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“HIJOS DE LA POSMODERNIDAD”


Enviado por   •  29 de Noviembre de 2015  •  Documentos de Investigación  •  5.114 Palabras (21 Páginas)  •  936 Visitas

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“HIJOS DE LA POSMODERNIDAD”

Autor: Eugenio Magdaleno 


Estamos viviendo en plena posmodernidad. El desencanto, el aburrimiento, la soledad, el deslumbre del consumo, el relativismo
ético, el sabernos escasamente solidarios, el hedonismo, lo light caracterizan esta etapa. Estamos en plena cultura de la satisfacción y del goce. Hoy pareciera que todos nos sentimos identificados con la posmodernidad, somos "adictos dependientes" de ella. 
De la modernidad a la Posmodernidad. 


Más que una ideología, la posmodernidad es un sentimiento, un estilo de vida. Se la denomina "la era del vacío", en la que se da la falta de horizontes y de motivaciones. El desencanto no se limita a consumo de lo material, toca el arte, a la fe y a la razón. 
Si hablamos de posmodernidad es porque hubo una modernidad. La modernidad, que es el proceso social, científico y técnico que ha creado el mundo del progreso, del desarrollo y de la producción de bienes, se inició junto a los grandes descubrimientos: Se reafirmó con las ideas de la revolución francesa y en nuestro siglo, en especial en las décadas del 60 y 70, llegó a su culmen. 
La modernidad se caracterizó por la fe en el progreso. El hombre eficiente y productor era el paradigma de la modernidad, se creía que la ciencia avanzaba hacia la verdad. 


La posmodernidad es algo más que la etapa que sigue a la modernidad; Es la expresión de decepción, desentenderse de la época anterior. La posmodernidad ha hecho entrar en crisis todo el credo modernista. 
La postura posmoderna se trata de un desencanto frente al proyecto de la modernidad. 
Es difícil determinar el nacimiento de la posmodernidad. Se puede hacer frente a fenómenos sociales, culturales y económicos que han permitido a la posmodernidad afirmarse y crear su identidad: la revolución de la electrónica. Frente a las computadoras, y a las máquinas los chicos de hoy en día se sienten como en su casa. Estamos en la era posindustrial. 
El mundo de la comunicación no sólo ha contribuido al nacimiento de la posmodernidad sino que le añade contenido y le da forma. 


Perfil del hombre posmoderno: 
Apología del sexo: el sexo polariza el goce de nuestra sociedad. En pocas décadas la moral de la sexualidad ha sufrido transformaciones inimaginables, el consumo del sexo se ha intensificado y su fin es el placer. Se ha confundido el placer con la alegría. La sobre sexualidad contemporánea golpea a adultos, jóvenes y adolescentes por igual. Podríamos decir que también a los niños (hay todo un lenguaje juvenil sexual). Una de las causales de la proliferación del sexo inmediato, sin responsabilidad, ni compromiso han sido las vidas de ciertos ídolos musicales y el contenido de sus canciones. 


La "religión" del consumo: Otra característica del perfil de la posmodernidad es la fiebre del consumo. Vivimos en la filosofía del hipermercado: mira, compra, usa, tira y vuelve a comprar. Los motivos de las compras no son tanto las necesidades vitales, sino los reclamos de la moda, de estar al día. 
Dentro de esta "religi
ón" del consumo hay que ubicar la multiplicidad de fiestas, bailes, viajes de egresados, cumpleaños en discotecas. Además consumimos sonidos, imágenes; el mismo zappinge, el cetro para elegir y consumir a gusto. A esta civilización del bienestar consumista, Enrique Rojas la denomina:"la enfermedad de la abundancia" (tener todo lo material y haber reducido al mínimo lo espiritual). 
Liberaci
ón sin fronteras: La nota identificadora de la época es que "todo se puede". No hay límites; los límites los marca el deseo. El hombre debe romper todas las fronteras y vivir a su medida. La felicidad se da cuando "se puede hacer lo que se quiere". 
El hombre inconsistente, "light": En la nutrición están de moda las bajas calorías, el bajo colesterol, el sin azúcar. Está de moda la idolatría de la corporalidad, guardar la forma, suprimir arrugas, broncearse, relajarse, mantenerse delgado. Para el posmoderno la felicidad para por la justa dosis de higiene, deporte, estética, dieta y control mental. 
Pero los posmodernos no somos solo light en lo corporal, lo somos en el campo de los valores: cuesta empeñar la palabra y darle un valor definitivo. Somos amigos de lo provisorio y hay mucha falta de compromiso (por ejemplo con el matrimonio). 
En el hombre light se dan los siguientes ingredientes: pensamiento débil, convicciones sin firmeza; su ideología el pragmatismo, su norma de conducta, la vigencia social, lo que está de moda; su moral, repleta de neutralidad, falta de compromiso. 
Masificación y gregarismo: Se da no sólo por la monotónica arquitectura de nuestra megalópolis, sino también por la cantidad de gente que deambula por nuestras ciudades. Peor donde la masificación y el gregarismo se pintan con relieve es en el estilo de vida de los jóvenes, no siendo ajenos los adultos: todos visten de la misma forma; tararean o cantan las mismas canciones; ingieren bebidas similares, en horario cronométricamente exactos. 
Pesan mucho los amigos, muchas veces tienen más poder de decisión que la propia familia. "Hay que seguir lo que se lleva, te dañe o no". Aquí podríamos mencionar el drama de las bulimias y de las anorexias. En este mundo de la patota (que no tiene clase social) es difícil ser un yo con decisión propia. Parecería que el joven posmoderno al estar arraigado en un grupo estuviera exento de la soledad. La soledad lleva a la angustia y ésta desemboca en una "huida": droga, violencia o suicidio. 

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