La Chacha Del 2000
Enviado por razorxx4 • 14 de Enero de 2013 • 5.325 Palabras (22 Páginas) • 1.106 Visitas
EDUCACIÓN FÍSICA:
¿LA CHACHA DEL 2.000 EN LA EDUCACIÓN PRIMARIA?
Enrique Rivera Garcia
Carmen Trigueros Cervantes (*)
Aunque la norma recoge un nuevo estatus académico para la Educa¬ción Física al conferirle rango de área curricular y un horario lectivo prefi¬jado para los diferentes ciclos de la Educación Primaria, no ha consegui¬do, sin embargo, abandonar el catálogo de las denominadas áreas chacha o marías. Y esto es así porque la propia administración, desde mati¬ces discriminatorios, y los propios docentes, desde posiciones ignorantes siguen mirando la materia como instrumento de liberación o catarsis que poco más puede hacer para que nuestros alumnos y alumnas asuman su cuerpo, evolucionen junto a él y sepan utilizarlo en conjunción con el resto de capacidades que conforman sus personalidades.
En la jerga estudiantil, menos marías y más fundamentales.
Esperanza Aguirre, Ministra de Educación.
El contexto
¿Por qué «la chacha»? Porque ese era el cariñoso apelativo que en los años 60 se otorgaba, al menos en nuestro pueblo, a la chica que se ocupaba de las labores domésticas en las casas de las familias acomodadas; una persona que en muchos casos vivía con la familia para la que trabajaba, y que poco a poco, con el paso del tiempo, se convertía en una figura entraña¬ble dentro del entorno familiar. De forma ca¬llada, día a día, realizaba el trabajo sucio del hogar, aquel que nadie quiere realizar pero que raramente se reconoce, salvo cuando por causas mayores la chacha deja de desempe¬ñarlo. En definitiva, era como de la familia; así se la presentaba a las visitas, pero a la hora de comer, su sitio estaba en la cocina.
Sin pretender generalizar, tenemos la sensación de que la Educación Física se ajusta bastante bien al retrato metafórico de la chacha en un significativo número de centros de Educación Primaria. El maestro o la maestra especialistas, siempre y cuando no haya otra labor más importante que hacer en el centro, han relevado a sus compañeros y compañeras (los señoresde la casa), de una de las tareas menos deseada y valorada por la mayoría de ellos, tener que impartir la gimnasia; ha pasado a formar parte de la gran familia educativa, pero mucho nos tememos, que manteniendo un estatus secundario dentro del organigrama de prioridades. En definitiva, seguimos perteneciendo a las cocinas pedagógicas, con el reconocimiento formal que torga la ley, pero muy lejos de alcanzar el estatus real que ocupan las áreas instrumentales del currículum.
¿Podemos decir que la Educación Física está consolidada en Primaria? Si nos atenemos a la versión oficial de la administración educativa y aten¬diendo a los parámetros que se manejan desde las esferas del poder (pre¬sencia generalizada en los centros públicos de especialistas para el área y reconocimiento de un espacio horario para su impartición en cada uno de los tres ciclos de la etapa), no debiéramos tener reparos en sumarnos al discur¬so de la administración cuando habla de la plena generalización de la ense¬ñanza del área en los colegios públicos. ¿Realmente es cierto este discurso? ¿Podemos olvidarnos de los viejos fantasmas de un área entendida comomaría? ¿Ha cambiado la percepción de los padres, profesores, alumnos y clase dirigente hacia la Educación Física? ¿Se identifican las necesidades específicas que demanda, y se trata de cubrirlas? Estos y otros muchos inte¬rrogantes son los que nos hemos planteado desde la investigación que tene¬mos abierta.
Para intentar dar respuesta a los interrogantes anteriores, nos parecía importante cruzar a la otra orilla (la que ocupan el resto de maestros y maes¬tras en los centros) y ver si desde allí la perspectiva que se nos ofrece de la realidad de la Educación Física en los centros de Educación Primaria coinci¬de con la nuestra. Aprovechando el marco de una investigación sobre «Eva¬luación de la elaboración y desarrollo de los Proyectos de Centro en centros de Enseñanza Primaria'», entrevistamos a los equipos pedagógicos de trein¬ta centros de dos provincias andaluzas, para sondear la opinión del profeso¬rado que no tiene una relación directa con el área, especialmente la de aque¬llos que ejercen tareas de dirección y gestión en los centros. Queríamos reco¬ger de sus respuestas las percepciones y creencias que tienen sobre el área, y así poder realizar una ajustada visión de la realidad que estábamos estu¬diando, comparando la vista obtenida desde las dos orillas.
En primer lugar nos planteamos identificar los problemas de organiza¬ción y funcionamiento que plantea la incorporación del área de Educación Física en los centros de Educación Primaria. Debemos tener presente que aspectos como la necesidad de organizar horarios específicos rompen la di¬námica habitual del tutor o de la tutora en el aula; la utilización prioritaria de espacios, que anteriormente eran considerados comunes, o la simple reivin¬dicación de presupuesto económico para dotar de recursos didácticos a la Educación Física, obligan a una necesaria adaptación de toda la estructura organizativa de la escuela.
En segundo lugar, queríamos valorar las ventajas e inconvenientes que suscita la presencia del especialista en los centros. En una primera imagen, parece que la figura del especialista ha veni-do a descargar a los claustros de un área poco apetecible de impartir, pero, a la vez, supone la entrada de un elemento extraño que entra a competir, en un sentido sano, con la figura del tutor o tutora del aula por el afecto y la estima de los alumnos y alumnas.
Como tercer objetivo, entendíamos que había que intentar hacer explícitas las creen¬cias y valores de los claustros ante la incor¬poración del área en los centros de Primaria. Externamente podría parecer que, como por arte de magia, de la noche a la mañana, la Educación Física ha pasado de ser un espa¬cio de desahogo y recreación para los alum¬nos y alumnas, y en algunos casos para el profesorado, a un área fundamen¬tal para el desarrollo y educación integral del alumnado. ¿Realmente esto es así?
Tiempos y espacios para el área de Educación Física
Imaginemos por un instante que el normal desarrollo de las clases del centro escolar de nuestros hijos o hijas dependiera de la climatología; que ante un día lluvioso, o de excesivo calor o intenso frío, la docencia tuviera que ser sustituida por otra actividad alternativa, o mandar a los niños y niñas a sus casas. Con toda probabilidad, ante el panorama descrito diríamos que eso sólo sería posible si estuviéramos ejerciendo una labor misionera en un país de los llamados del tercer mundo. Asombrémonos, porque esto es
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