LICENCIADO EN EDUCACION

Posiblemente, ni en mis más recónditos y sensatos pensamientos, esos que espontáneamente aparecen cada tanto en mi mente para carcomerme la banalidad que suele abundar en ella, creí ponerme a escribir algo sobre Carlos Monsiváis. No me pregunten el porqué, tan sólo jamás me llamó la atención investigar sobre él, por lo tanto, no tenía mucho, por no decir “tirándole a nada” que decir sobre ésta personalidad mexicana. Probablemente mi cuasi aberración a la política y cualquier tema que tenga que ver con ello me impidió inconscientemente buscar información alguna, tomándolo en cuenta simplemente como un periodista de renombre y con una opinión que más de uno escuchaba atentamente y tomaba siempre en cuenta.

El sábado todo México estaba al tanto del suceso: murió un gran literato mexicano, el cronista-ensayista, el revolucionario, el amante de los gatos. Y no sólo en nuestro país se dio a conocer el suceso, si no a nivel Latinoamérica: uno de los máximos representantes de la literatura contemporánea en México había fallecido. Personalidades de diferentes áreas asistieron al homenaje de cuerpo presente que se le realizó, por todos lados se bombardeó con respecto a su vida y su obra, a sus aportes, a sus hechos y a sus opiniones. A pesar de ello, seguía sin tener idea de quien fue.

Indagando en el insólito mundo alterno que representa el Internet, hallaba un poco de lo mismo: la noticia de su fallecimiento apareciendo infinidad de veces en la casi interminable lista de “resultados de búsqueda realizados” por el muy fiel para todos Google. Totalmente insatisfecha y frustrada por ello, traté, después de leer una biografía del escritor, una nueva búsqueda: escritos realizados por él. Siendo inexistentes, o al menos eso percibí, algún libro en formato electrónico de Monsiváis, me decidí por leer artículos realizados por él. Y, admito, me sorprend

...