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El conflicto Yugoslavo - Ensayo

milagros verzeroliEnsayo20 de Noviembre de 2018

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El conflicto de la ex Yugoslavia

El objetivo del siguiente informe es analizar la crisis que llevo al desmembramiento de la ex Yugoslavia. Primero se llevara a cabo un recorrido histórico para comprender como surge la República Federativa  Socialista de Yugoslavia, luego se detallaran las sucesivas guerras de independencia de cada una de las repúblicas que formaban parte, también se expondrán ciertos conflictos y disputas que en la actualidad persisten entre los distintos países para finalizar con las posibles medidas a tomar para la paz estable en la región.

"El fanatismo al servicio de la ideología se convirtió en heredero del fanatismo al servicio de la religión. Viene de la necesidad humana de creer y ser fiel y leal a lo Absoluto, hasta el punto de ser intolerante con el otro y con cualquiera que sea diferente". (Slavko Goldstein,2014)

“En realidad ninguna nación en Europa es étnicamente pura. Todas son el producto de mezclas de sucesivas migraciones de diferentes pueblos. La guerra emprendida por Serbia para crear la Gran Serbia es una aplicación lógica del principio étnico. Según éste, todos los serbios fuera de Serbia deben ser incorporados en un solo Estado, de lo contrario la nación Serbia estaría condenada al exterminio. La idea de la nación étnica es, por tanto, una permanente provocación a la guerra. Es una idea que convierte en espías e insurgentes a aquellos que tuvieron la desdicha de vivir por fuera de las fronteras identificadas con su nacionalidad, lo cual, por un lado, invita a su persecución por parte de las otras etnias y, por el otro, a justificar la expansión nacional de los gobiernos a los cuales están étnicamente ligados”( Ivana Acosta Melina,2011)

Luego de la caída del Muro de Berlín, en 1989, tres federaciones, hasta ese entonces existentes, desaparecieron de la cartografía:

La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas la cual se disolvió en 1991 dio origen, con su desaparición, a varios nuevos Estados. Fue seguida por Checoslovaquia que, en enero de 1993, se escindió de manera pacífica en dos nuevos estados, República Checa y Eslovaquia.

La disolución de la federación yugoslava fue más violenta que las anteriores, debido al estallido de viejos conflictos étnicos y religiosos que le dieron pusieron fin a la misma. Las guerras yugoslavas de los años noventa se coronaron como el único conflicto armado de gran envergadura en la Europa de la segunda mitad del siglo XX, siendo los más sangrientos  desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Su evolución y sus consecuencias no solo han afectado a la evolución de la región y su inserción en la esfera política europea, sino que han puesto de manifiesto lo frágiles que pueden resultar ser los mecanismos de convivencia pacífica y de tolerancia cuando lo que se presenta como amenaza no es nada más ni nada menos que el nacionalismo exacerbado de los diferentes grupos étnicos.

Si nos situamos históricamente, observamos que “El conflicto de los Balcanes”, sin embargo, no comenzó tras la caída del bloque soviético, sino que, a lo largo de la historia, se pueden encontrar las causales que llevaron a dicho desenlace. Los Balcanes es una región donde confluyen los diversos grupos étnicos que, además, abrazan diferentes confesiones religiosas.

A principios del siglo XX, los Balcanes han conocido la guerra con todos sus matices. Las Guerras Balcánicas de 1912–1913, antecedente de la Primera Guerra Mundial, estalló por la exacerbación de los nacionalismos, el desarrollo de la industria de armamentista y la puja por el control de los recursos económicos, dentro del marco del sistema de alianzas y del equilibrio de poder que reinaba en la época.

El conflicto en los Balcanes acrecentó el nacionalismo serbio que desafiaba al Imperio Austrohúngaro, ya que pretendía incorporar a su dominio los territorios habitados por eslavos que se encontraban bajo la jurisdicción de Viena. De tal situación es que en junio de 1914, en Sarajevo, capital de Bosnia, un joven serbo-bosnio, perteneciente a la sociedad secreta proserbia “Mano Negra” asesinó al heredero al trono austríaco Francisco Fernando y su esposa, dando origen al estallido de la Primera Guerra Mundial.

Durante la Primera Guerra Mundial, la violencia entre los diversos pueblos balcánicos se mantuvo dentro del marco de este conflicto. Al finalizar la guerra, se creó el “Reino yugoslavo de los serbios, croatas y eslovenos”, bajo régimen serbio. En 1929, El monarca Alejandro I lo transforma en un Estado centralizado que adopta el nombre de Reino de Yugoslavia.

