El papel de los adolescentes en la escuela
Enviado por Adrián Heras • 1 de Febrero de 2017 • Ensayo • 1.100 Palabras (5 Páginas) • 316 Visitas
El papel de los adolescentes en la escuela
En la escuela, instituto, clase o aula, conviven y se interrelacionan al menos dos culturas diferentes, la de los niños y adolescentes, en definitiva, alumnos (no adultos) y los maestros, profesores, tutores, etc. (adultos). Todo el sentido y valor de la educación en la escuela está mediado por la dicotomía que se establece entre estos dos grupos de personas. Estudiar las relaciones, la manera en la que se comunican, cómo fluye la información, las líneas de poder que se desarrollan en esta estructura es fundamental para comprender bajo qué presupuestos se da el fenómeno educativo. De manera que los contenidos, el conocimiento que se trasmite y que es uno de los objetivos principales de la escuela, quedan supeditados a esta vinculación inexorable.
El profesor Rozitchner (Rozitchner, 2004) llama la atención sobre un fenómeno tristemente habitual en las aulas día a día. La posición de superioridad, el principio de autoridad, en los que se sitúa el profesor le hacen percibir al estudiantado como un grupo inferior, como meros receptores pasivos, sumisos. El profesor que pone en práctica este posicionamiento arroja sobre el alumnado un negatividad que anula sus capacidades intrínsecas. Pero se trata de mucho más que eso. La negación del profesor supone la imposibilidad del alumno de crear con soltura su identidad, de construirse como miembro de una cultura propia, ajena al profesor. Rozitchner se refiere al adolescente pues es este periodo vital cuando surgen febrilmente las exigencias identitarias más fuertes. Y recuerda que el profesor también alguna vez fue un adolescente, por lo que esa cultura, que ahora se le enfrenta, le perteneció alguna vez. Habría que explorar qué hace que el adulto sea incapaz de empatizar (ya por siempre) con el adolescente que alguna vez fue. Descubrir qué hay detrás de esa “amargura y fracaso” (Rozitchner, 2004) que propician el olvido de la experiencia vivida en la adolescencia.
También hay profesores y profesoras que promueven una convivencia horizontal en la que se produce un intercambio de perspectivas e imaginario culturales, y que beneficia el entorno educativo, en parte porque los alumnos pueden experimentar la adolescencia y toda la vorágine de emociones que la acompañan, libremente. Y también porque el profesor puede descubrir una faceta olvidada, de afanosa vitalidad, y salir con ello del frío mundo adulto. Hay que dejar claro que ninguna de las dos culturas, la de la adolescencia y la de la adultez, son puras en sus características. Se habla aquí de un predominio de alguna de ellas en detrimento de otras.
Rozitchner sitúa uno de los problemas fundamentales del fracaso escolar, es decir, en el desprecio y la falta absoluta de confianza y valor que el profesorado tiene con los adolescentes alumnos. La falta de empatía, la convivencia beligerante entre estos dos grupos de personas, impide la realización satisfactoria de la etapa educativa de la adolescencia, pero también la práctica eficaz y realizadora de la profesión educativa. Por lo tanto, no solo está en juego la educación adolescente y su tendencia al fracaso escolar, sino las experiencias de muchos profesores y profesores que intentan llevar a cabo su labor cada día. La distancia abismal que separa ambas culturas actualmente es perjudicial para ambos grupos de personas. Y aunque los profesores son directamente los responsables de menospreciar al alumnado, me pregunto qué provoca ese menosprecio, dónde nace esa especie de resentimiento hacia ellos. La amargura, la infelicidad o la falta de vitalidad del mundo adulto, si es que es eso lo que provoca la distancia y alejamiento de los alumnos, qué origen tiene y a qué responde.
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