Justicia Injusta

JUSTICIA INJUSTA

Comúnmente hemos escuchado términos como: mentira, engaño, simulación. Términos utilizados para la denominación de algunos actos realizados por las personas con el único fin de perjudicar a los demás, usando todo tipo de artimañas para lograr su cometido.

Pero en el ámbito jurídico estos términos adquieren tres significados: vicio de la voluntad en los actos jurídicos, elemento de imputabilidad en el incumplimiento de obligaciones, o calificación psicológica exigida como integrante del delito civil o agravante del delito penal.

Es aquí en donde entra a tallar el derecho como órgano regulador del vicio de consentimiento en los actos jurídicos. Para el derecho en sí, todo artificio, astucia, trampa, maniobra o maquinación que se emplea para conseguir la ejecución de un acto es denominado “DOLO”. El dolo es toda aserción de lo que es falso o la disimulación de lo que es verdadero.

El dolo invalida el consentimiento cuando los engaños usados por uno de los contratantes, son tales que sin ellos el otro no se habría realizado la contratación.

El dolo es además toda maniobra de las que se vale una de las partes pertenecientes al acto, para obtener la voluntad positiva de la otra parte trabando así su consentimiento, para de esta manera concluir un acto o contrato en beneficio de sus propios intereses, sin importarle los prejuicios que le puede causar a la parte que actuó con buena fe.

Siendo el dolo un tema de importante relevancia para el derecho y la administración de justicia citamos un artículo de Alfredo Bullard en el cual deja al descubierto como funciona nuestro sistema jurídico entorno al dolo. “Su cliente se reunió con un juez que iba a resolver su caso. Sin el menor empacho, el juez le pidió una cantidad por resolver favorablemente: “Usted me da el dinero y en una semana lo notifico con la sentencia”. La persona accedió pero estaba preocupado de desembolsar el dinero y que luego el juez no cumpliera con su promesa. Ante ello sugirió lo siguiente: “Que le parece si usted notifica la sentencia y entonces yo le doy el dinero”. El juez dibujó en su rostro aquella indignación generada por un insulto. “¡Por favor, señor! ¡Estamos entre caballeros!”.”

He aquí la indignación y a la vez el siguiente cuestionamiento sobre ¿EXISTIRÁ JUSTICIA EN EL PAÍS? Y si existe ¿ES UNA JUSTICIA INJUSTA O UNA INJUSTICIA JUSTA?, tantas interrogantes sin respuesta, dejando tantos cabos sueltos entorno a esta gran bola de estambre con la que nuestras autoridades juegan día tras día.

El incidente planteado muestra la gravedad del problema: muchos de sus protagonistas no son conscientes de lo que son. Siendo el colmo del cinismo y la inmoralidad que reclaman como moral su propia inmoralidad. Apreciamos un ambiente que inicia en la corrupción hasta el punto de hacerla ver como ignorancia, mercados de favores, escasez de recursos y capacitación, el Poder Judicial convierte la justicia en su antónimo.

A pesar de esta controversia no podemos juzgar a todos del mismo modo, es por ello que resaltamos a Enrique Mendoza, presidente del Poder Judicial, quien hace esfuerzos sobrehumanos para resolver un problema eterno porque no recordamos en el pasado su origen y no imaginamos en el futuro su solución. Admiro la heroicidad de aquellos buenos jueces que tienen que luchar contra todo para ser honestos, porque en el mundo de la corrupción y la ignorancia, la honestidad y el conocimiento son considerados pecados.

Lo

...