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Interaccion Social Y Vida Cotidiana


Enviado por   •  6 de Marzo de 2014  •  5.644 Palabras (23 Páginas)  •  1.457 Visitas

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UNIDAD Nº2 :

1. La Sociedad como objeto de estudio de la Sociología. Evolución y tipos de sociedades. Estructura y función de la sociedad. La interacción social, base de la experiencia social.

2. Socialización. La importancia de la experiencia social. El proceso de socialización. Agentes de socialización. La socialización y el ciclo vital. Resocialización: las organizaciones totales.

3. a) Interacción social. Status y roles. Las funciones sociales.

b) Grupos y asociaciones. Grupos y organizaciones. Instituciones Sociales.

4. Desviación, delito y control. Desviación y control. Teorías sobre el delito. Por qué necesitamos que haya conductas desviadas: la teoría funcionalista. La conducta desviada desde la teoría del conflicto.

PUNTO 3 : a) Interacción social. Status y roles. Las funciones sociales.

INTERACCIÓN SOCIAL Y VIDA COTIDIANA

Este capítulo lo vamos a dedicar a analizar ejemplos este tipo, tomados de la vida cotidiana. Empezaremos introduciendo algunos conceptos fundamentales que nos servirán para explorar la interacción social en la vida cotidiana. A continuación, veremos cómo a partir de lo que llamamos la interacción cara a cara, vamos construyendo la realidad que nos rodea. Por supuesto (y el lector perspicaz ya lo habrá advertido), tendremos en cuenta la perspectiva de género.

El concepto central de este capítulo es el de interacción social, que podemos definir como el proceso según el cual una persona actúa y reacciona en relación a otras personas siguiendo unas pautas preestablecidas culturalmente. La interacción social nos permite crear y recrear la realidad que percibimos. En nuestra vida cotidiana estamos continuamente interactuando con otras personas, pero no de cualquier modo, sino, como veremos inmediatamente, según unas pautas sociales determinadas.

Estructura social: un mapa de la vida cotidiana

Las estructuras sociales permiten a los miembros de una sociedad dar sentido a las situaciones en las que se ven inmersos todos los días. Si esto es así, ¿cuáles son, entonces, los elementos básicos de nuestra vida cotidiana?

Estatus

Un elemento básico de la estructura social es el estatus, que hace referencia a la posición social que ocupa un individuo y que los demás reconocen. En el lenguaje común, estatus es sinónimo de prestigio. Decimos, por ejemplo, que el director de un banco tiene más estatus que el empleado que nos atiende en la ventanilla. En sociología, el estatus no es sinónimo de prestigio. El estatus hace referencia a una posición social, esto es, a las responsabilidades, privilegios y expectativas que acompañan a esa posición. Ciertamente, podemos decir que hay posiciones que confieren más poder y prestigio a las personas que las ocupan, pero no podemos, sin más, identificar estatus con prestigio. Dado que un estatus implica unas responsabilidades, unos privilegios y una serie de expectativas, el estatus que tiene una persona nos va a decir mucho sobre cómo va a actuar esa persona en un determinado contexto social. Por ejemplo, al entrar en la consulta del médico, podemos anticipar con bastante precisión y con poca probabilidad de equivocamos, cómo va a actuar el médico durante la consulta. En la universidad, el profesor y los alumnos tienen estatus distintos, que implican responsabilidades distintas. Por eso difícilmente nos equivocaremos si anticipamos que va a ser un profesor y no un alumno o un miembro del personal administrativo quien va a dar la clase. El estatus nos dice quiénes y qué somos en relación a otras personas y, consecuentemente, qué es lo que esperan esas otras personas de nosotros. El estatus que ocupamos en una determinada relación social nos confiere entonces una identidad social (tenemos la identidad, y esperamos que otros la reconozcan, de médico o paciente, o de profesor o alumno). La ocupación o profesión de una persona es una parte muy importante de su identidad social. Cuando nos presentan a alguien, el nombre nos importa poco. Nos importa más saber a qué se dedica esa persona. Incluso después de jubilarse, la profesión que uno tenía en la vida activa sigue siendo importante para identificar mejor a esa persona.

Conjunto de estatus

Toda persona ocupa más de una posición social en cualquier momento de su vida. Con el término conjunto de esta tus hacemos referencia a todos los estatus o posiciones sociales que tiene u ocupa una persona en un periodo de tiempo determinado. Una niña tiene el estatus de hija en relación a sus padres, de amiga en relación a sus compañeras de clase, de hermana en relación a sus hermanos, o de delantera en relación al resto de los miembros de su equipo de fútbol. También, a lo largo del ciclo vital, las posiciones sociales que ocupa una persona cambian necesariamente. Un niño pasa a ser un adulto, 1 estudiante se convierte en un abogado, un soltero puede terminar convertido en marido y padre, o separado o viudo al cabo de los años. Al vinculamos a una organización o al encontrar trabajo aumentamos el número de posiciones sociales que nos toca desempeñar y, muy posiblemente, perdemos o renunciamos a otras tantas posiciones sociales.

En resumen, las personas ocupan y desocupan muchas posiciones sociales a lo largo de su vida.

Estatus adscritos y estatus adquiridos

Una distinción básica en sociología es la de estatus adscrito y estatus adquirido. El estatus adscrito es la posición social que, para bien o para mal, ocupa una persona al nacer o se le adjudica independientemente de voluntad. Por ejemplo, uno nace blanco o negro, hombre o mujer, es una persona «normal» o tiene una minusvalía. Estas son cuestiones sobre las que el individuo no puede elegir.

El término opuesto es el de estatus adquirido, que la posición social que, para bien o para mal, una persona adquiere por sus propios esfuerzos. Uno adquiere el estatus de estudiante universitario, de deportista olímpico, de esposo, de programador informático o de ladrón profesional. En todos estos ejemplos, el individuo ha elegido (con mayor o menor grado de libertad) el estatus que ocupa. Por supuesto, en la vida real, el estatus que termina teniendo una persona no sólo es el resultado de sus esfuerzos personales, sino también de otros factores sobre los que esa persona no ha tenido influencia alguna, como el género, la familia de origen, la raza, etc. Por decirlo en otras palabras, el estatus adscrito de las personas determina en mayor o menor medida (y según el tipo de sociedad) el estatus que esa persona puede llegar a conseguir en virtud de su esfuerzo personal. Las personas de raza, edad, o sexo «adecuado» tienen más probabilidad de realizar sus aspiraciones que las que tienen o han nacido con las características opuestas. Las políticas de igualdad

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