincón de los Justos es un relato de la vida de varios personajes que recogen sentimientos de amor, de odio y de venganza. Es la historia de un bizco llamado Fuvio que acostumbraba a visitar todas las noches a una mujer que aprovechando la ausencia de su marido para bailar de una manera sensual en el centro de la habitación con el fin de que el mirador la viera a medida de que se sacaba la ropa. Un día el marido de Leopoldina volvió y él se dio cuenta que su mujer en cierto modo ya lo había dejado de querer pues ella se rehusaba a tener relación alguna con Cachón, el marido.
En un bar llamado el rincón de los Justos trabajaba Narcisa Martillo quién era la novia de Sebastián. Las Damas de la Caridad esperaban llevarse algún día a Narcisa para hacerla virgen. El Diablo Ocioso, vendedor que cigarrillos quién acostumbraba siempre a ir al rincón de los justos estaba perdidamente enamorado de la Morán Martillo. Él demostraba que no le importaba el “qué dirán” y se mostraba dispuesto a entregarse por completo a su amor. Su único impedimento era Sebastián. El Diablo, como lo llamaban todos, era sordo pero tan grande era su amor que eso tampoco era un impedimento que lo separara de Narcisa. Un día el decidió declararle su amor, y sin dejarse descubrir su identidad escribió en la pared de la parte posterior del bar un mensaje para Narcisa firmando como Raymundo. Y así fue como lo hizo un par de veces.
En el portón 212 vivía un viejo mal genio llamado Mañalarga. Era odiado por mucha gente, especialmente por Sebastián quien muchas veces tuvo planes para iniciar su asesinato.
Fuvio un tiempo había dejado de ir a visitar a Leopoldina y se había dedicado a trabajar con Cristof, experto en la cuerda floja. Fuvio estaba aprendiendo poco a poco. Cristof hacía los espectáculos en el patio del barrio. Sebastián un día trato de hacer que pierda él su concentramiento con sus gritos e insultos tratando así de que cayera y muriera pero no lo logró.
El joven Avilés quien también guardaba un gran rencor en contra del viejo Mañalarga entró una noche en su habitación mientras todos dormían y prendió fuego. Tan pronto comenzó a incendiarse toda la cabaña Avilés salió y toda la gente trató de apagar el fuego con baldes de agua. Pero luego Avilés quedó muy asombrado de ver fuera de la casa, junto a la puerta observando el incendio a Mañalarga quien no había muerto. Toda la gente, incluyendo a Mañalarga recordó el odio que Sebastián le tenía y así fue como lo creyeron a él el responsable de este incendio.
Un día que Sebastián estaba jugando fútbol, Marcial el hijo de Mañalarga fue y le clavó un cuchillo en su costando tratando de vengarse en nombre de su padre. Sebastián quedó terriblemente herido, perdió mucha sangre por lo que fue necesario que alguien le donara. Fuvio y Cristof a pesar de que reconocían que Sebastián los odiaba, aceptaron donar su sangre para su salvación pero él no lo aceptó ya que esperó recibir solamente la sangre de su amada Narcisa Martillo.
Fueron varias las veces en que Chacón obligó a Leopoldina a acostarse con él. En la última ocasión en que Fuvio fue a verla por el ojo del mirador, Leopoldina se colocó en el centro del cuarto de manera que Fuvio pudiera observarla en su totalidad. Esta vez, ella se desvistió completamente bailando al son de la música. Esto causó gran impresión en Chacón y el inició su persecución a tras de ella, abrazándola y besándola, tratando de recostarla en la cama para que ambos tuvieran relaciones. Chacón lo logró, se recostó encima de Leopoldina sujetándola de manera como si la estuviera crucificando. Fuvio observó todo eso y de manera inesperada entró en la habitación gritando: no! Chacón se paro inmediatamente y lo vio.
Pasó todo esto y Fuvio siguió de ayudante de Cristof. Una mañana en la que estaba practicando sobre el pavimento ocurrió un gran accidente ocasionado por cuatro jóvenes aventureros. Estos jóvenes se la pasaban la vida dando vueltas por la ciudad en su automóvil y fumando marihuana. Uno de ellos era paco, el novio de la más joven de la Damas de la Caridad, a la misma a la qué dejó embarazada y nunca jamás se volvió a asomar.
Ese día los cuatro que ya estaban completamente drogado, habían recorrido ya toda la ciudad de guayaquil, pasearon por el malecón y luego decidieron ir a comer en Matavilela. En ese momento ocurrió el trágico accidente en el que atropellaron a Fuvio y le quitaron la vida.
Finalmente llegó el día en que los habitantes de Matavilela se iban de ahí por órdenes municipales de que desalojaran. Todos se iban a vivir en el Guasmo, un barrio suburbano en el sur de la ciudad. El camión de carga llegó, todo recogieron sus cosas y partieron. El Diablo Sordo finalmente se llevo a Narcisa, Marcial permaneció en la cárcel por intentar matar a Sebastián y los únicos que quedaron en Matavilela fueron Mañalarga y doña Encarnación Sepúlveda la dueña del Rincón de los Justos.
Capítulo III
El niño Avilés penetro en el cuarto de el viejo Mañalarga con la intención de incendiar su casa. Todos estaban dormidos, y Avilés tal como había visto abrir el picaporte a Mañalarga lo hizo el. Marcial no se encontraba allí pues desde que hubo la pelea con Sebastián, él ya no se asomaba más. Llegó el momento en que Avilés prendió fuego en la habitación, el retrocedió y salió a la calle. En el patio, toda la gente estaba asombrada y tratando de apagar las llamas recogiendo agua de la pileta en baldes y arrojándola hacia la puerta abierta de Mañalarga. Sebastián, en medio de las pesadillas que estaba teniendo se despertó y enseguida miró el incendio . En ese momento se comenzó a sentir mal pensando de que alguien le había ganado su idea de incendiar el cuarto de Mañalarga. Mucha gente, se encontraba alegre de lo sucedido en algunos como Erasmo y Cristof pensaron que Sebastián era el responsable de todo esto, por el hecho de que el Sebas odiaba al mal genio de las botellas. Poco después Avilés se sorprendió al ver que Mañalarga estaba de pie observando el fuego en medio de su habitación. Sebastián admitiendo de que todos en reunidos en el patio lo creían a el culpable se sentía tan inocente como culpable.
Estaban el Rulo, Chafo Rodríguez, Carlos Thomas y Paco en un viaje por el malecón fumando marihuana. En un momento la marihuana hace efecto en los hombres y se chocan contra un camión que se cruza en su camino. El chofer de dicho camión murió. Los cuatro hombres pronto se enteraron
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