TU HIJO TU ESPEJO
Enviado por Npcg • 4 de Septiembre de 2012 • 1.429 Palabras (6 Páginas) • 1.003 Visitas
Según Martha Alicia Chávez, autora de Tu hijo, tu espejo, nuestros hijos son un reflejo nuestro, para lo bueno y para lo malo.
Hay padres que proyectan en sus hijos sus propias frustraciones y se enojan e incluso rompen la comunicación con ellos si no estudian la carrera que el padre o la madre desea. Esto puede ser porque quieren que sus hijos hagan lo que ellos no pudieron hacer en su juventud.
Hay madres que envidian a sus hijas cuando éstas comienzan a verse atractivas y a salir con muchachos o hacer cosas que ellas no pudieron hacer de jóvenes.
Otros padres proyectan sobre sus hijos su enojo cuando gastan tiempo o dinero en ellos y piensan que los niños no lo agradecen lo suficiente. Dice Chávez que cuando una se convierte en madre, adquiere la responsabilidad de proveer al niño de todo lo que necesita sin esperar nada a cambio.
Habla también de la importancia de dar amor incondicional a los hijos, lo cual no significa permitirles que hagan lo que quieran, ni que te falten al respeto, pero sí comunicarles mediante palabras y acciones que los quieres pase lo que pase. Esto es algo importantísimo para que crezcan con auto-estima.
Con respecto al hijo "difícil" que parece siempre existir en la familia en la que hay al menos dos hermanos, la autora explica que a menudo es el que más enseñanzas proporciona a sus padres y además, suele ser el más sano de la familia, a nivel emocional.
Para que una madre o un padre pueda corregir cualquier actitud negativa hacia un hijo, dice la autora en el libro, lo primero es reconocerlo. No es fácil para una madre admitir a otra persona que a veces envidia a quienes no tienen hijos, o que sueña con unas vacaciones sola. Pero si no se lo reconoce a sí misma, difícilmente podrá modificar su comportamiento.
El libro tu hijo, tu espejo es muy interesante, refleja la situación en la relación padre- hijos para empezar todos tenemos una parte oculta que reprimimos durante alguna etapa de nuestra vida disfrazándola y reduciendo así la ansiedad, existen mecanismos de defensa como la proyección que es el proceso de atribuir a otros lo que nos pertenece esto puede ser cosas buenas o malas de nosotros mismos todo lo que vemos en las otras personas (rasgos, necesidad , sentimientos, carencias, bondad, etc.) solamente es un reflejo de uno mismo, escomo un espejo.
Sin embargo otro mecanismo de defensa es la negación donde siempre ocultamos la realidad o simplemente no la aceptamos, porque tenemos el rechazo de la sociedad y los reprimimos para ser aceptados por los que nos rodean, así también los niños con necesidades educativas especiales son mal vistos en nuestra sociedad no son aceptados por tener alguna discapacidad pero por el simple hecho de ser humanos tienen los derechos que las personas normales, estos niños necesitan una atención especial para poder destacar al máximo sus habilidades.
Para poder afrontar la realidad debemos aceptar el cambio y si es posible aceptar ayuda si necesitamos de esta dejar a un lado el miedo y la comodidad porque si estamos viviendo el problema y no lo reconocemos por decisiones drásticas o difícil es no habrá solución para esto por ejemplo si la hija le dice a su madre que su padrastro está abusando sexualmente de ella y la madre no hace caso aunque tenga pruebas clarísimas no está afrontando el problema.
Así la proyección es una forma que hacemos inconscientemente ya que la función del inconsciente es protegernos y resguardar de todo aquello que es difícil o doloroso de enfrentar así como es el cofre de tesoros no descubiertos.
La autora hace mención (Chávez, 2002) de dos clases de hijos el hijo oasis (el que parece que ya nació formado y educado, es responsable de sus problemas) es el hijo que la mayoría de los padres ponen de ejemplo en todos los hogares, y el hijo maestro (es aquel que nos hace madurar, crecer y aprender porque lidiamos con él y buscamos ayuda para poder entenderlo) pero el hijo difícil es el más sano de la familia.
Cuando nosotros somos pequeños los padres deciden por nosotros como debemos comportarnos, como hablar, como comer, como vestirnos, etc. pero cuando
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