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El Señor Presidente


Enviado por   •  30 de Junio de 2012  •  2.364 Palabras (10 Páginas)  •  806 Visitas

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• El Señor Presidente.

Esta novela fue concebida como un cuento breve con el objetivo de publicarlo en un diario de Guatemala bajo el nombreLos mendigos políticos en 1923. No se pudo incluir en ese diario y Miguel Ángel Asturias siguió dándole forma aumentando sus páginas y completando el argumento. Pudo influir en su elaboración una tesis sociológica que escribió el autor y por la que fue premiado, El problema social del indio donde reflejaba la situación del pueblo guatemalteco. Esta parece ser la génesis de El Señor Presidente.

El señor Presidente es la novela de la deformación hiperbólica del poder político. Es difícil encontrar en la narrativa hispanoamericana o en la contemporánea una obra que represente de modo tan extraordinario y turbador la maléfica presencia del poder humano absoluto y su aniquiladora influencia.

Pasemos a desmenuzar la obra para analizar los aspectos más importantes.

3.1.Tema y argumento

Es El Señor presidente una novela-denuncia enmarcada en la Guatemala de principios de siglo que pretende ser testimonio de una época. Para acceder al argumento de la novela nos pondremos al tanto de la situación histórica del momento. En 1847, el conservador Rafael Carrera logra separar las “Provincias Unidas de Centro América”, unión formada por El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica. La situación en este momento en Guatemala es de gran inestabilidad debido a la lucha entre liberales y conservadores, el nacionalismo y los golpes de estado. Tras los sueños progresistas de Justo Rufino, en 1898 comienza la presidencia de Manuel Estrada Cabrera. Éste someterá al país a un régimen autoritario y será acusado de crueldades con las clases campesinas y de haber entregado latifundios a extranjeros para su explotación. Finalmente es derrocado en 1920. Cuando se desarrollan los hechos el autor vivía su niñez y adolescencia, el narrador exterioriza el propio sentimiento de Asturias. Señala al respecto Alejandro Lanoël-d´Aussenac: “En ciertos aspectos, el autor ha cumplido el papel de espectador de la raíz u origen de su propio argumento, asumiendo a su manera y en concordancia con lo que ha vivido la función de narrador de los hechos. Ése es su testimonio.”

Esa historia real se fundirá con gran maestría con el tema argumental por lo que podemos hablar del carácter documental del argumento. Las crueldades sufridas por los habitantes de un país latinoamericano bajo una dictadura totalitaria, los abusos de poder, la violencia y el desprecio con las clases más desprotegidas forman el argumento de la novela. Así, harán su aparición la tiranía, las injusticias sociales, la explotación, la violencia y la corrupción del gobierno. El lugar físico donde se desarrolla la novela no es aclarado en ningún momento, pero se deduce que se trata de Guatemala. Ése es el tema expuesto en El Señor Presidente, un alegato a favor de los derechos humanos respaldado por un marco real.

Pero lo que vemos en la novela no es simplemente la historia de una dictadura. Es una demostración de lo que le ocurre al hombre cuando sus relaciones no pueden desarrollarse naturalmente; cuando, para sustituir a la unidad familiar o a la fe religiosa, sólo es posible la adhesión al Esta¬do, que se encarna en la persona de un loco.

3.2. Personajes.

Más que personajes concretos podemos señalar como protagonista importante a la personalidad colectiva, a la sociedad guatemalteca, sumisa frente a la individualidad de Estrada Cabrera. Éste, el Señor Presidente, es la figura central, despótico, tiránico y cruel. Sin embargo, es ésta la novela de la Dictadura más que la de un personaje histórico concreto. La figura del Señor Presidente encarna el poder maligno y perverso en un imperio absoluto y es una fuerza aniquiladora, demoníaca, mortífera, cruel y sanguinaria. El perfil del Señor Presidente es dibujado por la creencia popular pues su fabulación es la que crea esa imagen temible y caricaturesca. Además, se representa vestido de negro y con un rostro des¬carnado semejante a las representaciones populares del demonio. En algunas ocasiones aparece vulgarizado y degradado. El terror provocado por El señor Presidente es la identidad que configura el ambiente psicológico de toda la obra y le otorga su contenido dramático.

Existe una pareja central formada por Camila y Miguel (Miguel Arcángel o Miguel Cara de Ángel), ella es la hija de un general disidente que huye llamado Canales y él es el exprotegido del dictador. Ambos viven una situación dramática, Cara de Ángel por el amor de Camila pierde el favor del tirano. Cara de Ángel, desde el principio de la novela que se abre con el tañer de las campanas, se levantará contra su destino para afirmar su individualidad, pero será vencido.

Alrededor existe una compleja red de personajes secundarios envueltos en historias igualmente trágicas, en general aparecen una veintena de personajes. Todos los personajes conducen el hilo de la narración y son creados por una compleja elaboración, una rotunda descripción de los tipos populares, con su colorido y disparatado lenguaje. A través de los personajes, de su vida, su sufrimiento, sus dichas y esperanzas se va conformando el argumento de la novela y es ése su papel esencial.

La novela nos muestra un mundo de tinieblas que empieza de no¬che, con los mendigos de la ciudad durmiendo al amparo de los soportales; entre ellos hay un idiota, obsesionado por los recuerdos de una madre, respecto a la cual siente una eterna sensación de separa¬ción. El idiota, privado de las luces de la razón, capta, sin embargo, esta verdad subconsciente, y en su nombre mata al coronel José Parrales, poniendo así en movimiento la tortuosa red de críme¬nes que es la conjura. El dictador decide aprovechar esa muer¬te, no para castigar al verdadero responsable de ella, al que por otra parte matará un policía en un exceso de celo, sino para terminar con Eusebio Canales, de quien sospecha que le traiciona. Y el instrumento de la perdición de Canales será Cara de Ángel. Los mendigos son torturados, no para que confiesen la verdad de que el idiota mató a Parrales, sino para que sus palabras confirmen la locura del presidente. Los que no quieran compartir su paranoia como “el Mosco”, serán torturados hasta morir. Una vez eliminado el puntal de lo racional, los habitantes de la novela son víctimas de la sinrazón. Al igual que el idiota, los seres humanos y las cosas han sido separados de la matriz, y por eso se convienen en puros objetos que se usan y luego se tiran.

Ni siquiera los fieles se libran del castigo, ya que el irracionalismo se lleva hasta el mismo absurdo. Uno de los escri¬banos del propio presidente, dócil hasta la estupidez, es apaleado hasta morir por un pequeño desliz. Dentro de este contexto debemos examinar

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