Formación Profesional Docente. Nuevos Enfoques

Cuando algunas personas ejercen la docencia, por alguna circunstancia, casi de manera espontánea, surgen pensamientos y quizá se puedan catalogar como autocríticas, en los cuales se preguntan, cuál es mi función?, acaso estoy cumpliendo a cabalidad mi rol y mi labor?, y estas interrogantes surgen precisamente porque este término abarca muchas cosas y responsabilidades a la vez, y en el día a día, van brotando, de manera que se realice un paréntesis y surja esa disyuntiva que pudiera llegar hasta el punto de dar paso a una decisión, seguir o no seguir.

Los autores Bromberg, Kirsanov y Puente, (2008) en esta obra, nos muestran una visión muy clara que ayuda a entender la situación planteada en las líneas anteriores. En primer lugar la clave está en cuál es la definición que nosotros mismos le damos a la docencia, porque si no sabemos definirla, ya el conflicto empieza a nacer dentro de cada quien. Es un oficio que relaciona conocimientos y habilidades sin capacitación?, es un trabajo que implica retribución normalmente y ejercicio de la profesión?, o acaso un empleo como mero vinculo laboral?, o siendo plenamente objetivos podemos reconocer que es una profesión que comprende formación acreditada, conducta ética, sensibilidad y responsabilidad social?, en todo caso es interesante buscar esa respuesta y discutirla con otros protagonistas de la docencia.

Los autores en esta obra mencionan el documento de debate de la Ley de Educación y entre la cita existen unas líneas innegables para este análisis, que dicen”… en la educación, el actor clave es el docente, se requieren políticas integrales que conlleven, calidad de la formación inicial y continua, condiciones de trabajo y un modelo de carrera para su desarrollo profesional”. Estas condiciones mencionadas, al ser desarrolladas cabalmente en el docente en formación, le instruyen y clarifican al mismo tiempo los dos pilares fundamentales, como son: La formación disciplinar, que acerca al que aprende a una información cierta y actualizada, y la formación pedagógica como transposición didáctica y sintetizadora de las distintas variables, por lo tanto, la idea es lograr el punto de intersección y equilibrio para obtener de esta manera el nivel de profesionalidad del docente.

Conforme con esto, surgen de inmediato y de manera imperiosa, la definición de las tres dimensiones en el rol profesional, a saber: El área de la relación docente – alumno, que abarca el nivel aula y aprendizaje y por ende la relación del docente con el alumno y con su grupo, seguidamente el área de la relaciones institucionales, que establece la necesaria relación del docente con otros docentes o colegas, directivos, y todo el resto del personal que labora allí y con los cuales se hacen vida en el trajinar de las jornadas laborales, Luego una tercera área, que corresponde a las relaciones sociales – comunitarias, imprescindible tener claro este punto, pues es la conexión y pertenencia a una comunidad que responde de manera natural a modelos culturales, tradiciones, valores,

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