“ILUSIÓN ROTA Y REY CAÍDO; la generación dorada que no brilló con luz propia”
Enviado por J Saldaña • 25 de Noviembre de 2020 • Síntesis • 2.055 Palabras (9 Páginas) • 70 Visitas
“ILUSIÓN ROTA Y REY CAÍDO; la generación dorada que no brilló con luz propia”
Saldaña Terán, Diego
Era el 12 de Octubre de 1997, la generación del noventa recuerda con una actitud revanchista aquel apocalíptico día del futbol peruano. La rojita caracterizada por su poca gentileza; bellaca selección que llego al mundial de Francia 98 liderada por Marcelo Salas. Aquella fatídica noche, aquel triste episodio, aquel mal recuerdo y ligero trauma deportivo. Aquello que en la voz chilena de tan grande poeta de puño y letra diría: “Perú está escribiendo los versos más tristes esta noche”. Los nuestros lucharon como “guerreros”; fueron acaso los noventa y tres minutos más dolorosos del futbol peruano; nuestra ilusión se “rompió” cuando el juez vestido de negro toco el pitazo final, su nombre Marcio Rezende, brasileño de nacionalidad, fue quizás el tercer protagonista de aquella trágica noche. Su traje parecía ser tan formal como aquel invitado a una fiesta de gala, y realmente lo era para los mapochinos; sin embargo del otro lado del gramado, su vestimenta representaba el luto de un hincha peruano que no paraba de llorar.
Pasaron diecisiete años, la rojita linda decían en los diferentes rincones de una línea de Sudamérica; endulzados, apasionados, embelesados sureños, con su ánimo desbordante. Chile nunca gano nada, pero al parecer el Dios Mapuche Ngünechen le tenía algo preparado; fantasía demente y atolondrada, once disque semidioses que pondrían los “dedos” y la “farsa”, objetivo común entre ellos; para la mentalidad chilena, en la guerra, el amor, y el futbol; todo se vale.
Algunos de los protagonistas de aquella selección dorada se denominaban así mismo como "¿Rey Arturo?", "¿Niño Maravilla?", "¿Mago?", “¿Comando?"... qué manera de alucinar y endiosar. Un rey con mucho alcohol, o mejor llamémosle Dios, quizás esa connotación le cause mayor agrado… y si de dioses se habla, quizás con Dionisio termino embriagado.
Aquella selección mapochina también gozaba en sus filas de “Un niño maravilla” y un “Mago”, quizás algunos de sus trucos de magia sirvieron para llevarse fraudulentamente algunos partidos. Cuanta magia roja, o quizás mejor sea decirle negra. Roja fue la sangre con la que se manchó la histórica camiseta celeste de once guerreros uruguayos, porque hablar de la Copa América 2015, es hablar del dedo en la llaga en Uruguay. Futbolista o proctólogo se preguntaba todo el continente americano, un dedo lleno de malicia y ambición; el primer objetivo se había logrado.
Pérfida y maliciosa actitud chilena, genero la ira del periodista peruano Augusto Thorndike quien arremetió contra la rojita, afirmando lo siguiente: “… la gloria no se compra, eso se ve en la cancha y ustedes no tienen honor, llévense su trofeo, pero el futbol no se compra, la gloria en el futbol se gana en la cancha, y Latinoamérica a ustedes lo ven con vergüenza…”
Una ruleta rusa definió su primera histórica coronación; endiosada con un título que para ellos los ubicaba en lo más alto del futbol mundial. El mejor jugador del mundo también tenía derecho de llorar, “la generación dorada” había roto con los sueños albicelestes; pero la ilusión, la pasión y el revanchismo argentino nunca se detuvo.
Pasaron trescientos sesenta y cinco días, el centenario de la copa América se celebraba en Norteamérica, dos viejos conocidos se encontraron cara a cara, aquella generación dorada chilena, debía demostrar una vez más porque eran los campeones de América. Aquella noche no hubo un mago chileno, pero si un genio argentino que froto la lámpara, “la rojita” lloro sangre. Chile no entiende de humildad, ni respeto; se seguía sintiendo el más grande de América, era pues la gran monarquía chilena, con su intrépido monarca el Rey Arturo, quien con sus pseudas palabras expreso: “La Copa América que ganamos en Chile la tenemos que defender en 2019. No es justo, juegan otros equipos, es otra cosa. Es una locura todo."
El fútbol no conoce de lógica, y la historia no define el curso del deporte rey; una vez más después de veinte días del primer enfrentamiento entre los rojos y los albicelestes, ambos debían enfrentarse en una nueva final. Por primera vez Sudamérica se unió en un solo aliento, cada corazón sudamericano de norte a sur, de occidente a oriente pálpito cada toque sutil y fino de Argentina. Sin embargo ninguna de las dos escuadras se hizo daño; el pitazo del réferi brasileño Héber Lopes señalaba que el campeón se definiría en la tanda de los penales, o hay que llamarle mejor la “ruleta rusa” como anteriormente ya lo había hecho, porque el primer error puede definir el final de la gloria. Y efectivamente aquel primer fatídico penal, resolvió el final del sueño albiceleste. Haber dejado llorando dos veces a Messi, fue para la rojita muestra de su supremacía.
Dos años de gloria y supremacía; “junten miedo, que el 2017 es mío”, afirmó el Rey Arturo Vidal, quien ya se sentía inmortalizado en el futbol sudamericano y mundial. Tras el génesis de la eliminatoria, la roja empezó a despertar pasiones, pero a la vez rencores. Se pronunciaban nuevamente deseosos de gloria mezclada de una fuerte soberbia; todos saben que hay un rey que no tiene miedo atrancar con la cabeza porque esa corona la sostiene un país entero, hoy miramos a ese niño maravilla y recordamos ese penal que lo transformo en leyenda, hoy el más potente delantero del mundo sabe que hay un pitbull esperándolo en nuestra área, pero lo más importante es que hoy todos saben que nuestros bicampeones nunca paran de luchar, es así como Chile manifestaba su fuerza, su soberbia.
Soberbia roja, y sus once hombres de batalla. Para los peruanos cada partido con los chilenos es como estar en el centro de la guerra, y por suerte del destino tenemos un “Guerrero”; y aunque no triunfamos aquel día, Chile confirmo con una repugnante frase (“Respeten aquí paso el campeón de América”) porque se ganaron el titulo de los más odiados de Sudamérica, es la corona que mejor le queda a la mal llamada “rojita linda”.
La eliminatoria sudamericana no conoce de cenicientas, Bolivia y Venezuela lo dejaron de ser hace algunos años. Retrospectivamente podemos recordar aquella histórica goleada en la Paz a la Argentina dirigida por Maradona, y a una Venezuela que es capaz de sacar un punto en Buenos Aires y tres en Asunción. Bolivia tuvo altura con los mapochinos en Santiago, y tras el empate, nuevamente el protagonista oficial de la monarquía chilena, el Rey Arturo manifestaba que los altiplánicos estaban felices de haberle sacado un punto al campeón de América. Pero el final de la generación dorada chilena estaba punto de empezar. Toda acción tiene sus respectivas consecuencias, los sureños obtuvieron los puntos en mesa tras el fallo del TAS; peruanos y chilenos se mostraron beneficiados en un primer momento; la eliminatoria nuevamente tenía a ocho equipos luchando su clasificación.
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