El proceso de una palabra

El proceso de una palabra

Actualmente la legitima defensa de un sujeto de derecho se encuentra basada en la practica adecuada y excelente manejo de la oralidad, pues el sistema acusatorio penal requiere de un abogado que al momento de defender a su cliente exprese con las palabras precisas por las cuales su inocencia non debe seguir en tela de juicio.

Es así que un buen defensor se define no por los títulos que en su pared se encuentran exhibidos; sino, por la calidad humana que le de al manejo del proceso que tiene entre sus manos, por la constante lucha que éste emprende para aclarar la inocencia y para no permitir que la aplicación de la justicia sea desigual al delito cometido.

Entonces la cuestión no es saber cuantos abogados ejercen en el mundo sino la calidad de abogados que están en practica de este honorable oficio , de aquellos que no pierden el camino deslumbrados por el dinero o la fama que su nombre ha adquirido sino que recuerdan a la sociedad a la cual pertenecen el por qué gozan de ese reconocimiento, aclaran con su trabajo la razón que los puso en este reconocimiento, y es en este punto donde la calidad y no la cantidad hacen la diferencia.

Volviendo al tema que nos atañe la oralidad no es de manejo actual, nos podemos remontar unos 50 años atrás, donde los juicios eran definidos por el manejo de la palabra, por el uso exacto que tenia el abogado para formular una simple pregunta, para indagar o refutar, y es de esto que depende realmente si una persona es o no juzgada, si se gana o no el titulo de culpable o inocente.

También es preciso aclarar que el éxito de un proceso penal recae en la honestidad que tenga el cliente con su abogado, pues sin este elemento clave la defensa no brindará los resultados finales que se esperan. Es por esto que la confidencialidad es importante, la interpretación y la expresión son quizá, elementos que van unidos para obtener lo que se espera y mas aun cuando las imprecisiones entre los hechos y las declaraciones entre testigos postulan la duda de un jurado que intenta dar un veredicto acertado.

Cuando nos referimos a veredicto se hace referencia directa al fallo de un juez, pero que pasa si ese juez se encuentra igual de confundido al resto de la sociedad, y su imparcialidad puede verse afectada por un juicio de valor previamente realizado con el único fin de responder una serie de preguntas que no tienen respuesta clara, pero si una consecuencia contundente (delito).

El papel que ejercen las partes dentro de este extenuante proceso, sin duda, es baste relevante, una fiscalía cuyo objetivo es demostrar que los cargos que se le imponen al acusado son verídicos, un juez que debe fallar después de un estudio de caso adecuado, un jurado que debe tratar de entender las circunstancias que rodean la situación y un abogado que defiende a capa y espada a un cliente, cuya inocencia no esta confirmada. Es así como inicia toda

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