Juicios Orales Y Problemas En méxico
Enviado por Bono1971 • 26 de Enero de 2012 • 3.536 Palabras (15 Páginas) • 1.324 Visitas
Sin duda, varias de las percepciones públicas acerca de la justicia penal
mexicana son válidas: la atención al público en agencias de Ministerio Público
es lenta, burocrática, e ineficiente. Ir a denunciar equivale a depositar
la denuncia en una caja negra. La mayoría de los delincuentes son atrapados
en flagrancia. El sistema es perfecto para sancionar al miserable pero
torpe para localizar y sancionar al delincuente sofisticado. Finalmente, la
defensoría de oficio es una institución delgada y débil frente al poder de
la procuraduría.
En efecto, podemos resumir en dos los problemas generales que desde
hace tiempo hacen de México el territorio dócil para la peor combinación
de los males posibles en un sistema penal: violación sistemática de derechos
e impunidad casi total.
La violación rutinaria de derechos humanos en el proceso penal mexicano
se manifiesta en la carencia sistemática de abogados defensores preparados
y efectivos, en la permisión de abusos de poder por parte de agentes
de ministerio público, en la casi total ausencia de escrutinio de los jueces
sobre el trabajo de la policía y ministerios públicos, sumándose a esto el
perverso endoso por parte de la Suprema Corte, que con varias de sus
decisiones ha terminado por borrar del derecho mexicano parte importante
de la herencia del debido proceso1. Por otro lado, en términos de la magnitud
que alcanza la impunidad, este es un país donde el juicio penal es la
única ruta posible hacia la punición estatal, y donde sin embargo, sólo uno
de cada 100 delitos desembocan en juicio. La incapacidad de la policía y
procuradurías en el “combate a la delincuencia” significa que el sistema no
sabe cómo investigar y consignar ante los jueces penales cualquier actividad
criminal compleja: abuso sexual, violación, secuestro, tráfico de menores,
crimen organizado, homicidio intencional, son sólo algunos de los ejemplos
donde la sociedad civil recientemente ha puesto el dedo en la llaga.
1 Dos ejemplos sirvan de muestra:
“pero si una confesión es
obtenida mediante golpes, y ésta se
encuentra corroborada con otros
datos que la hacen verosímil, no por la
actitud de los elementos de la policía
se deberá poner en libertad a un
responsable que confesó plenamente su
intervención…” (Semanario Judicial de la
Federación versión CD ROM: IUS 2002,
Tesis VI, 2º. J/346). O “la sola detención
arbitraria no es suficiente para
estimar que la confesión rendida ante
Ministerio Público... fue bajo un estado
psicológico anormal producido
por la violencia…” (Semanario Judicial de
la Federación versión CD ROM: FIUS 2002,
Tesis VI, 2º. J/109). Otros muchos ejemplos
se encuentran disponibles en esta fuente.
¿Cuáles
son los alcances
del juicio oral
ante los problemas
del proceso penal
en México?
2
¿CUÁLES SON LOS ALCANCES DEL JUICIO ORAL PARA RESOLVER LOS PROBLEMAS DEL PROCESO PENAL EN MÉXICO?
Frente a este problema dual, la propuesta más conocida es la propuesta
del Presidente Fox, enviada en marzo de 2004 al Congreso.2 La iniciativa
presidencial propone crear juicios orales, eficientes y públicos, para sustituir
al anquilosado sistema del grueso expediente legal cosido, redactado
por el secretario.
Este ensayo sirve al propósito de imaginar un sistema de justicia alternativo
al nuestro y, al mismo tiempo, evaluar los alcances reformistas de la propuesta
presidencial ante el Congreso. La primera sección contrasta la operación
de nuestro sistema de justicia penal con aquél ya en práctica en
Temuco, Chile y que, sin duda, representa la reforma penal más exitosa de
la región latinoamericana. Esta comparación se sintetiza en una tabla. El
documento termina con la evaluación de la propuesta presidencial identificando
los retos para lograr la reforma deseada.
Para algunos observadores, el sistema de justicia penal mexicano es, a grandes
rasgos, un procedimiento centrado en el papel, incapaz de defender o
acusar apropiadamente a los acusados, donde no hay jamás alguna interacción
directa entre el juez y los acusados. Parece haber solamente interacciones
mediatizadas por el papel entre los acusados y algunos funcionarios del juzgado.
Las enormes pilas de papel cosido a fuerza de hilo, y taladro, que llamamos
expedientes, revelan que los casos son procedimientos aparentemente
insustanciales, torpemente organizados y sedientos de la tecnología
judicial moderna.
Es difícil reconocer los juzgados penales locales mexicanos como tales
a primera vista. Ninguna de las imágenes que tenemos de una corte empatan
con lo que se ve en ellos y parecen más bien una oficina burocrática
cualquiera. Computadoras nuevas se ubican junto a viejas máquinas de
escribir utilizadas para producir copias al carbón de documentos. El sonido
de las viejas impresoras de matriz de punto se mezcla con la radio que
escuchan algunos empleados. Aunque parece haber una enorme cantidad
de movimiento en el juzgado, que en realidad es una oficina, mucho de esto
no parece estar relacionado con el proceso de la justicia. No es raro ver
empleados comiendo en su escritorio, comprando a un vendedor ambulante
o boleándose los zapatos mientras los acusados permanecen observando,
desde la lejana reja de prácticas, las espaldas de los empleados y del
propio juez que atienden su caso. Nada parece comunicar la dignidad y el
sentido de que algún proceso importante está ocurriendo.
En la opinión de algunos expertos, los juicios orales realizados en la ciudad
de Temuco, Chile son una cita puntual entre los jueces de sentencia,
la fiscalía, la defensa y sus respectivos testigos en un espacio adecuado
para sostener una audiencia pública. Y la observación permite confirmar
El juzgado
penal mexicano
2 Antes y después del envío
de la iniciativa presidencial, otros
partidos políticos, e incluso la propia
Presidencia, habían enviado
iniciativas con propósitos similares.
Todas las propuestas merecen una
discusión y análisis técnico
profundo, y quizás el método más
eficiente consista
...