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Tu Hijo Tu Espejo


Enviado por   •  31 de Enero de 2014  •  1.992 Palabras (8 Páginas)  •  459 Visitas

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Tu hijo, tu espejo

Sinopsis

Se dice que los hijos son el vivo retrato de los padres, muchas actitudes que caracterizan la personalidad de nosotros como padres se encuentran ocultos frente a los ojos de nuestros hijos aun que a veces ellos no quieran ver ni aceptar la realidad de lo que está pasando y uno de los principales problemas es cuando yo como papá pretendo que mi hijo sea igual que yo. Inculcamos inconscientemente una personalidad que no les gusta a los hijos inculcamos sus deseos, pasiones, aficiones, actitudes, gustos, creencias y muchas cosas más.

Tal vez será que nos acostumbramos a que hagan lo que nosotros como padres queremos, porque desde pequeños les imponemos todo como el solo comer dulces una vez por semana, como vestirse e incluso a que jugar y a que no, con quien juntarse, como comportarse en frente de la gente, que decir y qué no decir, entonces cuando ellos crecen ese mando va disminuyendo ya que van madurando y son capaces de escoger como vivir, cuales serán sus amistades, que hablar y que no hablar, en que creer. Y es ahí cuando como papas no entendemos que ya no son los mismos de hace 19 años, es ahí entonces cuando comienzan los conflictos, se puede decir que de forma inconsciente, los hijos no son iguales a nosotros los padres nos parecemos en algunas cosas pero jamás en todo. Pues todos somos individuos únicos e irrepetibles, pero el darnos cuenta contribuye a transformar sentimientos de rechazo, rencor y su consecuente culpa, que pueden resultar devastadores, facilitando el paso al único sentimiento que sana, une y transforma, el amor.

Tu hijo Tu espejo

Tenemos una parte oculta en la relación padres e hijos. Varias facetas de los padres proyectadas de manera inconsciente en la vida de los hijos

La parte oculta usando mecanismos de defensa (3)

La proyección, la negación y la formación.

Todos utilizamos mecanismos de defensa, la proyección no solo aparece en un sentido negativo, de manera que todo eso que te gusta de otra persona es también una proyección de los aspectos bellos y sanos de uno mismo.

Lo primero que necesitas hacer, si quieres cambiar algo, es salir de la negación, ya que es imposible manejar lo que no aceptas ni reconoces.

Todos crecimos y aprendimos que cometer un error es vergonzoso, así como tener un problema y no saber enfrentarlo o necesitar ayuda lo vemos y calificamos como ignorancia, debilidad que preferimos ocultarlo para no sentirnos tontos, débiles o ignorantes, aprendemos a reprimirnos, negarnos para ser aceptados por quienes nos rodean.

En ocasiones lo que negamos no son realidades que están sucediendo si no sentimientos o necesidades que por cualquier razón no podemos afrontar. Decimos entonces cosas como “claro que no me molesta, no me duele, no me importa”

Para seguir sosteniéndonos en la negación hacemos cosas como justificar, evadir o descalificar la fuente que nos esta informando.

De forma inconsciente proyectamos a nuestros hijos, de nuestras expectativas, frustraciones, conflictos, los hubiera, necesidades.

La autora nos hace referencia a dos tipos de hijos que normalmente encuentra en la mayoría de familias (p. 22). El hijo “oasis” es aquel que se auto educa, autoforma casi casi por el solo, que es muy fácil ser padre de este hijo y el hijo “maestro” es el que nos hace madurar, crecer, aprender, para buscar la forma de lidiar con el a ve ces pensamos que esta mal, pero no pues ellos nos han obligado a buscar, aprender, y las búsquedas siempre conducen a algo, con frecuencia el hijo difícil (maestro) es el mas sano de la familia.

Yo no pude hacerlo, hazlo tú por mí. (p. 25).

Nuestros hijos no son nuestros, no nos pertenecen, les podemos dar amor pero no nuestros pensamientos, pues ellos tienen pensamientos propios.

Con frecuencia los padres creemos que somos demasiado viejos para intentar algo, o que no es correcto gastar tanto dinero en nosotros mismos; entonces, sin ser conscientes de que esa es la razón mostramos fuerte interés para que nuestros hijos hagan o aprendan ciertas cosas. Así, simbólicamente llenamos a través de ellos ese espacio vació en nuestras vidas.

La insatisfacción con la propia vida, la represión y la frustración de los más profundos deseos y aspiraciones son algunos de los más importantes factores que conducen a la felicidad y a la enfermedad emocional.

Con frecuencia se encuentra problema a la hora de elección de carrera en los jóvenes afecta profundamente a los padres, a los hijos y la relación entre ambos.

Curar la propia historia le corresponde a cada quien y siempre hay formas de hacerlo, esto se puede hacer reconcíliate con tu propia historia y deja libres a tus hijos para vivir la suya, desarrollando sus propios talentos y cumpliendo el propósito para el cual están aquí.

Nos comenta que el lenguaje verbal ocupa sólo el 20% de la comunicación y el lenguaje no verbal constituye el 80% (tonos de voz, gestos, mirada, respiración, posturas y movimientos corporales. (p. 52). Por otra parte comenta que nuestro lenguaje no verbal surge directamente de nuestro inconsciente y no está bajo nuestro control, ni siquiera nos damos cuenta de el; por lo tanto siempre mostrara nuestra verdad mas profunda.

En ocasiones hay hijos que reclaman a sus padres que no lo quieren, cuando pasa eso es que el hijo esta percibiendo algo (p. 54).No lo dice por nada, tal ves no precisamente no lo aman sino más bien que hay un grado de rechazo hacia él y lo percibe.

El hijo sobreprotegido crece débil, demandante, dependiente, inseguro, sin tolerancia a las frustraciones y tormentas de la vida, ignorando su propio potencial por que nunca le han permitido conocerlo y mucho menos utilizarlo; no lo han dejado desarrollar músculos psicológicos, le han allanado demasiado el camino, le han facilitado demasiado la vida y con la sobreprotección le han dado el mensaje implícito: “Tu no puedes, por eso lo hago yo por ti” (p. 59).

El hijo sobreprotegido puede llegar a manifestar conductas antisociales como exigir, mentir, robar y

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