Feminicidio

¿…Y EL FEMINICIDIO ESTADO?

Pérez Lome Raest

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Introducción

La violencia contra la mujer es una condición que se ha dado desde hace varios siglos, el hecho de mirar a la mujer como inferior ya tiene una carga cultural. En ese sentido la violencia que se suscita contra las mujeres se ha dado en un contexto no solo cultural, sino que también tiene que ver con la cuestión social (pobreza- marginación), política (relaciones de poder- dominación) e incluso económica (condicionante en la percepción de un gasto). Pero lo que realmente es preocupante es que se asesine a las mujeres por el simple hecho de serlo, me refiero al feminicidio , que es la expresión más fuerte de violencia contra las mujeres. Desde esta tesitura el objetivo que guía el presente trabajo es definir claramente qué es el feminicidio y las causas de esté.

¿Qué es el feminicidio?

La respuesta a esta interrogante es compleja, se puede decir de una forma sencilla que es darle muerte a una mujer por el simple hecho de serlo. Para Arteaga la violencia asesina contra las mujeres está suscrita por su condición genérica. Por su parte Russell la define como crímenes perpetrados hacía las mujeres por el simple hecho de serlo.

Una de las condicionantes de la opresión es la misma sumisión de la que es víctima la mujer, hasta hace poco las mujeres no tenían oportunidad de ser parte de los espacios de toma de decisiones, que eran exclusivos para los hombres. Si se han ido modificando las condiciones de poder- dominación hacia las mujeres es precisamente porque se han logrado integrar a partir de la lucha por conquistar sus derechos políticos, económicos y sociales. Sin embargo el hecho de que las mujeres se involucren en asuntos del Estado, también, ha propiciado el odio de los hombres, porque se sienten intimidados o desplazados.

Las relaciones entre hombres y mujeres se han ido modificando.

El feminicidio no se entiende como un hecho aislado y cerrado en sí mismo: debe ser analizado en el contexto de los entramados sociales y en el proceso cada vez más profundo de construcción de una subjetividad femenina (una construcción de sí). Dicha construcción, como apunta Touraine (2006), irrumpe en las formas tradicionales a través de las cuales hombres y mujeres se relacionan, y funciona como un detonador que explicaría en gran parte el incremento de la violencia contra las mujeres. De esta forma, los feminicidios, y la violencia que los acompaña, no son sólo la expresión de una crisis (social, económica o de valores) sino una respuesta al proceso de construcción de las mujeres como sujetos (Arteaga, 2010: 6).

Como diría Garita la violencia contra las mujeres ha sido de diferentes maneras, en su vida social, ya sea por la discriminación que pueda llegar a sufrir; política porque no se le permita participar, por ejemplo con el voto (hasta mediados del siglo XX obtuvo este derecho) o económica al percibir un menor salario que el hombre por el mismo trabajo. Ante esta situación los sistemas de justicia han respondido ya sea desde la incomprensión por la cuestión de la carga cultural patriarcal, por misoginia que prevalece en la sociedad, por la excesiva burocratización de los procedimientos legales, por las dificultades para investigar las complejas y crueles modalidades de esta violencia, hasta la imposibilidad de establecer una caracterización de los responsables.

Jane Caputi definió el feminicidio como el “asesinato de mujeres realizado por hombres motivado por odio, desprecio, placer o un sentido de propiedad de la mujer”. Según Lagarde el feminicidio es el crimen de odio contra las mujeres, así como las formas de violencia que, en ocasiones, concluyen en

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