En 1945, ya finalizada la Segunda Guerra Mundial, Yugoslavia es reorganizada como una federación comunista conformada por seis repúblicas más las regiones autónomas de Voivodina y Kosovo. Aun así, “Yugoslavia fue, en gran medida, una creación artificial, surgida de la reorganización del espacio europeo tras la Gran Guerra” (PECHARROMÁN, 2016). La nueva Yugoslavia, ahora federal y gobernada por la Liga de los Comunistas, tenía como líder al mariscal croata Josip Broz Tito, la cara más reconocida de la federación Yugoslava. Fue quien gobernó el “País de los eslavos del sur” de manera coercitiva a la vez que unió las distintas comunidades étnicas y acalló aquellas voces separatistas.

“En este país existe un solo yugoslavo: Tito. Los demás somos serbios, bosnios, croatas, eslovenos, etcétera” (frase)

Con la muerte de Tito, en mayo de 1982, se comenzó a sentir lo que fue el principio del fin. A la muerte de Tito, comenzaron a vislumbrarse profundas crisis económicas y tensiones que dieron pie al inicio de un ciclo que terminaría con la desintegración. La Presidencia colectiva y su mecanismo de rotación de los representantes de cada república, no obtuvo resultado, mientras que el Ejército Popular yugoslavo, con gran mayoría de oficiales serbios, se adjudicaba un creciente protagonismo a la hora de defender la Constitución federal. A finales de la década de los ochenta, las nuevas oleadas de liberalización aportadas a la Europa del Este por la perestroika soviética alcanzaron a Yugoslavia generando un cambio en la organización de la federación, a partir de que los partidos comunistas de las distintas repúblicas llamaron a elecciones pluripartidistas.  

Dado que la Liga Comunista Yugoslava se había dividido, los argumentos nacionalistas encontraron el espacio para resurgir, como un remedio que podía hacerle frente al retroceso económico.

La rama serbia de la Liga Comunista Yugoslava comenzó a tomar decisiones unilaterales. Tanto Kosovo como Voivodina, dos provincias autónomas de Yugoslavia, fueron anexionadas a Serbia.  Esto hizo reaccionar a las otras repúblicas, como fue el caso de Eslovenia. La rama eslovena del LCY canceló su ayuda para las regiones subdesarrolladas de la Federación.

Con el predominio serbio en el gobierno central, y con las presiones que recibía el mismo de parte de Croacia y Eslovenia por conseguir una administración más flexible para sus repúblicas, además de reclamar el derecho de autodeterminación, la crisis yugoslava tomó mayores dimensiones. El gobierno central serbio ignoró dichas presiones, rechazando totalmente la trasformación de  Yugoslavia en una confederación de estados soberanos. Pero las llamadas a la diferenciación étnica no se hicieron esperar.

La movilización nacionalista se convirtió en el arma política que utilizaban los dirigentes yugoslavos basados en una identidad única, la nacional. Las agrupaciones políticas se instauraron como movimientos que evocaban recuerdos del pasado, un pasado histórico que volvía al presente y envolvía a los pueblos bajo los mismos miedos y temores antiguos; se valieron del idioma, la cultura, la historia, la religión y las costumbres para potenciar las distintas identidades étnicas, con el objeto de crear nuevos Estados independientes y proyectar una nueva imagen internacional. El principal catalizador de aquel miedo circundante y del odio fue la información. Los medios de comunicación masiva se convirtieron así en el instrumento ideal para la difusión de los nacionalismos. Cada república apelo al uso de los medios locales, estableciendo un rígido control sobre los mismos.

La incapacidad de los serbios para cohabitar con cualquier otro sistema que no fuese un Estado centralizado y dirigido por los propios serbios, estuvo representado bajo el carácter de Slobodan Milosevic. La propaganda nacionalista que él extendió por toda Yugoslavia penetró en la conciencia de cada serbio como un llamamiento a construir la “Gran Serbia”, que no tardó en transformarse en odio hacia todo aquel que no fuera serbio. El sentimiento de la opresión sufrida por “los otros” y al miedo a sentirse minorías en las repúblicas que intentaban independizarse, llevó a reducir los derechos de las minorías en Serbia y a levantamientos de las “minorías” serbias en las demás repúblicas, como lo fue el caso de Krajina, en Croacia.

El 8 de mayo de 1991, Eslovenia anunció que abandonaría la Federación, efectuándolo el 25 de junio. El 30 de mayo, el Gobierno de Zagreb, en manos de Franjo Tudjman, celebró un referéndum logrando la victoria de los independentistas.

El 25 de junio de 1991, habiéndose dado el fin de un ciclo en las relaciones internacionales con fin de la Guerra Fría y del derrumbamiento del Comunismo en la Unión Soviética y en Europa del Este, Eslovenia y Croacia proclamaron su independencia. Pero Serbia, no aceptando aquella decisión, decidió mantener por la fuerza la unión de los pueblos “eslavos del sur”. El 29 de febrero de 1992, la república de Bosnia-Herzegovina adoptó la misma decisión, pero nuevamente los serbios se opusieron radicalmente a dicha separación de la federación y comenzó una nueva guerra, pero esta, mucho más cruenta y de enormes proporciones que la anterior.

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