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Escuelas Normales, El Legado De La Vocación


Enviado por   •  30 de Julio de 2014  •  3.319 Palabras (14 Páginas)  •  330 Visitas

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Introducción

La primera Escuela Normal fue creada en 1842 bajo el gobierno de Manuel Bulnes, con la finalidad de formar profesores con la capacidad de educar a toda una población que estaba a la deriva sin ninguna referencia de conocimiento que alimentara la sed del saber.

Los estudiantes ingresaban a las escuelas normales de manera voluntaria y con el mínimo conocimiento de saber leer y escribir, además de haber completados sus estudios primarios. Al ingresar se sometían a un sistema totalmente ajeno, con una rigidez absoluta y sin ninguna intensión más que educar.

A los profesores formados en las normales se les entregaron todas las herramientas para que su formación fuese completa y a conciencia de la finalidad de ésta, por lo cual es posible destacar la vocación que tuvieron los muchos maestros que fueron formados en estas instituciones.

Es por esto que finalidad de este análisis es entregar cada uno de los detalles en la formación en las escuelas normales, junto con su historia y los incidentes críticos que llevaron a estas instituciones a su fin, para así formar una opinión crítica respecto al tema, destacando principalmente la integridad de los profesores normalistas, junto con su disposición y su perseverancia al educar, poniéndola en contraste con la de los actuales profesores, con su trato y poca empatía hacia los estudiantes.

Ahora podemos preguntarnos ¿será necesarios volver hacia el pasado y delegar la formación docente al antiguo modelo de las Escuelas Normales para mejorar la calidad de la formación de los profesores? dentro de este análisis nos podremos dar cuenta que muchos recuerdan con nostalgia las normales y desean con ansias que este modelo se vuelva a implantar, pero ¿será lo correcto? Sobre todo si tomamos en cuenta que los contextos socioculturales de ambas épocas son totalmente diferentes.

La educación en el siglo XIX

Para entender a gran cabalidad lo que significó la creación de las escuelas normalistas, como medio de formación docente, debemos centrarnos primeramente en el contexto socio-cultural en que se encontraba la educación chilena.

La educación chilena hacia principios y mediados del siglo XIX se encontraba en un importante deterioro, en cuento a la demanda que ésta exigía y la enseñanza que se impartía, como también la motivación que se le debía entregar al alumnado, junto con la falta de masificación y cubrimiento requerido. Además la poca, o prácticamente nula, instrucción docente nos demuestra la débil base que presentaba la educación, esto se demuestra en lo que Amanda Labarca escribió basándose en Barros Arana: “las pocas escuelas eran reguladas por hombres cuya preparación intelectual rara vez pasaba de leer y escribir. Algunos de ellos eran soldados realistas, prisioneros en la guerra de la independencia, mientras otros provenían de filas menos estimables. Se recuerda el proceder de una corte de justicia que, juzgando a un individuo por el delito de robo en una iglesia, lo condenaba a ser maestro de escuela…” , además José Santos Rojas pone en evidencia el saber de los profesores de aquella época: “… de los 25 preceptores que componían el ejercicio, había cinco que leían un poco regular, y tenía el resto lectura intolerable; cuatro tenían letra que se podía mirar, y todos desconocían la parte ortográfica; y por este orden, una gran carencia de todos los ramos que son obligados a enseñar en sus escuelas” . Las falencias existían en aspectos fundamentales como lo son la cantidad y principalmente la calidad de la educación.

También podemos encontrar la falta de cultura hacia lo que es el “proceso de educación” ya que hacia 1942 existían cerca de 50 escuela primarias mixtas, en las que se enseñaba a leer, escribir y rezar, donde asistían un poco más 3.000 estudiantes de 200.000 que estaban en condiciones de asistir. Una posible explicación a esta anomalía es la importancia que se le daba al trabajo por sobre la educación, ya que, según los criterios de aquella época los hijos alcanzando una edad apta para el trabajo (principalmente para producir dinero), no era necesario que “perdieran su tiempo en el estudio” siendo que perfectamente podrían contribuir a la economía del hogar, es ahí donde surge la deserción escolar y es más, muchos niños simplemente no pisan la escuela por el bien de la “economía familiar”.

Si bien a principios del siglo XIX la educación está en una etapa de profunda decadencia, ya a mediados del mismo se comienza a crear una fina corriente cultural que presenta fuertes influencias principalmente Europeas, como también de diversas culturas, donde se destacan diferentes personajes que pasan a ser cruciales en la formación cultural del siglo XIX como el eterno fundador de liceos y colegios, José Joaquín de Mora, el médico Lorenzo Sazié, el naturalista polaco Ignacio Domeyko, el físico y químico francés Claudio Gay, los pintores Mauricio Rugendas y Raymond Monvoisin y, por supuesto, el venezolano icono del hombre ilustrado del siglo XIX, Andrés Bello, sólo por mencionar algunos. Además del primer director de la escuela normal de preceptores el argentino don Domingo Faustino Sarmiento. Es así como la educación chilena toma el primer aliento con la creación de la primera Escuela Normal de Preceptores y la universidad de Chile.

Escuela normal

La primera Escuela Normal de Preceptores se fundó 1849 bajo el gobierno de Manuel Bulnes Prieto, siendo ministro de Justicia e Instrucción Pública don Manuel Montt. Su primer director fue Domingo Faustino Sarmiento, principal impulsor de esta idea. En donde cuyo propósito gubernamental según el ministro Manuel Montt es crear “… una escuela normal para jóvenes adultos y para todos aquellos que quieran dedicarse a la enseñanza, en donde aprendan los métodos y los varios ramos que deberá haber en las escuelas que se confíen a su dirección, y en donde su conducta y principios sean escrupulosamente examinados…” .Los objetivos de la Esuela Normal fueron de mejorar la educación y dotar a los futuros pedagogos de una cultura general sólida durante los seis años de humanidades que los instruían como educadores, además de crear “maestros idóneos y de conocida moralidad, y mediante métodos fáciles, claros y uniformes, que ahorrando tiempo y dificultades, la hagan extensiva a todas las clases de la sociedad”. Para este efecto, se requería “un establecimiento central en que se formen los preceptores, se estudien y aprendan los métodos y se preparen y practiquen las reformas necesarias para la mejora de la enseñanza” . Además la formación de profesores debía ser en torno a los lineamientos de desarrollar “idoneidad” y “moralidad”, identificándose

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